Mañana se realizará el acto central
El Che, cuarenta años después
Los cubanos recordarán mañana a Ernesto Guevara a cuarenta años de su muerte. El acto principal se realizará en Santa Clara, ciudad que cobija los restos del guerrillero argentino.

La gigantesca silueta de un Che de mirada penetrante custodia la Plaza de la Revolución, corazón político de Cuba, donde Ernesto Guevara será recordado mañana a los 40 años de su muerte.

El acto central se celebrará en Santa Clara, ciudad liberada por el Che en 1958 en la lucha revolucionaria de Fidel Castro y donde están sus restos, traídos a Cuba en 1997 tras ser hallados en Bolivia, en cuya selva fue capturado el 8 de octubre de 1967 y ejecutado al día siguiente.

La ceremonia en Santa Clara, 300 km al este de La Habana, sería presidida por Raúl Castro, debido a que su hermano Fidel, quien le cedió el poder el 31 de julio de 2006, aún convalece de una enfermedad intestinal.

En toda la isla fueron programadas actividades, como exposiciones, muestras fílmicas y fotográficas, marchas, movilizaciones de trabajo, partidas simultáneas de ajedrez y hasta un foro en Internet.

El guerrillero sigue muy vigente en la isla, siempre presente en la propaganda política. Escuelas, universidades y plazas llevan su nombre, aparece incluso en una moneda y en billetes, en camisetas, gorras, afiches y en todo tipo de recuerdos para los turistas.

La imponente obra metálica en la Plaza de la Revolución, que reproduce el rostro fotografiado por Alberto Korda, cubre los diez pisos de la fachada del Ministerio del Interior, otrora sede del de Industrias, del que Guevara fuera ministro en 1961.

"En Cuba el Che está en todas partes. Es el modelo de revolucionario al que aspiramos, honesto, intransigente, pero extremadamente humano", dice a la AFP Paula Fernández, estudiante de arte de 16 años.

Enfundada en una camiseta negra estampada con un Che sonriente, Paula dice que, como todos los jóvenes cubanos, conoce desde la niñez sobre el mítico guerrillero que, tras ayudar al triunfo de la revolución en Cuba, fracasó en su intento de promover la rebelión en el continente.

"Fue un hombre que luchó al lado de los pobres y murió en Bolivia con una estrella en la frente alumbrando el continente de la América Latina", afirma Camila, de 7 años, citando la estrofa de un poema que aprendió en su escuela.

Uniformada de falda roja, camisa blanca y pañoleta azul, la pequeña resume sin titubear el significado del lema de su organización de escolares: "Pioneros por el comunismo, seremos como el Che".

"Que nos portemos bien, que seamos estudiosos, disciplinados y valientes como él, eso quiere decir", explica la niña.

Hasta en la moda

Es también moda revolucionaria usar la boina negra con una estrella blanca, camisetas o llevar pulseras con su figura. Fidel Alejandro, de 19 años, lo lleva tatuado en su brazo derecho.

"Hay que leer mucho al Che y estudiar su legado", dice Adrián Hernández, alumno de ingeniería biomédica de 23 años, quien lleva siempre un dije con la foto del Che "como amuleto", pero aclara que los cubanos no lo ven como "un dios, sino como un ejemplo".

Poemas, el más famoso "Che comandante" de Nicolás Guillén, documentales y otras manifestaciones del arte reflejan la huella de Guevara en la isla. También inspira a pintores conocidos como Raúl Martínez, Orlando Llanes y Roberto Fabelo.

"Su ejemplo tiene una fuerza invencible, aniversario 40 de su caída en combate", se lee en vallas colocadas en distintos puntos de la isla por estos días.

Varias generaciones de cantantes, como Silvio Rodríguez en "Fusil contra fusil", le dedicaron canciones. El clásico de clásicos es la canción de Carlos Puebla: "Hasta siempre Comandante", que ha dado la vuelta al mundo al igual que la foto de Korda.

Precisamente en el teatro de la Universidad de Santa Clara, que devino comandancia de Guevara durante la toma de la ciudad en 1958, Silvio Rodríguez encabezará el domingo un concierto de trovadores latinoamericanos.

La "maldición" que continúa

El mito creado en torno a la figura de Ernesto Guevara se mezcla con la superstición cuando se enumera la cadena de desgracias que cayeron a los involucrados en su captura y su asesinato, una sucesión de casualidades que contribuyeron al nacimiento de la llamada "maldición del Che".

Durante las dos décadas siguientes a su muerte en La Higuera (Bolivia), en 1967, muchos de los que estuvieron relacionados con su captura, su asesinato o la desaparición de su cadáver murieron o sufrieron graves accidentes o agresiones que les marcaron de por vida.

Los rumores comenzaron poco después de la ejecución de Guevara, cuando, explica el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II en su biografía sobre el Che, una gran sequía asoló la aldea boliviana de La Higuera y se corrió la voz de que el guerrillero tomaba venganza contra los aldeanos por haber permitido que le asesinaran.

La leyenda creció en 1969, tras la muerte del general René Barrientos, el presidente de Bolivia que ordenó matar a Guevara, que falleció carbonizado en un accidente de helicóptero, aunque, al parecer, su desaparición fue resultado de una conspiración golpista.

Poco después, Honorato Rojas, el campesino boliviano que delató a la guerrilla de Guevara, fue asesinado por un grupo armado.

A principios de los años 80, Gary Prado, el capitán que capturó al Che, sufrió la herida de una "bala amiga", al parecer disparada fortuitamente por uno de sus soldados, que le perforó los pulmones y lo dejó paralítico.

El teniente coronel Andrés Selich, uno de los militares bolivianos que se entrevistó con el Che durante la noche que estuvo detenido en la escuela de La Higuera, fue asesinado cuando fraguaba un golpe de Estado en su país.

Como Roberto Quintanilla, el jefe de la inteligencia del Ministerio del Interior que estuvo presente cuando amputaron las manos del cadáver de Guevara, fue asesinado años después por una guerrillera.

Félix Rodríguez, un agente de la CIA que identificó al Che en Bolivia, comenzó a padecer asma -la enfermedad que marcó la vida del guerrillero- tras regresar a Estados Unidos.

Pero, paradojas de la historia, no todo ha sido venganza en la leyenda de la maldición del Che. El hombre que le disparó, Mario Terán, entonces sargento del ejército boliviano, quedó casi ciego en su vejez y recuperó la vista recientemente gracias a los médicos cubanos que trabajan en la Operación Milagro en Bolivia.

La noticia se destapó recientemente porque el hijo de Terán pidió al periódico El Deber, de Santa Cruz de la Sierra, que publicara una nota de agradecimiento a los cubanos.

¿Terminará así la leyenda de la maldición del Che?

Aquellos que lo combatieron

El homenaje al revolucionario argentino-cubano Ernesto Che Guevara, ejecutado en Bolivia hace 40 años, suscita amargura y bronca entre los ex soldados que están aún a la espera de algún reconocimiento por haber combatido al guerrillero.

La mayoría de ellos eran jóvenes reclutas cuando siguieron los rastros del Che durante once meses en la selva del sureste boliviano, antes de neutralizarlo.

Pero esta victoria nunca les valió gloria popular ni grandes rentas militares, mientras que el guerrillero, fusilado el 9 de octubre de 1967 en la aldea de La Higuera, desde entonces se volvió una leyenda.

Instalado en Santa Cruz (este), Gary Prado, comandante de la unidad de elite que capturó al Che, ve el homenaje que se le rinde en Bolivia al revolucionario como una "ofensa a la dignidad nacional".

"En vez de rendir homenaje a un hombre que vino para invadir el país, se debería honrar a la fuerza armada, a los soldados que defendieron el país", afirmó a AFP este general retirado de 68 años, que reclama del gobierno una "pensión de por vida" a los ex combatientes y sus viudas.

En 1985, Bolivia promulgó un decreto que distingue a estos ex soldados como "beneméritos" de la patria, un título honorífico que ellos consideran insuficiente.

Para hacerse oír, los cerca de 1.500 "beneméritos" se agruparon en federaciones. La mayoría de ellos residen en Santa Cruz, capital económica del país y bastión de la derecha boliviana.

No obstante, las autoridades fueron reticentes durante mucho tiempo a ceder al culto del Che. Después del golpe de Estado del general Hugo Bánzer en 1971, su régimen envió a prisión al alcalde de Vallegrande, donde el cadáver del revolucionario fue expuesto y luego enterrado secretamente.

"Su única falta fue haber propuesto darle el nombre del comandante Guevara a una avenida", cuenta su hija, Teresa Siles, de 53 años, que tiene un restaurante en la ciudad.

AFP