Gimnasia le ganó la serie a Libertad 4 a 2
Campeón por primera vez
Pablo Mondú fue el goleador del ganador; mientras que Roberto López lo fue en Libertad y el partido, con 22 puntos.

Gimnasia de Comodoro Rivadavia se consagró por primera vez en su historia campeón de la Liga Nacional básquetbol al derrotar, en la serie final a Libertad de Sunchales por 4 a 2. Su laborioso éxito frente a los santafesinos por 84 a 80 en el partido quizás más equilibrado de la serie dio rienda suelta a los festejos de una ciudad que vivió el camino de Gimnasia como nunca antes en los dieciséis años de historia dentro de la competencia, según el sitio Webasquetball.

Ante todo fue un partido que dignificó la Serie y donde Gimnasia se terminó llevando la victoria y el título de manera merecida en el balance final; pero Libertad, si es que sirve de consuelo por estas horas para su gente, dio absolutamente todo y al final de cuentas también terminó dejando una buena imagen nada más que con jugar en su nivel dos partidos sobre seis no le alcanzó.

De todas maneras esta serie entre ambos otra vez deja en claro que los playoffs constituyen una historia muy diferente al resto del torneo y en ese sentido Gimnasia le sacó un largo trecho al resto de los siete contrincantes. Por eso es un digno campeón ya que fue capaz de estar en el lugar y en el momento indicados.

El partido

Casi por obligación habrá que referirse al partido. Gimnasia arrancó apostando a la pintura y consiguiendo réditos con Scales y Romero mientras que las incursiones de Moldú por el juego interior sirvieron para intensificar el planteo. Libertad no hizo las cosas muy diferentes y se valió de movida con las combinaciones entre Ginóbili y López, que le reportaron 17/19 puntos en el primer cuarto.

Gimnasia comenzó a tomar diferencias en el segundo con los dos bombazos de Cocha tal que le permitió tomar una luz de doce y trece puntos (33-21 y 45-32) capitalizando con éxito algunas pérdidas.

Pero el principal mérito de Libertad fue no abatirse aún en el peor momento y si algo lo tenía con esperanza firme era que Gimnasia otra vez estaba acumulando demasiadas faltas y que esto le podría jugar a su favor.

Cuando comenzó el tercero Libertad se colocó a seis (50-44) pero dos triples de Festa elevaron otra vez la diferencia a doce (58-46) y otro de Masieri, más una conversión de Scales producto de una corrida, dejaron arriba a Gimnasia por una máxima de diecisiete (63-46).

En ese momento surgió Cavaco con tres bombazos a la vez que Libertad intensificó exitosamente su defensa para cerrar a cuatro y encarar el último capítulo con expectativas.

El tramo decisivo

A partir de ese momento el partido se transformó en una consecución de rachas. Libertad llegó a colocarse a dos (65-63), Gimnasia volvió a escaparse a once (74-63) hasta que finalmente a falta de tres minutos Libertad salió a jugarse a suerte y verdad.

Un triple de Cavaco y un doble de Benítez lo dejaron a cuatro (74-70) pero dos libres fallidos por Roberto López (79-75) a falta de un minuto parecieron ser el quiebre.

No obstante, hubo más. Con un libre de Romero, Gimnasia se fue a cinco (80-75) a 43 segundos, Ginóbili anotó dos libres (80-77), Masieri respondió (82-77) hasta que Benítez aportó un lanzamiento lejano (82-80) pero con la necesidad de forzar la falta.

Gimnasia jugó con inteligencia y le dejó la bola a Cocha, quien debió ser fouleado y sus dos libres le pusieron punto final al partido. Después llegó el festejo, las lágrimas y los abrazos. El largo camino de Gimnasia rumbo al título había terminado. Este 1º de junio de 2006 seguramente quedará en la historia de la institución.

La fiesta comodorense

La noche no fue tan larga, pero sí intensa. Tal vez, la energía gastada en las dos horas que duró el partido le quitó fuerzas a los comodorenses que coparon las calles de la ciudad, pero no alargaron el festejo hasta la madrugada.

Ni bien se definió el partido, todos se prendieron en la celebración con los jugadores. Cocha, emocionado por su primer festejo liguero, se quedó tres minutos tirado en el suelo como incrédulo de lo que había logrado. Lo rodearon hinchas, compañeros y un enorme Sepo Ginóbili, que aguardó hasta que terminara de festejar para felicitarlo.

Una vez que acabó la fiesta en el Socios, ésta se trasladó a las calles de la ciudad. Miles de autos coparon la costanera y los bocinazos alargaron el ruido ensordecedor que hubo en el estadio. El centro de la ciudad también fue epicentro de la alegría: los fanáticos llegaron con vinchas y banderas para celebrar lo que tardó 17 años en llegar.

El plantel no perdió la chance de festejar. Junto a sus familias y amigos, se juntaron en una de las confiterías clásicas de la ciudad. Esa celebración sí se extendió hasta bien entrada la noche. No era para menos.

Duró y un festejo merecido

Tras la derrota con Boca ante Atenas en 2003, luego de ir 2 a 0 arriba, el estigma había quedado sobre Fernando Duró. Todo pasa, dicen algunos.

Y para el técnico de Gimnasia, evidentemente, este triunfo le quitó la espina de aquella final perdida. "Volví a la Liga para ser campeón, por suerte se me dio", contó emocionado tras el triunfo y el título.

Fue una gran temporada para el entrenador. Hubo dudas en el arranque cuando Gimnasia deambulaba en el fondo de la tabla. Pero la ciudad entera confió en su proyecto, los jugadores también. La actitud de Leandro Masieri de no ir al Juego de las Estrellas para quedarse a entrenar ante el mal momento, fue el primer síntoma de que todo podía cambiar.

Allí, el director técnico logró su primer acierto: cortó a Lamont Roland, que jugaba bien pero aportaba poco en conjunto, y trajo a Charles Jones.

El ex NBA comenzó muy individualista, pero lograron ensamblarlo y terminó siendo clave. Apuesta ganada. Pasar a Gabriel Cocha de base fue otro logro. El Negro recuperó el nivel de sus mejores años y terminó siendo la gran figura.

La última gran apuesta de Duró fue traer de urgencia a Diego Romero ante la ausencia de Ruperto Herrera. Había dicho que no haría cambios, pero la caída en Sunchales en el quinto juego, le mostró que el poco personal le jugaría en contra. Supo cambiar a tiempo y la presencia de Romero terminó resultando fundamental.

Todo pasa. Todo llega. Para Fernando Duró fue en poco tiempo la revancha. Hace tres años se había ido derrotado. Hoy, le toca festejar.