La vuelta al mundo
Gualeguaychú: ¿Papeleras o papelones?
Todo
el año es carnaval.. 
Por Rogelio Alaniz

La asamblea piquetera de Gualeguaychú agrede a la empresa Botnia, a las empresas pasteras en general, al gobierno de Uruguay y a los uruguayos en particular, pero también agrede a la gran mayoría de argentinos que no comparte su punto de vista o que no está dispuesta a transformar en una suerte de guerra santa una consigna legítima como es la defensa del medio ambiente.

Por si no alcanzara con esa cadena de agresiones, los enemigos que ahora están en la mira son los porteños que pretenden viajar por Buquebús a Uruguay, y a la lista ahora acaba de sumarse el propio Kirchner, calificado de contaminador y aliado objetivo de las multinacionales. Como corresponde a toda visión delirante y paranoica, los enemigos también militan en las propias filas. Uno de ellos es el propio Greenpeace que decidió no apoyar el bloqueo en Buenos Aires, y el otro es el señor Héctor Rubio, vecino de Gualeguaychú, integrante en algún momento de la asamblea piquetera y que cometió el error de viajar a Finlandia y verificar que el sistema empleado por la planta Botnia es el mismo que se usa en los países nórdicos que exhiben los niveles más altos de calidad de vida. Ese error le valió ser expulsado de la asamblea, acusado de traidor y coimero.

La violencia verbal y la intolerancia crecen a ritmos acelerados. Para esta visión desencajada de la realidad los enemigos se reproducen en todas las direcciones. En el camino, se vulneran derechos y se conculcan libertades. Hoy no sólo se ha vulnerado el derecho de libre tránsito, perjudicando a uruguayos y a ciento de miles de argentinos, sino también la libertad de expresión se ha sacrificado en el altar de "la causa papelera". Una película filmada por Eduardo Montes Bradley, se empezará a proyectar en los cines uruguayos pero no en los argentinos, porque las distribuidoras locales han sido amenazadas por estos jinetes de la libertad.>

Continuando con la saga de enemigos, desde hace meses el otro gran traidor es Omar Lafluch Hebeich el intendente de Fray Bentos, quien en nombre de los vecinos de esa localidad se preocupó en detallar por escrito que las pasteras además de representar una inversión de gran escala, están muy lejos de contaminar o provocar las tragedias que le imputan.>

Lafluch Hebeich ha elaborado una serie de informes explicando los beneficios regionales de esta inversión. No hay motivos para creer que el señor Hebeich sea un agente pago por la empresa Botnia o esté dispuesto a envenenar a sus propios vecinos. Mucho menos hay razones para creer que los vecinos de Fray Bentos sean suicidas y acepten el envenenamiento sin decir una palabra.>

Las opiniones de los principales dirigentes uruguayos coinciden con la del intendente de Fray Bentos (Río Negro). Tabaré Vázquez además de ser un político respetado y respetable, es un médico oncólogo que sólo puede ser acusado de envenenador por militantes fanatizados, burgueses asustados o señoras con demasiado tiempo libre.>

No creo pecar de traidor a la patria si adelanto que a ojo de buen cubero creo más en la palabra de Tabaré o de Mujica que en las declaraciones de Busti o Maya. Y le creo más al intendente de Fray Bentos que al intendente Daniel Yrigoyen, hoy más ocupado en sacarse de encima el proceso por desfalco que en tomar sol en la ruta 136.>

En definitiva, les creo más a Mario Benedetti y a Jaime Ross que, por ejemplo, a los farsantes organizadores de murgas que han encontrado en la causa ambientalista un excelente pretexto para montar un rentable negocio turístico. Diría que confío más en los vecinos de Fray Bentos que apuestan a la inversión, al trabajo productivo, que en quienes han descubierto en la agitación piquetera una terapia o el pretexto para hacer buenos negocios. Y si me apuran, diría que confío más en la palabra de un gerente de Botnia que en el testimonio, por ejemplo, del comandante Chelo, el combativo militante ambientalista de Concordia.>

En Gualeguaychú, están pasando muchas cosas además de los cortes de ruta, cortes de ruta que en realidad no los hacen los vecinos sino la Gendarmería Nacional. En principio, en esos cortes no está presente ese quince por ciento de la población que vive marginada por la pobreza y la exclusión social y de la cual parece que los señores piqueteros no tienen demasiado tiempo en ocuparse. Tampoco han incorporado a sus reclamos ambientalistas la labor contaminadora de empresas locales, algunas muy refrescantes. Por el contrario, a la hora de posar ante las cámaras, a muchos de los esforzados combatientes se los ha visto calmando la sed con productos fabricados por empresas a las cuales se las debería investigar en serio para saber si efectivamente respetan los parámetros de protección al medio ambiente.>

Está claro que todo este disparate podría haberse evitado si el gobierno nacional hubiera procedido con más inteligencia y autoridad. Por el contrario, prefirió sumarse a la murga esperando obtener beneficios populares inmediatos. Hoy está empezando a entender que le han dado aire a un monstruo que nadie maneja, ni siquiera los dirigentes ambientalistas.>

Cebados por esa mezcla perversa de impunidad, miedo, ignorancia y violencia lo que se inició como un reclamo atendible en defensa del medio ambiente, hoy se ha transformado en una manifestación xenófoba de fanáticos y oportunistas de los más diversos pelajes, todos lanzados a una vorágine en donde los únicos perjudicados al mediano plazo serán los propios vecinos de Gualeguaychú.>

El gobierno hoy no sabe qué hacer, pero daría la impresión de que a esta altura de los acontecimientos los dirigentes piqueteros tampoco saben qué hacer con ellos mismos. La Haya, el Banco Mundial, el Mercosur les han demostrado que están equivocados; los informes técnicos más confiables les han explicado que el sistema que emplea Botnia es el mismo que usa el noventa por ciento de la pasteras en el mundo.>

Si a los vecinos de buena fe se los ha aterrorizado con un futuro de peste y muerte, ahora ha llegado el momento de decir la verdad, poner punto final a la conspiración catastrofista en donde la xenofobia se confunde con militancia antiimperialista, todo ello protagonizado por burgueses y pequeños burgueses histéricos que en sus buenos tiempos hubieran sido incapaces de matar una mosca o defender algo más trascendente que su propio y mezquino interés individual.>

A una sociedad, a un pueblo no se lo defiende con acciones tremendistas, con consignas vacías de contenidos, con la promoción de acciones prepotentes e ilegales que se perpetran con absoluta impunidad. Tampoco se defiende a un pueblo asustándolo, aterrorizándolo con leyendas siniestras, inoculcándoles el odio, el resentimiento y el miedo, todo ello contaminado con un toque perverso de frivolidad y tilinguería.>

La asamblea piquetera de Gualeguaychú está agrediendo a los uruguayos, a la inmensa mayoría de los argentinos a la que le impide transitar, pero fundamentalmente está agrediendo a su propio pueblo. ¿Quiénes son los responsables de que se haya arribado a esta situación disparatada, grotesca, delirante? ¿Los comerciantes y agentes inmobiliarios de Gualeguaychú? ¿Las tramoyas de un gobernador? ¿La tolerancia oportunista del gobierno nacional? la respuesta positiva a cualquiera de estos interrogantes está más cerca de la verdad que la imputación al gobierno de Uruguay, al intendente de Fray Bentos o a la propia empresa Botnia o Ence.>

No es verdad que las pasteras van a propagar el cáncer o van a alentar el nacimiento de niños monstruosos, o van a transformar al río Uruguay en una cloaca. El único cáncer que está afectando a los vecinos de Gualeguaychú es la mentira, la impunidad, el delirio y la perversidad de quienes con todo estos embrollos están haciendo excelentes negocios. >