Artes Visuales
Ricardo Calanchini: pinturas y dibujos
Por Domingo Sahda

En fechas recientes y de manera consecutiva, el plástico Ricardo Calanchini ha abierto a consideración pública sendas exposiciones de Pinturas y Dibujos, a las que ha titulado respectivamente "25 Años Después" la una, y "La ausencia de la Presencia" la otra, concretadas en "Imago-Espacio de Arte" -Av. Rivadavia 3238, y en el Hall del Palacio Legislativo: Gral. López 3055, en ambos casos, en la ciudad de Santa Fe. Ricardo Calanchini, dinámico y perspicaz difusor de su obra en el medio en el que interactúa, tanto por su presencia como por sus convicciones artísticas, exhibe en esta ocasión y como ya se dijo en distintos espacios sus trabajos más recientes y otros datados tiempo ya. Así, la muestra que se expone en "Imago" sugiere una sucinta apreciación retrospectiva sin definirse definitivamente como tal. La colección de dibujos y pinturas, a más de tres construcciones instaladas, marcan dos ángulos de antitético temperamento expresivo e idéntica aptitud de ejecución, que en este autor es de excelencia fundamentalmente los dibujos, cuya precisión y limpieza en la definición icónica es de máximo interés. Esta apreciación también resulta válida para su otra muestra: "La ausencia de la Presencia", título este que resuena a juego de palabras o retruécano antes que a definición conceptual alguna.

En los trabajos pictóricos, la ampulosa voluntad de apresamiento del misterio solicitado una y otra vez por su autor es renuente a manifestarse en cuanto tal. Se obliga al ojo a discurrir por bellas superficies que describen abigarrados mundos de climas obsesivos y asfixiantes verdaderamente "pintados", en toda la acepción semántica del término en tanto procesos técnicos, viajando en superficie por una caótica disposición acumulativa expresamente buscada y definida con claridad expositiva en cada tramo del cuadro.>

En la Serie de Las Meninas con autorretrato se crean espacios ilusorios de intencionalidad claramente surrealista, autorreferenciándose a sí mismo en un juego de equívocos. Se induce a interpretar que en el ícono solicitado: "Las Meninas", la referencia autoral a Velázquez y el expositor Calanchini comportan y comparten un mismo espacio de validaciones estéticas. La excelencia del oficio del pintor, del dibujante aparece y se despliega de modo constante en estos trabajos de paleta media-alta, cuya luz amarillo-dorada los vincula de manera precisa, anudando cada trabajo con el subsiguiente haciendo a la cadena seriada. Formas y colores se enlazan en un resplandor lumínico ajeno al interjuego de luces y sombras barrocas, dramáticas e inclementes propias del cuadro que se cita como leit-motiv en las pinturas de Ricardo Calanchini. Los espacios abiertos, las referencias al infinito aparecen pictóricamente expresados en las "construcciones-terrazas" lanzadas al vacío, por las que flotan sillas de armazón vienés, incompletas y distorsionadas, en ámbitos de luz resplandeciente. Estas imágenes se anudan con la construcción real del mismo entramado de sillas como "instalación" vinculante entre plano, volumen de la forma y espacio continente de éstas y por inducción, con el ocasional público.>

Las otras dos instalaciones refieren con idéntico criterio a lo pintado y expuesto adosado a las paredes del recinto, de excelente iluminación y disposición.>

De igual modo, dos maniquíes intervenidos con hipotéticas Meninas en versión en exceso libérrima en tanto nos ajustemos al significado del término velazqueano invocado deliberadamente. A éstos se agrega la abigarrada construcción, sin descansos visuales o expresivos elaborada con múltiples elementos que nos remite a la serie de las "ciudades invisibles", su otro tópico plástico en el cual el dibujo como trazo y línea cobra preponderancia con ocasionales acentos de color, en general bien incorporados al plano.>

Las realizaciones en el plano que se definen como dibujos se resuelven con frontalidad del discurso visual, el que ocasionalmente se equilibra con perspectivas al infinito en la proposición de construcciones irreales, impecables en su composición en las que inopinadamente el "aura poética" no está presente.>

Calanchini, dibujante y pintor nos deja cuasi perplejos por sus logros técnicos de real impacto visual que no alcanzan para embargar la emoción presuntiva que otorgaría la perspectiva de descorrer el telón de sus infinitos escenarios.Aquí todo transcurre como en un rutilante escenario teatral; como cajas de cristal que nos permiten ver un mundo congelado e inerte en el cual el soplo de la vida ha sido escamoteado. Todo son formas impecables, coberturas que retacean las vivencias, opiniones y sentimientos en torno del mundo, los seres y las cosas que el autor describe como esplendores transitorios que hacen a la vida como espectáculo. El hiato entre sustancia y apariencia no se zanja, diluyéndose la metáfora plástica en artificio.