Por favor, dígame licenciado

La verdad y la mentira son tan antiguas como el hombre. Bien podríamos decir que son inherentes a él y forman parte de su condición.

Por definición, la verdad responde a la conformidad de las cosas con ellas mismas o a la correspondencia entre lo que se dice con lo que se piensa o siente. Como antítesis, quien miente, dice lo que dice con el objeto de engañar. Es un acto voluntario, dirigido y que apunta a conseguir una respuesta.>

Pensando en términos de costo-beneficio, se podría deducir que el camino de la verdad es lento y difícil. Quien dice la verdad -su verdad, ya que hay tantas como personas dicen tenerla- corre el riesgo de ganarse, por ejemplo, la antipatía de quien no esté predispuesto a escucharla.>

Pero socialmente, la mentira está aceptada y convive de tal modo con nosotros, que somos capaces de saber que nos están mintiendo y sin embargo le damos al hecho un lugar intrascendente. A veces el silencio se parece a una mentira, de allí el conocido dicho "el que calla otorga...".>

En política la mentira es moneda corriente y es así como a diario las escuchamos con resignación, desde las más burdas a las más sofisticadas.>

Algunas veces, con el análisis atento de los hechos o realidades, es posible detectar a los mentirosos; otras, las mentiras quedan al descubierto producto de la casualidad. éltimamente dos exponentes de la categoría quedaron al descubierto: uno es el jefe del gobierno porteño que se hacía llamar licenciado sin serlo y el otro es un ingeniero al que un hecho desgraciado lo introdujo en la política, que no pasó por facultad de ingeniería alguna.>

Son omisiones de la verdad muy personales que, si bien no afectan los resultados finales de sus logros, decepcionan a la sociedad y humilla a los protagonistas.>

¿Se es mejor persona por ser licenciado?, ¿se es más capaz por ser ingeniero?>

¿Qué se siente prometer sabiendo que se está lejos de cumplir? ¿Hasta dónde se está dispuesto a sostener una mentira?>

Nietzche anunció que a la verdad y a la mentira hay que tomarlas en un sentido extramoral, es decir, libre de toda justicia, lógica, sentido común y honradez. La verdad, según el filósofo, es el puro resultado de las fuerzas en juego. Es pura opinión pública. Es para pensarlo.>