Yanina Paola Orellano estuvo en este diario para denunciar públicamente la insólita desaparición de su moto marca Honda Guerrero, vehículo que -según refiere-, fue cargado en un carretón municipal ayer a la tarde, en el marco de un procedimiento realizado en la esquina que forman peatonal San Martín y calle Tucumán.
Orellano admite que dejó su motocicleta mal estacionada y también el haber cedido a un pedido de coima -cien pesos para dejar las cosas en su lugar-, formulado por un funcionario policial, "de la Unidad Regional I", dice, pero agrega que así y todo un inspector municipal ordenó que el rodado fuera cargado y retirado del lugar.
"Cuando pedí que me dieran la boleta de la multa, no lo hicieron, me dijeron que ahí no la podían hacer", recuerda la joven que ahora refiere, no sin alarma, que cuando un poco más tarde su esposo fue al corralón de Santiago del Estero y Urquiza, la moto no estaba ahí y nadie supo explicarle lo ocurrido con ella.
Orellano también se presentó en el corralón municipal de calle Balcarce al 1600, pero la respuesta que allí le dieron fue que debía regresar al depósito de calle Urquiza, porque el corralón de Balcarce sólo guarda automóviles secuestrados por infracciones diversas.
Nuevamente en el depósito de avenida Urquiza, Orellano y su esposo exhibieron los papeles del rodado, pero por segunda vez la respuesta fue negativa, ahí no estaba. Así las cosas ambos esposos se dirigieron a la Dirección de Asuntos Internos de la Policía santafesina y allí denunciaron la extraña e inquietante situación que los tiene por protagonistas.