En la búsqueda de clientes
La publicidad que invade los objetos de la vida cotidiana
Objetos de la vida diaria, como un enchufe o un huevo, se han revelado como un soporte innovador para la publicidad impresa, que cada vez acusa más la competencia de los anuncios a través de Internet.

Bancos, televisiones y empresas de moda de EE.UU. se han convertido en pioneros en esta nueva tendencia, que presenta sus productos en soportes publicitarios poco habituales, pero integrados en la vida diaria de los consumidores.

El banco Chase lanzó a comienzos de este año una campaña con mensajes impresos en los tomas de los enchufes en el Aeropuerto Internacional de Indianápolis (Indiana).

Por su parte, una empresa de Memphis (Tennessee), Digital Screen Advertaiment, ha logrado sacar partido a algo tan íntimo como ir al baño con un sistema de anuncios a través de monitores LCD situados en los aseos de los principales teatros de la zona.

Según la empresa, en los servicios públicos estadounidenses las mujeres pasan una media de 3 minutos, mientras que en los hombres el tiempo se reduce a 2,5 minutos.

"¿Quién más podría asegurar el ciento por ciento de la audiencia?", se preguntaba David Buring, socio de la empresa, en un periódico local.

Sin embargo, las propuestas más curiosas provienen del mundo televisivo, donde los distintos canales están enfrascados en una guerra por convertir sus programas en los más populares.

Huevos de gallina

La CBS, por ejemplo, imprimirá con láser la cáscara de más de 35 millones de huevos con los logotipos y los eslóganes de sus programas, para que millones de norteamericanos puedan desayunar pensando en algunas de sus series más conocidas, como la exitosa CSI.

Su rival, la ABC, propiedad de Walt Disney, fue una de las pioneras en este tipo de anuncios cuando lanzó, en 2004, un millón de bolsas destinado a las tintorerías de Los Angeles y Nueva York, en las que se promocionaba su nueva serie "Desperate Housewives" (Mujeres Desesperadas).

Para el lanzamiento de otra de sus grandes apuestas, la serie "Lost" (Perdidos), la ABC ideó otra campaña poco convencional y lanzó al mar un millar de botellas con mensajes de rescate en las playas de California, Nueva Jersey y Nueva York.

Estas cartas estaban supuestamente escritas por los protagonistas de la serie, un grupo de supervivientes de un accidente aéreo atrapados en una isla perdida entre EEUU y Australia.

Una vez normalizado su uso en televisión, el "product placement", como se denomina a la aparición de productos comerciales en las series de televisión, ha traspasado su dimensión catódica y ha alcanzado las páginas de los cómics.

En los últimos meses, la multinacional deportiva Nike llegó a un acuerdo con la editora Marvel Entertaiment para que su famoso logotipo apareciese en la ropa de los protagonistas de algunos de sus títulos como los "Nuevos X-Men".

Los lectores de cómics han elevado su edad media hasta situarla entre los 18 y los 34 años, lo que representa un colectivo muy apetecible debido a su capacidad adquisitiva y su potencial como consumidor.

"Estamos permanentemente buscando nuevas maneras para conectar con nuestros clientes, y ésta es, definitivamente, una de ellas", aseguró Nate Tobecksen, portavoz de Nike, al diario "The Wall Street Journal".

Según los expertos, el mercado del cómic mueve al año entre 400 y 450 millones de dólares.

Los últimos en apuntarse a esta moda de los soportes poco convencionales han sido las compañías aéreas, que tras la crisis provocada por los atentados terroristas del 11 de setiembre, tratan de rentabilizar cualquier oportunidad de negocio.

US Airways, que ya difundía publicidad en sus bandejas y servilletas, tiene intención de incluir, para dentro de dos meses, sus anuncios en las bolsas para mareo de sus aviones.

"El 11 de septiembre nos empujó al límite, y momentos desesperados requieren medidas desesperadas", aseguró Travis Christ, vicepresidente de US Airways en un comunicado.

Roberto Arnaz (EFE)