Cartas a la Dirección

"A la madre de `mi' asesino"

Señores directores: La palabra madre para mí significa amor, dulzura. A la madre de "mi" asesino yo le pregunto: si a él lo arropaste cuando hacía frío; si dejaste un trabajo digno para atenderlo, para cuidarlo, para ayudarlo en sus tareas, si te desvelaste cuando estaba con fiebre, si lo comprendiste cuando te planteó un problema. Si lloraste con él cuando tuvo un desengaño, si te levantaste a la madrugada para ver dónde y con quién estaba, si le lavaste impecable su ropa para ir a trabajar, si lo acompañaste hasta la puerta y te quedaste hasta verlo irse erguido, elegante, contento, y si lo esperaste con la comida que a él le gustaba.

Me pregunto qué contención le diste a tu hijo para que hoy se convierta en mi asesino, porque mató a mi hijo y también me mató a mí. Porque yo no sé vivir sin él. Esto no es vivir, esto es morir de a poco cada día.

Si Hernán fuera tu asesino yo lo hubiera entregado para que pague tanto daño.

Nilda Gómez. DNI. 10.523.637. Mamá de Hernán Bouvier. Ciudad.

Homenaje insólito

Señores directores: Hace un par de días tuve ocasión de ser espectadora de una reunión que culminó con un almuerzo en un restaurante céntrico cuyo objetivo (para mis ojos) me pareció algo fuera de lo común.

Estaban departiendo amablemente una treintena de hombres y mujeres, todos mayores de 70 años o más, que rodeaban homenajeando a un hombre de 93 años. ¿O quizás era al revés, que el organizador de dicho evento era el hombre mayor, convocando a sus alumnos para retribuirles varios otros encuentros?

Éstos eran sus alumnos de la escuela primaria N° 49 de Campo Mauri (jurisdicción de Santo Tomé) que habían cursado las clases entre los años 1938 y 1950 los que demostraban cariño al maestro (como así lo denominaban).

íCuánto agradecimiento, qué felicidad, qué respeto! Se escucharon diversas anécdotas de cuando eran niños: que se trasladaban a caballo y/o a pie a campo traviesa, en frías mañanas.

Se recitaron las tradicionales poesías escolares y referencias a la figura de quien les exigía uñas limpias y zapatos lustrados, el que les enseñaba la conjugación de los verbos. Hubo también obsequios, fotos y flores.

Ver cómo esos "grandulones" se dirigían al maestro, emocionados por el reencuentro fue un espectáculo conmovedor. Alguien lo calificó como un verdadero patriarca.

Esa figura convocante era don Jaime Streiger. Mantener fresco el recuerdo por más de 40, 50 ó 60 años, acaso ¿no justifica decir que eso constituía un homenaje inédito?

Fanny Rodríguez. DNI: 1.122.725. Ciudad.