La vuelta al mundo
El Líbano y Gaza
Por Rogelio Alaniz

Walid Eido y su hijo Khaled volaron por los aires. Algo parecido le ocurrió hace dos años a Rafik Hariri el primer ministro del Líbano. Atendiendo a la reiteración de estos hechos, no es aventurado afirmar que la salud de los políticos libaneses decididos a defender su nación de las acechanzas del terrorismo, está en peligro, al punto que muy bien podría decirse que si la situación en el país de los cedros continúa en esa dirección es muy probable que en el futuro el que vuele por los aires sea el propio Líbano, asediado por las diversas fracciones del terrorismo musulmán.

Todos los indicios en el atentado del pasado miércoles comprometen al gobierno de Siria como el responsable intelectual de este atentado. El asesinato de Hariri en el 2005 despierta las mismas sospechas. Algo parecido seguramente pensaron los funcionarios de las Naciones Unidas cuando redactaron la resolución 1757 ordenando crear un tribunal internacional para que investigue el crimen. La creación del tribunal ha puesto nervioso a más de uno y es probable que la bomba que acaba de estallar sobre los cuerpos de Eido y su hijo tenga que ver con ese nerviosismo.>

Como se recordará, el asesinato de Hariri dio lugar a lo que se conoció como "la revolución de los cedros", una movilización popular que reclamaba el retiro inmediato de las tropas sirias asentadas en el Líbano desde hacía casi treinta años. Esta formidable victoria política no impidió que el país siguiese siendo de hecho un rehén de las diversas facciones terroristas que han transformado el territorio del Líbano en una plataforma militar estratégicamente orientada contra Israel pero, como suele ocurrir entre estas facciones, periódicamente enredadas en conflictos de poder, en más de una ocasión concluyen liquidándose entre ellos. Lo que está sucediendo en la Franja de Gaza entre Al Fatah y Hamas no es un patrimonio exclusivo de los palestinos.>

En estos momentos el ejército del Líbano realiza operaciones militares contra las brigadas de Fatah al Islam, facción que originariamente integraron las filas de la OLP y que hoy, según los observadores internacionales, responden a Al Qaeda. Fatah al Islam opera en los campamentos palestinos y si bien no hay pruebas de que sea alentado por el gobierno de Assad, está claro que su accionar no lo fastidia.>

Esta es la primera vez que el ejército libanés asume un compromiso nacional ejerciendo el monopolio legítimo de la violencia. De todos modos no le será fácil cumplir con sus objetivos porque los grupos terroristas disponen de una diversidad de recursos que le permiten neutralizar los operativos militares oficiales.>

No terminan allí los problemas para el Líbano. Hace unos meses renunciaron del gobierno los ministros de Hezbolá y sus aliados. El gobierno de Siniora redujo así su base política y todo hace pensar que la renuncia de los ministros apunta a preparar una futura ofensiva militar contra un gobierno cada vez más debilitado. Si bien Hezbolá manifestó su desacuerdo por el accionar militar de las brigadas de Fatah Al Islam, (relatar las disputas entre las diversas fracciones islámicas excede las posibilidades de esta nota) se sabe que la crítica por ahora es más declarativa que real, en tanto que los jefes de Hezbolá especulan con el creciente debilitamiento y la marcada pérdida de legitimidad del gobierno libanés.>

La estrategia de Hezbolá sería la de asaltar el poder antes de fin de año y transformar al Líbano en una suerte de portaaviones contra Israel. Por su parte, Siria intenta por el momento frenar o demorar la investigación promovida por las Naciones Unidas. Su responsabilidad en el crimen de Hariri debilitaría su posición internacional y lo colocaría como uno de los Estados malditos a los ojos de Estados Unidos.>

Siria por su parte nunca ha renunciado a anexarse al Líbano. Para más de un estratega sirio el Líbano les pertenece legítimamente. Para quienes inventan resucitar las supuestas glorias del pasado, siempre está presente el recuerdo de los tiempos en que Siria y el Líbano eran una sola nación bajo el manto protector del imperio otomano.>

El próximo 25 de septiembre los libaneses deben elegir su nuevo presidente en reemplazo del actual títere sirio Emile Lahoud. El objetivo del gobierno de Assad es que bajo ningún concepto esa presidencia puede quedar en manos de la comunidad cristiana libanesa. Ese mismo objetivo se plantean los terroristas de Hezbolá que, dicho sea de paso, conviene saber que disponen de ejército y servicios sociales propios, es decir, están constituidos como un verdadero Estado paralelo, financiado generosamente por el dinero de los chiítas iraníes, ahora con las manos libres para alentar movimientos terroristas en Oriente Medio gracias a la gauchada que le hizo Estados Unidos invadiendo Irak y derrocando al gobernante que los liquidaba con morbosa eficacia: Saddam Hussein.>

Mientras tanto, en la Franja de Gaza los muchachos de Hamas tomaron el cuartel general, a los prisioneros de Al Fatah los liquidaron con un tiro en la cabeza, izaron la bandera verde y anunciaron que su próximo objetivo son los judíos. La causa palestina hoy se ha transformado en un animal de dos cabezas: Hamas en Gaza y la OLP en Cisjordania.>

Esta vez los palestinos no deberían responsabilizar a los judíos por sus desgracias, pero conociendo el paño ya se las van a ingeniar para retornar a su obsesivo y funcional relato. En los diarios se habla de guerra civil entre palestinos, pero más que guerra civil habría que decir que se trata de una guerra entre los fanáticos de Hamas y los corruptos de la OLP.>

En ese contexto las opciones de los pobres palestinos no son para nada envidiables. Tampoco lo son para los judíos a la hora de negociar. Los únicos que disfrutan de esa situación -un disfrute trágico y grotesco- son las bandas terroristas palestinas cuya pulsión de muerte ya es un estilo de vida, una estrategia en sí misma, mucho más "interesante" que preocuparse por orientar los millones que reciben de subsidios para mejorar la calidad de vida del atormentado pueblo palestino.>