Una ocasión siempre propicia
Eduardo España: memorias de un Puma "65
En medio de las tareas relacionadas a su condición de productor ganadero, el ex rugbier de Duendes Rugby Club aceptó gustoso el diálogo con El Litoral.

César Miño

El entorno es placentero: proyecta el inequívoco olor a campo, en un contexto donde la naturaleza prima por doquier. Por ende, sin quererlo, resulta ideal para contemporizar el diálogo con un hombre que disfruta de ese hábitat, mucho más allá de su condición de productor ganadero.

Se trata del rosarino Eduardo España, uno de los integrantes del mítico Seleccionado Argentino de Rugby que en 1965 concretó la memorable gira por Sudáfrica, dando origen a uno de los nombres propios del deporte nacional: Los Pumas.

Cuarenta y un años después...

Ineludiblemente, como cada vez que tenemos la ocasión de dialogar con alguno de ellos, surge el recuerdo indeleble de aquella gesta incomparable.

"Todo esto se dio gracias a una circunstancia de vida, que hizo que tuviésemos la fortuna de formar parte del grupo que determinó el nacimiento de Los Pumas. Aquellos meses inolvidables fueron la simiente que permite que hoy disfrutemos de un presente muy importante: no sólo por tener un seleccionado que está entre los mejores del mundo, sino por la realidad que hoy denota el rugby en nuestro país", señala con un dejo de modestia inevitable.

Inmediatamente, asevera orgulloso que "el rugby se metió en sitios donde hace algunos años era impensado que podía acceder; se multiplicó a lo largo y a lo ancho del inmenso territorio argentino.

Después efectúa una especie de parangón entre pasado y presente: "En la década del sesenta, hablar de este deporte era algo reservado para cierta elite de la sociedad argentina. En cambio, hoy nos encontramos con un deporte instalado también en zonas muy humildes, a las cuales sin lugar a dudas, proyecta un aporte inconmensurable".

El sello argentino

En la continuidad del gratísimo diálogo, Eduardo recuerda algo que siempre señalan sus pares: "los galeses eran mineros, los franceses carniceros.... Argentina era el único sitio donde los rugbiers eran profesionales, estudiantes o prósperos empresarios".

Al analizar la gran popularización vivenciada en el país, asevera: "La masificación conlleva también algunos inconvenientes. Como conseguir la cantidad de gente necesaria que posea la capacidad de enseñar rugby con el peso específico de las vivencias propias. Los clubes han crecido tanto, que cada vez necesitan más del esfuerzo de quienes para hacerlo dejan varias cosas de lado para entregar muchas horas al deporte que tanto aman..."

Después, el ex Puma afirma que "el argentino que se dedica al deporte, por lo general es un deportista cabal, desde el aspecto que se lo analice. Entrega lo mejor de sí, sin esperar casi nada a cambio, ya que las ayudas que generalmente recibe, son ínfimas. Los ejemplos sobran, no sólo en el rugby; sino también en el hockey, el básquetbol y tantas otras disciplinas individuales o colectivas, que están en primerísimo nivel internacional, pura y exclusivamente por esfuerzo propio".

Con gesto adusto, repite lo que tantas veces escuchamos de parte de quienes saben fehacientemente lo que el deporte representa para una sociedad: "Ojalá logremos que algún día, algún gobierno de este país entienda que lo que se pueda aportar en materia deportiva, no es un gasto, sino una inversión; y de un valor muy difícil de calcular".

La problemática actual

Lógicamente, no podía estar ausente en la charla la delicada situación (ahora en vías de solución) por la que atraviesa la relación entre Los Pumas y la conducción de la Unión Argentina de Rugby.

"Durante años hemos discutido en la Argentina sobre si el rugby debía ser profesional o amateur. Evidentemente, si queremos seguir ocupando el sitial que actualmente ostentamos, al profesionalismo hay que respetarlo. Creo que la gente que está discutiendo esto es lo suficientemente capaz como para llegar a feliz término (Richard Handley fue su compañero en Los Pumas). Los jugadores, en la reciente serie internacional, dieron muestras cabales de que para ellos el conflicto está muy distante de los campos de juego. Una vez más, todos y cada uno de ellos, mostraron su real valía internacional".

A continuación, España reafirma esa especie de precepto ancestral: "Está absolutamente claro que llegar a Los Pumas es el ideal máximo que persigue todo jugador en este país; desde nuestras épocas hasta las actuales, pese a los notables cambios producidos por el paso del tiempo".

El futuro

A la hora de imaginar el futuro mediato, el Puma '65 indica que "el rugby argentino continuará evolucionando, por lo que deberíamos tener una reposición constante de jugadores de buen nivel, de los que ya existen en Argentina".

Luego precisa que "los ejemplos son claros. En la división superior, tenemos no sólo a Los Pumas, con un plantel amplísimo; sino también a Argentina A, que puede considerarse como la reserva natural de aquéllos. Luego están los chicos: el Seleccionado de Menores de 21 años y Los Pumitas, que se ubican año tras año entre los mejores del mundo de ambas categorías, ratificando la muy buena formación que reciben. Sin embargo, pese a todos estos aspectos positivos, está claro que hay que seguir trabajando, para que las cosas mejoren cada día más".

El mundo ovalado

Cuando lo consultamos sobre su visión del rugby mundial actual, reflexiona: "Creo que las tres potencias del Hemisferio Sur están un escalón arriba del resto".

Luego se refiere a una realidad irrefutable: la prevalencia de las defensas sobre los ataques ya que "desde siempre, el rugby ha sido inteligente en cuanto al manejo de las reglas. A corto plazo, habrá que encontrar un cambio en cuanto a evitar que las defensas primen de la forma en que hoy lo hacen, ya que los espacios se han reducido casi a la mínima expresión".

Después brinda un ejemplo muy válido: "Recuerdo que en aquellos tiempos no existían las 10 yardas en el line-out, y tampoco se podía jugar. Se crearon esas 10 yardas y llegaron los espacios. La evolución del juego hizo que esa circunstancia hoy vuelva a estar totalmente superada".

Luego precisa que "esto contrasta con el hecho que hoy está todo pensado para brindar un buen espectáculo. Sin embargo, cada vez se conquistan menos tries. Una muestra válida es que en el último Mundial, entre semifinales y final se marcaron apenas tres ensayos, ya que el resto fueron penales y drops".

El diálogo podría extenderse mucho más, pero el periodismo siempre impone condicionamientos de espacio o tiempo. Sirva entonces la presente nota, para intentar disfrutar de la sabiduría de uno de los hombres que colaboró en forma fehaciente para cimentar la realidad que hoy proyecta el rugby en la República Argentina.

Duendes, pasión en verde y negro

Eduardo España nació el 30 de octubre de 1938 en la ciudad de Rosario. Pese a que "descubrió" el rugby a los 16 años en el Club Logaritmo de esa localidad, a los 18 pasó a la institución en la que desandó toda su carrera deportiva: Duendes Rugby Club, que este año celebra su quincuagésimo aniversario.

Sobre el nacimiento y el rápido crecimiento de su querida institución, el otrora imponente winger recuerda: "El club tuvo un desarrollo increíble, partiendo del hecho que en 1957, al año de haber nacido, ascendimos a primera división, tras habernos consagrado en segunda categoría. Después, llegaron rápidamente los primeros títulos a nivel nacional, como los del Seven Argentino (al que puede definirse como el origen del actual Seven de la República) en 1963 y 1964".

Luego agrega que "esto nos permitió alcanzar una gran repercusión nacional, a lo que indudablemente se sumó el título que con el Seleccionado de Rosario conseguimos en el Argentino de 1965".

Inmediatamente, surgen los nombres de sus dos compañeros de club y amigos, José Luis Imhoff (su médico personal) y Juan Benzi, con quienes no sólo compartió esas vivencias, sino también la más trascendente de todas: Los Pumas "65.

Después indica que en los años posteriores, en los que continuó en el Seleccionado Argentino (1966 y 1967), se sumaron Mario Bouza y otros jugadores, también procedentes de la entidad rosarina.

Amén de la relacionada al ámbito del club, su carrera deportiva se prolongó años después en el Seleccionado del Interior y en otros combinados nacionales, con los cuales disputó varios matches internacionales.

Volviendo a la epopeya de 1965, entre sonrisas expresa que "la gente pensábamos que estábamos todos locos por ir a jugar dos meses a la tierra de los Springboks, que por aquel entonces eran una especie de seres inaccesibles para quienes habitamos en éste o en otros lares del planeta..."

Quizás valga reflexionar una vez más, sobre aquello de que tal vez, por designio del destino, su nacimiento se haya dado en un país donde el rugby es religión, Los Pumas se hayan transformado en lo que su historial denota.

Felicitaciones.

En el epílogo de la extensa entrevista, España extiende su congratulación para la gente del rugby de nuestra ciudad, señalando: "Aquí sí que se dio la evolución de la que recién hablábamos. En los últimos años, el rugby de Santa Fe, a nivel de clubes y selecciones, evolucionó en forma notoria. Y estoy seguro que es por méritos propios".

Con la camaradería de siempre

Eduardo España, junto al Dr. Marcelo Crespo (veterinario que atiende su ganado), los colaboradores Rubén Risso y Mairo Franco (montado) y su socio, Jorge Bonesso, en la manga de los corrales de La María. El campo, propiedad de Santirocco Hermanos, está ubicado en Recreo Sur y recibe periódicamente la visita del ex deportista, quien comparte con mucho agrado las tareas inherentes a la producción ganadera. "Para nosotros es un verdadero gusto disfrutar de su compañía cada vez que llega al pago...", afirman en forma coincidente los compañeros de tareas, en referencia de nuestro entrevistado.