Amenazaron con reducir las exportaciones a 45 mil toneladas mensuales
Las consecuencias de bajar el peso
En el corto plazo, y dado que el número de cabezas encerrado es reducido, los "feedlots" podrían vaciarse antes de lo previsto y acentuar el faltante posterior.

El Gobierno nacional ha amenazado con reducir las exportaciones a 45 mil toneladas mensuales, según dicen, para garantizar el abastecimiento del consumo interno.

Pero las exportaciones, en diciembre y enero, hubieran caído de todos modos, al reducirse casi a cero durante estos meses las compras de Rusia, que explican bastante más de la mitad de las 70 mil toneladas mensuales que se estuvieron exportando en setiembre y octubre.>

Los importadores rusos, todos los años, suspenden las compras a esta altura del año, al acabarse las licencias de importación del año en curso y al congelarse las principales aguas de los puertos por donde accede a ese país la carne argentina.>

A fines de diciembre se vuelve a negociar para embarques en enero. Tanto en el año 2004 como en 2005, las exportaciones argentinas de carne vacuna cayeron fuerte entre noviembre y diciembre-febrero, de la mano de la estacionalidad de la demanda rusa. La industria exportadora no vería con malos ojos reducir el cupo exportador, porque de todos modos hubiera bajado el ritmo de ventas al exterior.>

Se registra una aguda escasez de novillos pesados y vacas, y si se sigue presionando sobre una reducidísima oferta de ganado se corre el riesgo de llevar los valores del ganado de exportación más allá del poder de compra que dan los precios FOB que, dicho sea de paso, han caído un escalón las últimas semanas.>

Varias de las más importantes plantas exportadoras cerrarán en las próximas semanas, dando vacaciones a su personal; alguna lo hacen siempre para fin de año. Se estima que hasta fin de enero o febrero no se dispondrá nuevamente de un volumen de importancia de novillos pesados y vacas. Peso de faena. ¿Qué puede esperarse de una reducción del peso mínimo de faena a 240 kilos? En el corto plazo, y dado que el número de cabezas encerrado ya es reducido, no puede esperarse mucho; es más, puede hacer que los feedlots se vacíen antes de lo previsto y se acentúe el faltante posterior.>

Por el lado de la calidad de la carne, se dejará de producir grasa, que traía un alto costo para el engordador, para el matarife, para el carnicero y para el consumidor.>

Se valorizará en algo la hembra liviana de invernada, cuya demanda en las últimas semanas se había reducido al mínimo en 10 años. Los pocos feedlots que han estado reponiendo no quieren pagar más de $ 2,00/2,20 por kilo, cerca de un 25 al 30 % por debajo del valor del macho.>

Más allá del peso

Muchos engordadores no querían esta reducción en el peso de faena, porque estimaban que a causa de esta medida algo más de hacienda en el corto plazo se ofertará y se moderará el alza de precios del gordo liviano, que se esperaba y que es indispensable para compensar aunque sea mínimamente el alza del precio del maíz.

Otros operadores nos aseguran que mientras el maíz no tenga una caída significativa en sus precios -o se subsidie su uso como se está estudiando para pollos y cerdos- la medida de bajar el peso mínimo de faena a 240 kilos no tendrá un efecto macroeconómico relevante.>

En poco contribuirá a aumentar una oferta ganadera total, que se descuenta caerá a niveles críticos entre diciembre y febrero. Por último, aunque esta medida esté en vigencia al momento de la salida, en febrero-marzo, del ternero mamón de las zonas de cría (200 mil terneros anuales), poco efecto positivo tendrá.>

Porque el peso mínimo de 240 kilos es muy difícil de alcanzar y porque este año en muchas zonas la vaca no ha recuperado estado y no produce tanta leche como para destetar, dentro de tres o cuatro meses, un ternero gordo para faena.>

Ignacio Iriarte