Región: REG-10
Desarrollo sustentable en los Bajos Submeridionales
En busca del agua pérdida
Un programa capacita a los pequeños productores del norte santafesino para lograr una gestión más eficiente de los recursos hídricos. Aprenden a levantar bordos, construir represas de reservas y a realizar perforaciones más profesionales para pelearle a "la seca".

Gastón Neffen (textos) - Juan Manuel Fernández (fotos)

Durante muchos años, en los bajos las cosas siempre se hicieron así. Cuando había que encontrar agua dulce se llamaba al radomante. En el norte de Santa Fe, los tipos son una leyenda y siguen trabajando (con las horquetas y los alambres). Pero ahora su instinto -su don, su olfato- se complementa con una labor mucho más precisa: la gestión profesional de un geólogo.

Este es uno de los aportes del proyecto "Acciones para la conservación y desarrollo sostenible de los Bajos Submeridionales" que realizan en forma conjunta Fundapaz y la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA), con fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional y de la Fundación Ecología y Desarrollo. El objetivo es capacitar a los pequeños productores para que aprendan a manejar el agua con la mayor eficiencia posible.

Para entender cómo funciona este programa hay que recorrer 90 kilómetros por la ruta 98 (desde Vera). Después, doblar a la derecha y hacer otros diez por un polvoriento camino de tierra, lleno de perdices y con algunos ñandúes silvestres, hasta llegar al establecimiento "Los Mellizos", de los hermanos José María y Luís María Centis, que queda a unos 15 kilómetros de Fortín Charrúa.

El campo tiene 1.200 hectáreas y es un buen ejemplo del paisaje clásico de los bajos. Casi no hay árboles y los espartillos y tacurús están por todos lados. La sal se ve en las manchas blancas que hay en los perfiles de suelo y en la temprana oxidación de los alambres, negros y herrumbrados, como si tuvieran cincuenta años.

Los Centis son pequeños productores ganaderos porque los bajos no son la pampa húmeda. Aquí lo ideal es que no haya más de una vaca cada dos hectáreas (o cada 2,5, en algunos lugares). El problema es que cada animal consume unos 60 litros de agua por día y otros 80 de materia seca (espartillos y otros pasturas); y si el campo se sobrecarga -en este crudo ambiente- los recursos naturales colapsan.

Lo mismo pasa cuando no llueve. Este año se profundizó la fuerte sequía que padece el norte santafesino desde hace cuatro años. A pesar de que los bajos se definen como un humedal ahora no hay agua por ningún lado. Los esteros están agrietados, los canales vacíos y las lagunas secas, o son un inmenso charco con unos pocos centímetros de agua (un buen ejemplo es la laguna El Bonete a 25 kilómetros de Vera).

Asesorados por Fundapaz y FVSA, los Centis -y otros cuatros productores- hicieron varías cosas para pelearle a "la seca". "Lo primero fue traer un geólogo, que utilizó imágenes satelitales y estudios geoeléctricos para determinar donde hacer las perforaciones para buscar agua dulce", explica Alfredo Paduán, coordinador del programa Santa Fe de Fundapaz, a Campolitoral.

Es cierto que los productores más avanzados de los bajos ya se venían asesorando con estos profesionales, pero para los más pequeños es una figura nueva que antes parecía inaccesible.

"El productor se dio cuenta de que había otra cosa", dice José María Centis, uno de los mellizos. "Antes estaban "los más viejos que los viejos', y esos -junto a los radomantes- eran los que nos aconsejaban donde podía haber agua. Ellos conocían los antiguos pozos y el tipo de vegetación que crecía cerca del agua buena, la que podía servir para la hacienda", recuerda, este productor de 49 años.

Con las indicaciones del geólogo, en septiembre del año pasado se instaló un pozo con sistema araña (con cuatro perforaciones) y una represa de recarga en un bolsón de agua dulce. Paduán cuenta que se hicieron más perforaciones para balancear mejor la extracción de agua dulce.

La represa de recarga -en forma de v- se utiliza para acumular agua de lluvia y retroalimentar la que ya tiene el pozo. La tierra que se extrae para excavarla se recicla para levantar "dormideros", "lomadas" en las que pueden descansar las vacas cuando hay crecida.

Todavía no se pudo evaluar el impacto de estas obras porque en los bajos no está lloviendo. Los Centis contaron hasta la última gota de agua que cayó en su campo. En el almanaque que les regaló Fundapaz anotaron que en enero y febrero no llovió. En marzo sólo 50 milímetros y en abril otros 10. En mayo y en lo que va de junio nada. En la zona, el régimen promedio de precipitaciones es de 700 milímetros anuales.

"Hay que esperar precipitaciones más significativas para saber los resultados. Todos los meses medimos los niveles de salinidad para saber si el agua que aporta la represa mejora la calidad del bolsón de agua dulce", señala Paduán.

Los bordos

Los Bajos Submeridionales son clasificados como un humedal. Parece importante insistir con esta denominación porque cualquiera que los recorra en este momento va a encontrar muy poca agua.

En realidad, en la zona siempre han alternado períodos de inundaciones y sequías. Pero hay muchos productores que sospechan que los canales que se construyeron a principios de los "90 están agravando los ciclos de "la seca".

Los cuadros técnicos de la Fundación Vida Silvestre y Fundapaz también piensan lo mismo. "La eliminación del agua a través de los canales no permite acopiar agua de buena calidad para los animales y para el consumo humano durante las épocas de sequía", afirman en el manual "Bajos Submeridionales: Experiencia piloto de manejo de agua y recursos asociados".

Miguel Fertonani, director provincial de Programas Estratégicos de la secretaría de Aguas del gobierno provincial, opinó en la misma línea. "Se ha producido una disminución de la calidad y cantidad de agua que en períodos de déficit se torna alarmante. En el caso de los bajos, lo ideal es que permanezca el mayor tiempo y sea lo más dulce posible", argumentó el funcionario en una entrevista con El Litoral.

En el campo de los mellizos Centis están probando una herramienta para lograr ese efecto. Se llaman bordos de contención. Son pequeños terraplenes (50 centímetros) que se construyen -en forma semicircular- alrededor de un estero.

Tienen dos objetivos. El primero es retener por más tiempo el agua de lluvia, para que infiltre en las napas freáticas y mejore la calidad de este recurso. Además, los animales también pueden usarlos como dormideros cuando hay inundaciones, "por eso los hacemos anchos", agrega Paduán. Se supone que está herramienta también debería mejorar la calidad de las pasturas.

El proyecto

Mientras se calienta la pava, en la cocina de los Centis, Paduán cuenta que este trabajo se está realizando con cinco productores de la zona. "En total 8.000 hectáreas en los campos cercanos a Fortín Charrúa", precisa.

El objetivo es integrar a más gente. En mayo comenzaron las reuniones para sumar a 20 productores más (un total de 50.000 hectáreas). Como en este caso, se comienza capacitándolos en un manejo más eficiente del agua.

Más adelante, la idea es formarlos para una gestión más eficiente de los rodeos ganaderos. "Por ejemplo, hay condiciones naturales muy buenas para certificar carnes orgánicas", adelanta Paduán.

Los productores de la zona necesitan estas herramientas porque en los últimos años se incrementó la cantidad de hacienda (lo que agrava la vulnerabilidad ante la sequía). Es el fenómeno de "las vacas corridas" que aleja a los anímales de la pampa húmeda (cada vez más agrícola) para llevarlos a las islas, al monte y a los bajos.

En esta inmensa llanura se pueden hacer muchas cosas más. Desarrollar la apicultura, estimular la cría de ñandúes, nutrias y carpinchos. Generar programas para planificar áreas de turismo rural. Pero hay que dar un primer paso.

Todavía no existe una estrategia de conservación y manejo sustentable de los recursos naturales de los bajos. Este plan maestro lo reclama desde hace décadas la Sociedad Rural de Vera, los intendentes y presidente comunales de la zona y las entidades ecologistas (además reclaman un acueducto que garantice agua potable para cada población).

Ahora también lo reconoce el gobierno. El Ministerio de la Producción y el de Aguas y Servicios Públicos promueven un modelo de desarrollo sustentable. Fertonani adelantó recientemente a El Litoral que las metas son elaborar un mapa de riesgo productivo, definir estrategias estructurales para almacenar más agua (perforaciones, estudios geoeléctricos, etc.) y regular el uso y la ocupación de los espacios naturales (políticas de ordenamiento territorial).

Este trabajo es esencial para que los Centis, y los miles de productores que hay en los bajos, dejen de mirar con angustia el almanaque para saber cuando fue la última vez que llovió.

Los Bajos Submeridionales

- Es uno de los humedales más importantes de la Argentina.

- Tienen 3,3 millones de hectáreas y ocupan el 21% de la superficie de Santa Fe.

- Aquí vive el 8,3 de la población santafesina.

- En estas llanuras pasta el 40% del stock bovino de la provincia.

- Es una región sin árboles, en la que el paisaje está dominado por los espartillos y los tacurús (son enormes hormigueros).

- Son suelos salinos y alcalinos porque hace millones de años, antes de que se levantara la Cordillera de los Andes, está llanura formaba parte del mar.