Región: REG-12
Excusa móvil
Por Eloy Rodríguez

La razón del campo, las fisuras internas del gobierno y la magnitud de un conflicto no pensado, obligó a acicalar un discurso y a rendir cuentas a la sociedad sobre el uso de fondos confiscatorios provenientes de las retenciones a las exportaciones, fundamentalmente de soja (que es un poroto, no un yuyo; que es oleaginosa y no cereal, y que no se planta sino que se siembra).

Hasta el 10 de marzo, el 35% vigente era confiscatorio. El 11 de ese mes se establece el sistema de retenciones móviles que eleva la gabela al 44%. No se dijo para qué, como tampoco se explicó su dirección en las sucesivas oratorias presidenciales. Todo hacía conjeturar que el destino sería la atención del desequilibrio fiscal originado por un creciente gasto público o el pago de algún vencimiento externo, amén de los subsidios.

Tres meses después, se dijo que el 9% de las retenciones, diferencia entre el 35% y el 44%, a las exportaciones de soja será destinado: el 60% para construir hospitales, el 20% para planes de viviendas y el 20% para la optimización de caminos rurales. Todo sujeto a la distribución "devideriana".

Pobres pobres, quedaron presos de una dialéctica demagógica y sorpresiva en la cual pulularon las contradicciones, las paradojas, los interrogantes, la anticonstitucionalidad, la soberbia y la no muy clara definición de "renta extraordinaria".

¿Cuánto dinero aportarán los otros sectores? ¿La industria del juego? ¿la minería? ¿el sistema financiero? ¿los demás beneficiados con la pesificación, además del campo? ¿los pocos "oligarcas terratenientes" que quedan? ¿Las multinacionales? ¿El control de la evasión? Conforme a los que aplaudieron el último discurso, todo indicaría que quedan excluidos por no captar "rentas extraordinarias".

¿Por qué no se aplicó la movilidad en el Impuesto a las Ganancias, que es coparticipable? ¿Cuáles son los fondos concretos para estas construcciones que están atados al péndulo cotizable en Chicago? ¿ Cómo se atenderá la política fiscal? ¿Cómo seguirán las construcciones enunciadas si la cotización de la soja desciende, como ocurrió en 1997 cuando bajó 60% en seis meses?.

Este aumento en las retenciones, que no está presupuestado para el 2008 como si lo está el Tren Bala, debería ser aprobado por el Congreso de la Nación y no por un decreto con una reasignación efectuada por el Jefe de Gabinete mediante los superpoderes.

La vituperada soja dejó de ser un "yuyo diabólico", para transformarse en un milagroso recurso multiuso. Sería bueno saber cómo y cuando se ejecutarán las obras y que se hará con el 35% restante.

Después de un irrazonable surrealismo, el Estado ya no es un Robin Hood bizarro y omnipresente que hace lo que quiere sin rendir cuentas a nadie.