Celulares en las aulas

Una ley que prohíbe el uso de teléfonos celulares en las aulas durante el horario de clases, en escuelas públicas y privadas, y en todas las instituciones y niveles que dependen del Ministerio de Educación de la provincia ha despertado la atención de directivos, docentes, padres y alumnos en las escuelas santafesinas.

La norma aprobada por la Legislatura santafesina aún debe ser promulgada y reglamentada por el Ejecutivo, aunque la letra del articulado no ofrece -aparentemente- demasiadas dudas, ya que al utilizar términos como "uso de teléfonos celulares o equipos similares, cualquiera sea su tecnología" quedan incluidas en la definición todas las funciones que ofrecen estos aparatos.>

Una rica polémica se ha abierto a partir de la sanción legislativa entre quienes entienden que no es positivo prohibir y aquellos que consideran que ya no existe otra forma de lograr que los niños y jóvenes provistos del celular por sus padres no abusen de éste durante las clases.>

Lo primero que debe señalarse es que diputados y senadores tomaron la decisión de legislar sobre un hecho de la vida diaria de una parte de las escuelas de la provincia. Y que ciertamente no es común que se recurra al máximo instituto jurídico normativo (por sobre las leyes sólo queda la Constitución) para que se respete algo que no es más que una elemental regla de convivencia y urbanidad, fundada en las buenas costumbres o el calificativo que se quiera usar.>

Debe aclararse que la prohibición parece destinada sólo a los alumnos, pero también alcanza a los docentes y a los no docentes durante los horarios del dictado de clases.>

Está claro que la existencia de la norma no sólo pone de manifiesto que las nuevas tecnologías han provocado impactos cotidianos, también deja expuestas las dificultades que sufren los docentes para contar con el orden mínimo necesario en las aulas.>

Por supuesto que las generalizaciones deforman la realidad, y que seguramente cada maestro sabrá si cuenta o no con las condiciones elementales de atención y participación de sus alumnos, pero algo más dice el consenso político unánime de la ley en las dos Cámaras.>

Del mismo modo, algunas instituciones escolares ya pegaron recortes periodísticos sobre la sanción de la norma para reclamar -ahora con algo más de autoridad- al alumnado apagar sus teléfonos.>

La ley, que aún no fue publicada en el Boletín Oficial, tiene un aspecto curioso que habla de cierta madurez en el Legislativo santafesino: proyectos sobre este tema se presentaron el mismo día en ambas Cámaras. Para evitar el absurdo de que llegaran a tratarse de manera cruzada iniciativas similares, el Senado aceptó el texto que produjo la Cámara baja.>

Otro dato interesante es que en la Cámara de Senadores existe una disposición transitoria impuesta por la vicegobernadora en el ejercicio de la presidencia del cuerpo deliberativo, que -como establece la ley que motiva este comentario- recuerda en cada una de las sesiones la prohibición de usar los teléfonos celulares durante el transcurso de las deliberaciones.>

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