Bloqueos y remates

[ Reina Brasil ]

Con la obtención en Japón de su segundo título mundial de vóleibol masculino consecutivo, Brasil confirmó su condición de monarca absoluto de este deporte, lauro que se le escapa en la rama femenina, en la que pese a haber demostrado ser las mejores las "garotas" se quedaron sin el oro.

El conjunto masculino de Brasil se apoyó en jugadores de la categoría del atacante Giba, el mejor de esta edición del torneo y de todo el orbe según los especialistas, y el levantador Ricardo, por citar dos ejemplos.

En la final disputada en Tokio, los hombres del técnico Bernardo Rezende, tuvieron delante a una joven escuadra de Polonia que, llegada de manera sorpresiva e invicta a la instancia, apenas fue un pálido "sparring" para los sudamericanos que, sin exigirse, la vapulearon 3-0.

[ Hizo historia ]

En los últimos cuatro años, Brasil ganó además de los dos títulos del mundo, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y las cuatro últimas Ligas Mundiales (torneo exclusivamente masculino).

Solamente existen tres precedentes comparables a esta gesta en la historia del vóleibol: la Unión Soviética entre 1960 y 1964, primero y desde 1978 a 1980, después; mientras que el equipo de Estados Unidos lo hizo entre 1984 y 1988, cuando aún no existía la Liga Mundial.

Además, con una media de edad de treinta años para los siete jugadores más veteranos del plantel, este reinado puede extenderse todavía algunos años mientras se foguea la generación de relevo.

Como dijera en una reciente entrevista a la AFP el mexicano Rubén Acosta, presidente de la Federación Internacional de Vóleibol (FIVB), ""Brasil es el país que sustituyó a la Unión Soviética en la última década".

[ Las damas ]

En cambio, en la rama femenina y pese a una clara supremacía técnica sobre casi todo el resto, Brasil, dirigido por José Roberto Guimaraes, "Zé" Roberto, continúan siendo reinas sin corona.

Tras ganar también los cuatro últimos Grand Prix (torneo femenino) todo parecía indicar que el título mundial sólo era una cuestión de trámite.

Por completo intratables en su serie inicial de Kobe, Japón, en el Mundial de este año, al viajar a Osaka las brasileñas refrendaron ese estatuto, pero, y contra todo pronóstico, el equipo de Rusia --al que habían derrotado con claridad 3-1 en la segunda fase-- les birló por 3-2 una final no apta para cardíacos.

La última reflexión de Guimaraes tras el encuentro decisivo retrata mejor que cualquier análisis exhaustivo lo que ocurrió en Japón: ""Fue un pecado no ganar este partido".