RAPHAEL Y ADRIÉN
Dos parisinos en Santa Fe
Para completar sus estudios en informática, los jóvenes debían hacer un servicio comunitario en el extranjero, y eligieron Santa Fe para ayudar. Se pusieron en contacto con Cáritas, repararon sus computadoras y ayudaron en los comedores barriales.

"Nos llevamos a casa la amabilidad de la gente y su fuerza para reparar, para reconstruir, algo poco común en Europa". Ésa fue la conclusión de Raphael Plottin y su amigo Adrién Ribette días antes de dejar Santa Fe. Estos parisinos tienen 24 y 22 años, y cursan tramos finales de su carrera de Ingeniería en Informática en su ciudad natal. Como parte del plan de estudios, debían realizar un mes de trabajos comunitarios en el extranjero, y eligieron a nuestra ciudad "porque nos pareció que aquí podíamos ser útiles", comentó Raphael a El Litoral.

Así, se pusieron en contacto con Cáritas Arquidiocesana y no sólo repararon sus computadoras, sino que también ayudaron en los comedores barriales de la entidad.

Beatriz de Dios, de Cáritas, comentó que Raphael y Adrién visitaron el Comedor Cristo Rey y la Casita de los Chicos de barrio Santa Rosa de Lima, el comedor Cristo Obrero de barrio Villa del Parque. "Allí colaboraron y charlaron con los vecinos, quienes les contaron sus historias, sus vivencias", comentó Beatriz.

A partir de ello, a los ojos de Adrién "la vida de estas personas no es muy diferente de quienes viven en los barrios de París. Notamos, sin embargo, que aquí, los barrios de bajos recursos están muy cerca del centro, algo que no vemos en Francia. Fuera de ello, la vida es igual", comentó.

Aporte, técnico y humano

El aporte específico de este intercambio permitió poner a punto las computadoras de Cáritas Arquidocesana, que "son antiguas pero cumplen las funciones requeridas por sus usuarios", opinó Adrién.

Para Beatriz, éste fue un aporte significativo porque "aun cuando para ellos es algo normal, para nosotros es todo un tema", contó Beatriz.

"Más allá de su trabajo, es importante destacar la sencillez con la que se comunicaron, y la responsabilidad con la que trabajaron -agregó-. Caminaron por la ciudad, conocieron los barrios y se llevaron una mirada más abarcativa de Santa Fe".

Del otro lado de la experiencia, la vivencia de los parisinos superó los tecnicismos, ya que sus conclusiones distan mucho de la frialdad de las computadoras: "Si bien hay personas que necesitan ayuda, también hay quienes colaboran en los comedores, quienes tratan de ayudar".

Días antes de dejar la ciudad, estos jóvenes parisinos coincidieron en que "tal vez mucha gente nunca se acercó a participar, aun cuando estos lugares están muy cerca del centro. Las personas deberían acercarse y tratar de ayudar, después de todo, son sus vecinos".

De la redacción de El Litoral