"Cuentan los antiguos acerca de una ciudad imaginaria donde las palabras se congelan por causa del frío y luego, con el calor, se descongelan, de modo que los habitantes escuchan durante el verano lo que se han dicho en el invierno. La fábula se refiere a la filosofía, forma de saber de efecto retardado, que requiere tiempo para ser asimilada: lo que de ella se aprende cuando se es joven permanece en nosotros congelado y se comprende sólo al crecer, en contacto con los problemas que cada tanto se nos presentan", sostiene el profesor italiano Remo Bodei en "La chispa y el fuego. Invitación a la filosofía", que acaba de editar Nueva Visión.
Se trata de una reflexión acerca de la naturaleza de la filosofía y de su historia. Con ese máximo de claridad que constituye, según Unamuno, "la cortesía del filósofo", el ensayo está dirigido a neófitos e iniciados, y comprende temas como el nacimiento de la filosofía, Pitágoras y los orígenes del racionalismo occidental, Heráclito y el poder del Logos; cultura árabe y los clásicos griegos; finalidad del saber filosófico desde la antigüedad hasta el cristianismo, hasta llegar a temas como el desarrollo de las biotecnologías y el cambio de los parámetros tradicionales de la existencia.
Especialmente interesante el apartado que analiza los riesgos del enfoque historicista en el estudio de la filosofía, un enfoque en el que el propio filósofo "aparece como el serial killer de sus predecesores, destinado empero a ser luego inevitablemente asesinado por quien venga a continuación de él". Aunque necesaria (insoslayable, en verdad), la dimensión histórica no debe impartir la noción de que la existencia de filosofías diferentes no significa que sean todas falsas o reducibles a su período histórico y a su lugar.
