Un imperio envenenado de pasiones

Laura Osti

Con "La maldición de la flor dorada", Zhang Yimou completa la trilogía iniciada con "Héroe" y continuada con "La casa de las dagas voladoras".

Las tres obras se inscriben en el género "wuxia", típicamente chino, que combina un escenario histórico-épico, lucha de espadas y artes marciales, y un aspecto melodramático en el que están presentes aspectos del amor, amistad, lealtad y traición.

En este caso, la historia está ubicada hacia fines de la dinastía Tang (año 929) y los protagonistas son precisamente los integrantes de la familia imperial.

La acción transcurre en vísperas de la gran Fiesta del Crisantemo, que se celebrará como bienvenida al emperador Ping (Chow Yun-Fat) y a su segundo hijo Jai (Jay Chou), quienes han estado durante dos años combatiendo en la frontera.

En palacio, la emperatriz Fénix (Gong Li) está abocada a controlar los detalles de los preparativos de la fiesta, bordando personalmente flores doradas en los atuendos que deberán vestir los miembros de la familia. Aparentemente está enferma y debe tomar una medicina que prepara especialmente para ella el médico del palacio, por orden del emperador.

Yimou hace un gran despliegue visual con multitudinarios movimientos sincronizados de personas que alternan con primerísimos planos sumamente sugestivos y escenas íntimas, con un criterio operístico y apelando a cuanto recurso brindan las tecnologías actualmente disponibles, para ofrecer un espectáculo impresionante por su colorido, belleza y perfección formal.

En ese marco de lujo y poder desmesurados, sucede una tragedia íntima que afecta a la familia imperial, y que por eso trasciende más allá y adquiere características descomunales.

El emperador está enojado con la emperatriz porque ha descubierto que lo engaña con su primogénito, el príncipe Wan (Liu Ye), que es hijo de su primera mujer; por eso ha ordenado que a su medicina se le agregue otro componente que en realidad está debilitando lentamente la salud de su esposa.

Por su parte, la emperatriz, que alimenta un viejo y amargo rencor hacia el emperador, intenta influir en Jai para conspirar contra su padre.

A su vez, Wan mantiene un romance oculto con la hija del médico de palacio, el que también tendrá un trágico desenlace, al descubrirse un secreto terrible que involucra de manera incestuosa a las dos familias.

Si bien el espectador puede encontrar reminiscencias que aluden a las tragedias griegas o a Shakespeare, se puede decir que Yimou hace pleno honor a sus raíces y recrea en el cine aspectos y estilos de la tradición operística china, con un marcado interés estetizante, logrando un resultado visual majestuoso e impecable.

La atmósfera que impera durante las casi dos horas que dura el filme es opresiva, tensa, de una violencia que transita desde la más refinada sutileza a la explosión final en que una gran batalla sucede a las puertas del palacio y el drama familiar diezma a toda la descendencia del emperador y colateralmente, a la familia del médico, que tiene un protagonismo crucial en el encadenamiento de desgracias.

A pesar del predominio de la amargura, de la ausencia de alegría y de sus características barrocas, el filme ofrece un enorme placer visual.

La maldición de la flor dorada

"Man cheng jin dai huang jin jia", China/2006. Guión y dirección: Zhang Yimou. Con Chow Yun-Fat, Gong Li, Chou Jay, Liu Ye, Ni Dahong y Qin Junjie. Fotografía: Zhao Xiaoding. Música: Shigeru Umebayashi. Edición: Cheng Long. Diseño de producción: Huo Tingxiao. Producción hablada en mandarín, con subtítulos en castellano y presentada por Columbia TriStar Films de Argentina. Duración: 114 minutos. Calificación: para mayores de 13 años, con reservas.