Manifiesto de los correctores
Por Silvia Senz y Montse Alberte (*)

"Leyendo y oyendo lo que diariamente se publica o se transmite en los medios, la manera como se expresan nuestros políticos, los textos infames que llegan a manos de los lectores de cualquier edad, los ofensivos carteles y anuncios publicitarios que nos bombardean con errores e impropiedades de toda clase, resulta chocante que no se alcen más voces para reclamar un mayor cuidado del idioma, algún tipo de control de calidad efectivo de la producción oral y escrita en español, ejercido por las instituciones y organismos que deberían velar por la corrección de nuestra lengua.

Quizá la causa de esta indiferencia sea el hecho de que, hoy en día, la lengua culta, la lengua genuina e incluso la lengua apropiada han perdido ya su valor como fuente de prestigio, expresión de elegancia y, desde luego, vehículo de cultura y comunicación. ¿Cómo ha de ser de otro modo, si desde altas instancias gubernamentales no se fomenta cosa contraria?>

El cuidado del idioma pasa hoy por las manos de particulares: de lingüistas que ponen todo su empeño en promover el conocimiento y el buen uso del español; de profesionales (traductores, escritores, redactores, editores, tipógrafos...) que personalmente se comprometen con la calidad de sus producciones; y, sobre todo, de nosotros, los correctores, un grupo de personas que seguimos perpetuando, contra viento y marea, un oficio secular -hoy marginado y casi olvidado-, conscientes de que en nuestra mano está, en buena medida, que un texto llegue a su destinatario de la forma más legible, eficaz y comprensible posible.>

(*) (fragmento). Puede leerse completo en http://www.elcastellano.org/manifiesto.html>