No descuidar la olla a presión de la economía

La gran apuesta que el año pasado realizó el gobierno nacional fue, sin dudas, acotar la inflación. Si bien hubo otras variables que mensualmente concitaban atención -caso recaudación, superávit fiscal y comercial y desempleo- nadie duda que el gobierno concentró gran parte de su esfuerzo en el intento de contener lo que al cabo del primer cuatrimestre parecía convertirse en una seria amenaza para sus objetivos de crecimiento. Y lo logró, no sin antes ejercer todas las influencias (presiones) posibles para que el sector privado acordara mantener los precios en el mediano plazo.

A decir verdad, el remedio aplicado no tenía demasiadas alternativas ya que la política cambiaria mantuvo alto el valor del dólar. Pero a medida que avanzó el año, con los reclamos salariales y la decisión política de fomentar el consumo, los precios terminaron dentro de una olla a presión. Y ahí están. Como se sabe, la expectativa es saber qué resultará cuando se destape la olla, sea por presión interna o porque el gobierno decidida enfrentar lo que está adentro. Si uno le pregunta a la gente en un supermercado, seguramente se dará cuenta de que los índices oficiales están alejados de la realidad cotidiana.>

Un dato parece indicar el camino a transitar en los próximos meses. El primer sondeo parcial del Indec reveló una inflación del 1 por ciento en la semana inicial de enero, guarismo que apunta a convertirse en un piso para el número final del mes. Los analistas sostienen que el ascenso en los precios al consumidor se produjo sólo por el empuje de algunos alimentos, como frutas y verduras, y el previsible incremento de los costos del turismo. A ello deberán sumarse algunos aumentos previstos para el mes, como el de entre 10 y 15 centavos en el atado de cigarrillos, y las prepagas. Otro incremento que se avecina está relacionado con el encarecimiento de la electricidad a grandes consumidores en Buenos Aires y parte del sur del país, que repercutirá en algunos precios minoristas (básicamente textiles y ciertos alimentos).>

El grupo de economistas que habitualmente consulta el Banco Central para su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) espera para este mes una inflación, en promedio, del 1,2 por ciento; pero otros prevén hasta un 1,5 por ciento. Un factor adicional que no se puede soslayar, ya que juega en contra en enero, es el denominado arrastre estadístico que dejó diciembre. Según datos oficiales, hasta la última semana de 2006 los precios se ubicaban en torno del 0,8 por ciento mensual y por efecto de las fiestas saltaron hasta el 1 por ciento, en que finalmente cerraron.>

En el comienzo de un "año político" por excelencia, el gobierno no deberá descuidar los reclamos salariales ni desatender los mecanismos que ha creado para subsidiar el consumo. El aumento de cuatro puntos en las retenciones parece más un desafío institucional hacia un sector que le puso el pecho a la recuperación económica y que hoy -vía retenciones- subsidia muchos de los logros que el gobierno se empeña en exhibir como propios. A veces, o casi siempre, es mejor consensuar que confrontar.>