Peregrinación bancaria

"Setenta balcones hay en esta casa/ setenta balcones y ninguna flor./ ¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?/¿odian el perfume?, ¿odian el color?". El poema de Baldomero Fernández Moreno sirve para introducir estas reflexiones, pero habría que hacer un pequeño cambio en su contenido. Allí donde el vate dice "balcones" debería leerse "cajeros automáticos" y donde Baldomero interroga por los "habitantes" debería leerse "bancos" y donde dice "casa", leerse "ciudad".

Es que quienes en estas horas han intentado retirar parte o todo el dinero depositado en sus cuentas corrientes o de caja de ahorro se habrán topado con el poco grato problema de encontrarse con los habituales (y detestables) mensajes de "este cajero no cumple esta función por el momento" o "no se entrega dinero por el momento" o, mucho peor aún, "fuera de funcionamiento".>

Las transacciones electrónicas que, nos dijeron hace tiempo, serían la solución definitiva para tantos problemas mundanos, en realidad han sumado algunos más a nuestras afligidas vidas. Hay que ver los rostros de quienes pacientemente realizan las operaciones para la extracción de billetes y, completado el último paso, se enteran que la "opción no es válida" porque la maquinola se ha quedado sin efectivo. Entonces comienza a correr el boca a boca entre quienes están perdiendo su día de descanso en procura de uno que sí tenga alguna respuesta para quienes deambulan por la ciudad.>

Y no es un problema nuevo ni que pueda circunscribirse a un momento específico del mes o a una entidad bancaria en concreto. Es algo extendido, habitual, corriente y extenuante tanto para el cuerpo como para los nervios que devienen en un pico de estrés. La duda de todos los que peregrinan los fines de semana es ¿hay poca capacidad en los cajeros o hay falta de previsión para cubrir con el suficiente efectivo al sistema? Preguntas que, habitualmente, no tienen respuestas.>