ALEJANDRO RAITER:

"Las escuelas hoy son tratadas como comedores y aguantaderos"

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El lingüista disertó en un Congreso de Problemáticas Sociales. El problema de la lectoescritura y el choque entre pretensiones de los docentes e intereses de los alumnos, vistos desde la perspectiva de la "crisis de hegemonía".

NATALIA PANDOLFO

"¿Por qué los alumnos deberían imitar nuestras formas dialectales?". "Si el país y la sociedad están en crisis: ¿por qué no habría de reflejarse esto en las conductas lingüísticas?". "¿Pretende la Academia de Letras controlar el uso del lenguaje y, por lo tanto, las visiones del mundo que serán válidas?"

El planteo del lingüista, doctor en Filosofía y Letras de la UBA y profesor de Sociolingüística y Psicolingüística en esa universidad estuvo centrado en "dos problemáticas sociales por las cuales somos convocados los lingüistas. Uno: lo mal que hablamos los argentinos y dos (como si fuera algo independiente de lo anterior) que los estudiantes no saben leer ni escribir".>

"Cada tanto aparece, en alguna carta de lectores, el tema de la degeneración del idioma en los hablantes y en los medios. Esto causa un pequeño aluvión de notas que aparecen por dos o tres días, luego todo vuelve a la calma basada en la confianza de que cada uno de nosotros sabe hablar muy bien, aunque los otros hablen muy mal.>

"Un idioma constituye algo abstracto, definido por una autoridad política o académica, que los hablantes no utilizan, salvo en algunos textos académicos especializados. Todo el mundo habla de la degeneración del idioma, pero muy pocas personas conocen el idioma.>

"Los dialectos -eso que está vivo, el uso del lenguaje- varían. No son homogéneos en todos los actores, ni en los distintos grupos sociales.>

"En 2004 se realizó en Rosario el III Congreso de la Lengua", consignó; a modo de introducción para leer parte de un reportaje que, con motivo de este encuentro, le hicieran a Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras.>

"El periodista le pregunta qué interés puede tener un Congreso para los hispanohablantes. Barcia contesta: `Interesa, porque la lengua es un factor fundamental en tres ámbitos que nos afectan a todos: comunicación, educación, negociación. El día que los gobiernos toman conciencia de la importancia de la lengua, comienzan a preocuparse por su manejo en la televisión, en la radio, en los periódicos; mejoran las políticas de enseñanza. Esto es básico en los negocios, por ejemplo, que no se hacen con señas sino a través de un idioma. El español es una lengua cuya relevancia en este aspecto va en aumento. En segundo lugar, todos los hablantes debemos preocuparnos de que, manteniendo las diferencias regionales y dialectales, la lengua sea cada vez más unitaria, más rica, más matizada, y disminuya ese empobrecimiento que se está dando en los medios. La vulgaridad, que se emplea sobre todo en los medios, también debe desaparecer porque va en detrimento de lo que son las relaciones y la comunicación humana'.>

"La remata diciendo: `Yo veo este empobrecimiento como algo muy grave, ya que afecta la libertad de expresión: un muchacho que está cautivo de sus dificultades para expresarse en la lengua, no puede ejercer plenamente el derecho a la libre expresión' ".>

VULGARIDADES

En orden a despejar lo que consideró "falacias", Raiter indicó: "En primer lugar el lenguaje, en la forma concreta del dialecto, es un componente de los eventos comunicativos. No es el único, y a veces ni siquiera el más importante. Los negocios, los intercambios, son eventos comunicativos; y no conocemos ningún acontecimiento histórico en que las diferencias o supuestas deficiencias dialectales hayan sido una barrera. No lo fueron para los egipcios, babilonios, romanos; tampoco para Colón. Los llamados supermercados chinos nos eximen de cualquier otro comentario.

"Parece que hacer negocios es una actividad contra la que no podemos atentar. Pero no nos asustemos: el lenguaje no tiene forma de interferir.>

"El reporteado se refiere a las vulgaridades en los medios orales: debe leer pocos diarios. El problema es que no sabemos qué son las vulgaridades. Conocemos los sustantivos concretos, los abstractos; los adjetivos. Pero no sé de ningún sustantivo clasificado como `vulgar".>

"Conocemos, sí, una definición de vulgaridad como lo opuesto a lo culto. Pero ésta es una distinción clasista: las sirvientas, los ladrones y los piqueteros son vulgares; y así lo muestran cuando se representa su producción lingüística en diarios, novelas, etc. Los médicos, estancieros, políticos, son cultos y refinados y así se los representa en los mismos casos.>

"Esto no es todo: para Barcia deben desaparecer. No sabemos si los convertirá a todos en propietarios o si piensa eliminar a los que no lo sean y osen, no obstante, hablar.>

"En una visión de este tipo, el español de la Argentina, el castellano, el catalán, el portugués y tantos otros, deberían ser considerados por ser empobrecedores del latín.>

"Las lenguas no son estáticas, no se conservan en diccionarios: están en los usuarios. Y si las personas somos diferentes, con el lenguaje pasa lo mismo.>

"Por ejemplo, si en algún evento comunicativo decimos: `¿De quién es esa naricita?', ¿deberíamos decir acaso que se trata de un empobrecimiento de: `Caballero, debo decirle que le quiero. ¿Podría usted informarme, si lo conociese, quién es el propietario de esa nariz? ¿Acaso podría aceptar, dado el cariño que nos profesamos, que la propiedad de la misma es conjunta?' Esta forma es más rica que la anterior: tiene más palabras, más signos de puntuación. Sin embargo, es obvio que las narices no son intercambiables y que son propiedad inalienable de sus respectivos portadores. Sólo un vulgar podría pensar lo contrario.>

"Este empobrecimiento sucede cuando se toma como análisis un texto particular; no cuando se toma el universo discursivo de intercambios dentro de una comunidad. Es cierto, los jóvenes de una comunidad lingüística cualquiera dejan de usar formas que sus antepasados usaron. Pero al mismo tiempo, incorporan otras formas del dialecto: cool, tranqui, amigovio, rescatate. Por lo tanto, nunca hay pérdida: hay cambio.>

"Este enriquecimiento pasa desapercibido para el señor Barcia. Por eso, tal vez, en el Diccionario de Habla de los Argentinos que la Academia publica en 2003 no aparecen las formas: chupado, desaparecido, computadora y transar, entre otras".>

"¿Acaso pretende la Academia controlar el uso del lenguaje y, por lo tanto, las visiones del mundo que serán válidas? Si pensamos que la gramática de una lengua es la concepción del mundo; denunciar un cambio lingüístico, aún con el nombre de empobrecimiento, es denunciar un posible cambio en la concepción del mundo; o al menos, la ruptura de una concepción dominante, de una hegemonía determinada".>

LA ESCUELA, EN CRISIS

En relación a la segunda problemática, Raiter opinó que "si la escuela tiene la misión de enseñar a leer y escribir, y nuestros jóvenes no tienen problemas cognitivos, la falla tiene que estar en la escuela. Por supuesto, se trata de una institución dependiente del Estado dirigida, lamentablemente, por lo menos en Argentina, por los gobiernos de turno.

"Como no podía ser de otro modo, estadísticamente las dificultades se presentan más en los escolares provenientes de hogares pobres, por un lado; y de hogares en los que no se habla como lengua materna un dialecto español cercano al que se quiere imponer.>

"Podríamos preguntarnos, aunque sea obvio, para qué pretendemos enseñarles a leer y escribir. Lo hacemos para que aprendan a ser buenos ciudadanos, trabajadores, patriotas, honestos, productivos, obedientes. Esto es: leer y escribir es formar parte de una ideología, porque implica participar en la sociedad de determinados modos".>

"Históricamente, la universalización de la lectura y de la escritura está relacionada con la universalidad de la ciudadanía en épocas modernas; al punto que en muchos países fue, durante mucho tiempo, un requisito saber leer y escribir para poder votar.>

"En la medida en que aparezcan dificultades en la lectoescritura, es lícito que nos preguntemos si los agentes responsables del sistema buscan este tipo de ciudadanía. ¿Realmente quieren nuestros políticos lectores y escritores con criterio crítico e independiente? No parece ser ésta su mayor preocupación.>

"Los alumnos participan de una ideología, de una concepción del mundo que les otorga un lugar dentro de la sociedad. Esta situación queda completamente clara cuando se confunde, permanentemente, en el discurso ministerial y periodístico:>

. A los alumnos como aprendientes, sujetos destinatarios de una actividad escolar-académica.>

. A la escuela, no como actividad académica sino, además, como distribuidora de comida y otros servicios sociales (la visión de los alumnos como una población en riesgo nutricional).>

. A la institución escolar como un lugar (depósito ideal) que impide que los niños estén en la calle y sean tentados por el delito: el tratamiento de los alumnos como criminales en potencia".>

Evidentemente, no se puede tener un mismo referente -"no saben leer"- cuando se aplica a alumnos con distintos años de escolarización. Vemos entonces los diferentes casos que se nuclean en esa frase:>

1) Durante los primeros años, cuando los chicos manifiestan dificultades para manejar dialectos que usa la escuela.>

2) Durante toda la escolarización, cuando las variaciones de registro que se producen por parte de los alumnos no coinciden con lo esperado por los docentes.>

3) Cuando los errores de ortografía son demasiados, de acuerdo con un estándar que no está especificado del todo, por lo menos a nivel nacional.>

4) Cuando los alumnos no producen el tipo de texto que los docentes pretenden.>

5) Cuando la redacción no tiene un buen balanceo de frases largas y frases breves.>

6) Cuando los alumnos no aprecian los textos, o no los aprecian como los docentes pretenden.>

7) En los niveles terciario y universitario, cuando los alumnos no pueden respetar la estructura textual del autor original que están comentando.>

"Tenemos diferencias dialectales. La población argentina no es hablante monolingüe de una variedad del español. Tenemos en el país dialectos no españoles y dialectos que son españoles pero que están muy alejados del dialecto escolar. En la mayoría de los casos, el docente debe interactuar con una situación pluridialectal.>

"Nuestra posición consiste en que la enseñanza de la lengua debe hacerse, en estos casos, como lengua segunda; y no debe fijarse el objetivo de desplazar al dialecto materno de todas las situaciones comunicativas.>

"Las fallas de ortografía tienen solución, con o sin intervención especializada. Los otros problemas son más difíciles de aceptar: es fácil ver el cambio lingüístico si leemos el Cid o Cervantes; pero es muy difícil verlo en proceso; aún más ver que el dialecto que están utilizando los alumnos no es igual al que usan los docentes".>

LA TÍA ODIADA

"Nosotros venimos de determinada historia. La escuela se nos presentó como una posibilidad de ascenso social. Ese lugar ha desaparecido, por muchas causas; entre otras, porque también los Ministerios tratan a las escuelas como distribuidores de comida y aguantaderos para no cometer delitos.

"Es muy difícil que la maestra pueda ser la segunda mamá cuando, si pone una mala nota, el padre puede entrar en el colegio y retarla. Más que una segunda mamá, es la tía odiada. El problema es que los docentes no somos, como fueron para nosotros nuestros docentes, un grupo prestigioso.>

"Los alumnos saben mandar mensajes, manejan computadoras, juegos electrónicos. No podrían hacerlo si no fueran capaces de reconocer formas de la escritura. El problema no es que no sepan, sino que no leen, no aprecian, no les gustan los textos que nosotros pretendemos que lean.>

"Deberíamos, entonces, volver a las afirmaciones de Barcia: se trata de una crisis de hegemonía. Se estudian las conductas lingüísticas de los mayores, cuando éstos constituyen un ejemplo a seguir. Pero la sociedad está en crisis: ¿por qué no habría de reflejarse esto en las conductas lingüísticas?>

"Las autoridades ministeriales, y aun muchos docentes bien intencionados, insisten con intervenciones técnicas para resolver los problemas. Pero ésa no es, al menos, la única solución. No se les puede enseñar a quienes no quieren aprender.>

"El Estado pretende un nivel de lengua que no utiliza y, además, no conoce. Los alumnos no pueden seguir el ejemplo que han dado nuestras autoridades; por ejemplo, de leer las obras completas de Sócrates.>

"Estamos en una crisis: es un momento de cambio (por lo menos lingüístico) muy evidente. Es una oportunidad y un desafío: la construcción de una nueva hegemonía, que no es otra cosa que la construcción de un nuevo concepto de ciudadano, lector y escritor".>

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