Editorial

Preocupantes datos sociales y habitacionales

Hace pocos días se conocieron dos noticias que, al menos, deberían representar una señal de alerta con respecto al presente y el futuro de Santa Fe.

Desde la Dirección Provincial de Viviendas se informó que 18 mil familias de esta ciudad están inscriptas en los planes oficiales, porque no tienen casa propia. Si se calcula un promedio de cuatro integrantes por familia, se llega a la conclusión de que alrededor de 80 mil personas -el 25 por ciento de los habitantes de esta capital- se encuentran en esa difícil situación.

Pero vale resaltar un dato. En estas listas sólo pueden inscribirse aquellas familias en las que al menos uno de sus integrantes tiene un empleo estable y puede garantizar un determinado ingreso mensual.

¿A cuánto ascendería, entonces, la cantidad de habitantes de la ciudad de Santa Fe que no tiene casa propia, si se incluyera a quienes viven en los cordones de pobreza, están desocupados o tienen un empleo informal?

No resulta sencillo obtener respuestas certeras ante este interrogante, pero es fácilmente presumible que el padecimiento de falta de viviendas se multiplicaría. Al respecto, las cifras del Indec que señalan que Santa Fe tiene a la mitad de su población bajo la línea de pobreza, consolidan este dramático cuadro habitacional.

En Rosario, donde también existen problemas económicos y sociales en amplias franjas poblacionales, la cantidad de inscriptos en la Dirección de Viviendas asciende a 30 mil familias -apenas 12 mil más que en Santa Fe-, a pesar de que el número de habitantes triplica al de la capital provincial.

Pero éste no es el único dato preocupante.

Durante el pasado mes de julio, se registraron en toda la provincia 9.155 nuevos empleos formales, según datos brindados por la Secretaría de Estado de Trabajo.

Del total, apenas 657 correspondieron a la Regional Santa Fe (474 fueron en esta capital y 182 en el resto de los distritos), mientras que el número de nuevos empleados formales en la Regional Rosario ascendió a 5.521.

Otra vez, estas cifras no muestran relación con la cantidad de habitantes que viven en una y otra ciudad.

Es cierto que Rosario y Santa Fe tienen perfiles diferentes. Pero estas estadísticas demuestran que dichas diferencias se acrecientan con el correr de los años, de tal manera que la capital provincial va quedando relegada no sólo con respecto a la realidad rosarina, sino también con lo que ocurre en otros departamentos.

En los últimos meses se volcaron a Santa Fe fuertes inversiones estatales, ligadas especialmente con la obra pública. A esto se suman inversiones privadas que se ven reflejadas, por ejemplo, en la construcción de alrededor de ochenta edificios de departamentos.

Sin embargo, es imprescindible definir políticas que promuevan la inversión productiva que aseguren una constante y genuina generación de riquezas.

El buen momento que atraviesa la macroeconomía nacional plantea oportunidades que Santa Fe debe aprovechar. En ese sentido, las decisiones políticas que hoy se tomen pueden resultar clave para el futuro cercano.