Vivir rodeados de barreras arquitectónicas
Mejorar la calidad de vida

Los testimonios recabados entre las personas que día a día se encuentran con estos -y muchos otros- obstáculos, muestran otra cara de la ciudad. Esa cara que no todos ven, pero muchos padecen: la de una Santa Fe que no posee la infraestructura ni el mobiliario urbano necesario para integrar a las personas que tienen discapacidad motriz, visual o auditiva. "Si tengo que ponerle un puntaje a Santa Fe, la reprobaría. La ciudad está proyectada para un joven sano, para una persona que no se enferma ni envejece, pero no para los niños o adultos mayores", señaló el arquitecto Darío Gattarelli, profesor del posgrado Barreras Físicas y Accesibilidad de la Universidad Nacional del Litoral.

El profesional comenzó a interesarse en el tema en 1989, cuando decidió realizar su trabajo de tesis de la carrera de arquitectura sobre esta problemática. "Veía que la demanda crecía y que, independientemente de las gestiones y de los gobiernos, no se ha tenido en cuenta en la planificación de la ciudad todo lo que se refiere a la accesibilidad. Y no sólo el concepto de barrera arquitectónica y urbanística, sino en lo que se refiere a un plan de accesibilidad integral que incorpore el deporte, el transporte, la educación, las comunicaciones", sostuvo Gattarelli.>

"Uno puede tener desarrolladas distintas estrategias de integración pero si el medio físico, que es el cobijo donde nosotros podemos desarrollar todas las actividades, no está preparado para recibirlas, todo es en vano", explicó el Gattarelli.>

En la sociedad impera la concepción de que la infraestructura y el mobiliario urbano especial sólo están destinados al 10% de personas que tienen algún grado de discapacidad. Sin embargo, Gattarelli sostiene que hay otro sector que se beneficia con esas reestructuraciones. "Si agregamos a ese núcleo los adultos mayores que tienen algún tipo de limitación, los derivados de los accidentes de tránsito o de trabajo, las mujeres embarazadas o con niños de hasta un año, la población que se va a beneficiar representa mucho más que el 10%".>

Desde la calle al edificio

Una recorrida por la ciudad devela rápidamente la escasez de rampas en las esquinas, un elemento que constituye el primer eslabón de la cadena que debe garantizar el acceso pleno en la ciudad.

"Las rampas tienen que ser antideslizantes y siempre deben estar ubicadas en la senda peatonal. No podés colocar un vado en una ochava porque la persona nunca tiene luz de cruce; además por el mismo impulso, cuando logra frenar ya avanzó dos o tres metros y está en una situación de riesgo, no evaluada por quienes construyeron esos vados. En la ciudad hay muchos así", sostuvo Darío Gattarelli.>

"Los vados pueden tener distintos anchos, poseer o no barandas, construirse con materiales antideslizantes caros o con cemento alisado y espinas de pescado que permitan el escurrimiento del agua. Hay distintas formas de materialización, pero el lugar es clave", remarcó el arquitecto.>

Gattarelli sostuvo que los vados sirven, siempre y cuando, no haya otro obstáculo que dificulte su utilización. "La repavimentación de las calles ha generado unos saltos y algunos vados terminan contra una canaleta que dificulta la circulación. En esos casos se debería colocar un solado de hierro que permitiese el cruce de la persona y el paso de agua por debajo", agregó.>

El segundo acceso es al interior del edificio. En Santa Fe, "la mayoría tiene planos inclinados que están muy lejos de ser una rampa accesible, salvo excepciones que se cuentan con los dedos de una mano", manifestó el profesional.>

Las dos primeras rampas (la de la calle y la del acceso al edificio) no serán de gran utilidad si en el interior del lugar no es posible acceder a un primer piso o moverse con comodidad dentro de un baño.>

"Un edificio es accesible cuando es capaz de recibir al conjunto de la ciudadanía, permitiéndole desarrollar las actividades con total normalidad, independientemente de su problema físico. Para eso hay que trabajar en los ingresos, en los pasillos, sobre los medios de circulación, en la señalización interna (en Braille) de los edificios, entre otros puntos", detalló Gattarelli.>

El arquitecto planteó además que las rampas no siempre son el elemento "más idóneo para solucionar un problema de desnivel porque entra en competencia con el patrimonio arquitectónico e invade el espacio público".>

Los elevadores hidráulicos o la habilitación de un ingreso alternativo al principal pueden ser una solución. Sin embargo, Gattarelli aclaró que "hay que evaluar cada caso en particular".>

Obras recientes y por iniciarse

Este fin de semana un hombre se vio obligado a subir con muletas tres pisos porque el remodelado teatro Municipal aún no cuenta con un medio de elevación mecánica.

El secretario de Obras Públicas, Edgardo Ragalli, informó que los trabajos para dotar al edificio de un ascensor están en "plena ejecución". La obra se inició hace un mes y se estima que en 60 días más se concluirá.

El ascensor hidráulico estará ubicado en el sector de las boleterías y permitirá a las personas de la tercera edad, mujeres embarazadas y personas con capacidades diferentes movilizarse sin inconvenientes dentro del lugar.

Hasta tanto se concluyan las obras, la subsecretaria de Cultura de la Municipalidad, Gabriela Garrote, sostuvo que "vamos a disponer de personal capacitado para que la gente que tiene alguna discapacidad pueda ser ubicada en el lugar adecuado".

Además señaló que es aconsejable que "las personas se den a conocer previo a la función para que los empleados del teatro puedan atenderlos como corresponde".

En el marco de la remodelación de los bulevares, la Municipalidad informó que se colocarán rampas para facilitar la circulación de quienes tienen dificultad motriz.

Paso a paso

El arquitecto Darío Gattarelli sostiene que para abordar el tema hay que comenzar por desarrollar un plan de accesibilidad ejecutivo en el que participe no sólo el municipio sino todos los actores sociales. "Tendría que nacer de políticas maestras, bajadas a una planificación y a proyectos", afirmó.

Para ejemplificar que la solución al tema de la accesibilidad no es cuestión de presupuesto, Gattarelli indicó que "hacer un vado representa pico y pala. No es más que una decisión política y para una persona representa no depender de otra para cruzar la calle".

Sin dudas, las rampas en sí mismas no son suficientes, pero constituyen un punto de inicio. "En un plan ambicioso se debe garantizar la accesibilidad desde la casa hasta el lugar de trabajo, la escuela o el lugar de recreación. Pero vamos por parte: si nosotros queremos dar los primeros pasos, tenemos que atacar la zona donde se concentra mayor población y de ahí avanzar hacia los barrios", sostuvo Gattarelli, tras indicar que también hay que superar las barreras sociales.

El profesional explicó que los países que poseen buena legislación y proyectos materializados sobre este asunto son aquellos "que tienen envejecimiento de la población o participan en conflictos bélicos como España, Francia, Australia y Estados Unidos".

La legislación vigente

En el ámbito municipal varias ordenanzas abordan el tema. En 1991, la norma 9.403 instauró "el sistema de protección especial para las personas discapacitadas", que establece en su artículo 21 que debe "evitarse la creación de nuevas barreras arquitectónicas" y eliminarse las existentes "a través de programas de acción directa propuestos por el Departamento Ejecutivo Municipal".

La ordenanza también dispone la colocación de carteles indicadores en braille en las paradas del transporte urbano de pasajeros, la instalación de ascensores con medidas reglamentarias en las nuevas construcciones y la necesidad de adaptar -siempre que sea posible-los colegios o edificios en donde se cumplan funciones de enseñanza pública a fin de posibilitar el uso por parte de los discapacitados en sillas de ruedas.

Dos años después, la ordenanza 9.709 establece una serie de medidas para facilitar la calidad de vida de las personas con discapacidad. Fija que todo edificio público o abierto al público que se ejecute a partir de la sanción de dicha norma -20 de agosto de 1993- deberá prever accesos, medios de circulación e instalaciones adecuadas a personas discapacitadas.

Establece el tipo y ancho de puertas de ingreso y egreso, la medida de las rampas, la altura a la que deberán colocarse las señalizaciones, las dimensiones y características de los servicios sanitarios y del mobiliario de atención al público y la obligación de reservar el 2% de la capacidad total de la sala en la que se realicen actividades deportivas, culturales o recreativas, entre otras medidas.

La norma también establece que cuando se remodelen, reciclen o refacciones edificios públicos o abiertos al público, "la Dirección de Edificaciones Privadas queda facultada a exigir el cumplimiento de las disposiciones fijadas en la ordenanza acorde a su criterio en relación a las posibilidades de cada caso particular".

Dos normas de 1999 incorporan al Reglamento de Edificación una serie de disposiciones entre las que se incluyen la obligación de ejecutar vados en las esquinas e intersecciones de vías en donde existan cruces peatonales y las normas de accesibilidad en servicios de hotelería, para mencionar los puntos más importantes.