Política: POLI-03
Conflicto sin fin
La soja, un cultivo con promoción peronista
Se la introdujo en el país en el tercer gobierno de Juan Perón. Se la sembró por primera vez en Arequito (provincia de Santa Fe). Su rentabilidad aportó prosperidad y la creación del complejo aceitero más importante de Latinoamérica. El daño de las retenciones.

Tras un largo conflicto de 100 días por parte del campo, al que el paro de transportistas de granos sumó sus consecuencias, el Poder Ejecutivo Nacional envió el proyecto de ley al Congreso que contenía las resoluciones ministeriales relativas a las retenciones móviles a las oleaginosas, sobre todo, a la soja y al girasol. Además, en el mismo mensaje se prevé la creación del Fondo de Distribución Social, conformado por los fondos provenientes de la contribución que superen el 35 %. El gobierno ha dicho que construirá hospitales y viviendas.

Quienes desde el principio del conflicto se han manifestado en contra de este aumento de las retenciones han fundamentado su postura en lo que representa el cultivo de estas oleaginosas Äsobre todo la sojaÄ para la familia rural y para la vida de los pueblos del interior.

Como es de público conocimiento, la resolución 125 elevó del 35 al 44 % la alícuota de la retención para la soja y la convirtió en móvil, con lo cual desarmó, además, los mercados a término, otra herramienta que tenía el productor en defensa de su cosecha y del desenvolvimiento de su empresa. Cabe consignar que el impuesto se aplica sobre el precio lleno de acuerdo con la cotización del mercado de Chicago, es decir, sin que el productor pueda descontar fletes y otros gastos de traslado.

Con dudosa base técnica

La medida tomada por el ex ministro Martín Lousteau y la posterior corrección que se introdujo el gobierno nacional, en la opinión de los especialistas, carecieron de una base técnica sólida para la instrumentación en uno y otro caso.

Un conocedor del tema señaló a El Litoral que "no hay un solo tipo de productor de soja. Las situaciones son absolutamente dispares, según se trate de la zona en donde se siembra, de la variedad utilizada; si el campo estuvo acompañado por el clima durante el desenvolvimiento del cultivo; si lo hace en campo propio o en campo alquilado. Son innumerables las situaciones distintas, por eso es un tema técnico que debe ser abordado por quienes realmente lo conocen".

Nuestro interlocutor utilizó la expresión "ya fue un disparate" para graficar la decisión que elevó del 27,5 % al 35 las retenciones. "Piense lo que significa ir al 44 %. Hoy (por ayer), con una soja a 573 dólares, hay una retención del 46,7 %. Pero no sólo para el productor, lo que significa para Santa Fe: con la primera medida se fueron del territorio 600 millones de dólares y, si el impuesto queda en el 44 % o más, tenemos que pensar en otro monto similar. Creo que no se ha medido el verdadero impacto que tendrá en toda la economía de Santa Fe; lo determinado por Cristina Kirchner es gravísimo para una provincia como ésta".

El hombre de campo, dedicado además a la política, siguió su explicación. "Para la economía del productor es confiscatorio, pero, además, se está hipotecando el futuro de la familia rural y la vida de los pueblos del interior. Se dan casos de productores de 100 Ó 150 hectáreas, con hijos que hacían soja en parte de esos predios y que alquilaban otro, para sembrarlo también. Lo importante era que se continuaba su vida dentro del medio; los jóvenes habían vuelto al campo, y el efecto multiplicador de la ganancia se derramaba en las otras actividades de la localidad. Cambiaban el auto en la concesionaria del lugar, arreglaban la casa, hacían inversiones en maquinaria o se sumaban a un consorcio para trabajos a terceros...

"Sin esa rentabilidad que dejaba la soja y con el destrato que ha tenido, el productor se va a retraer, dejará de consumir y esto se va a sentir en los 365 pueblos de la provincia de Santa Fe. Yo tengo la responsabilidad de advertirlo".

Rindes y renta

Cuando se habla de rinde, tampoco se llega a una conclusión única. Nuestro interlocutor sostiene que, desde Ramayón hacia el norte de nuestra provincia, zona en la que el productor obtuvo 11/12 quintales por hectárea, " el hombre de campo perdió plata con la soja", dice, tajante.

Distinto es el caso de quien cultivó en Venado Tuerto, donde se pudieron obtener, según los campos, 45/50 quintales por hectárea". En el centro de la provincia, se ha logrado un promedio de entre 28 y 30 quintales por ha.

Pero, "también hay que preguntarse, ¿qué es una renta extraordinaria", sigue diciendo. "El 40 por ciento más en el precio de la soja entre 2007 y 2008 no alcanza para pagar los insumos, que tuvieron un incremento del 120 % y del 140, los fertilizantes. Esto es así", espetó.

En Entre Ríos, por ejemplo, hay zonas con suelos carentes de fósforo, por lo que demandan ser fertilizadas. Cuesta 1.400 dólares la tonelada, por lo que se debe hablar de 200 dólares la hectárea, sólo por el agregado de fósforo.

"Además, ¿qué es renta extraordinaria? ¿Qué parámetros se toman para determinarla? ¿Los mismos que miden las ganancias de las telefónicas, de las automotrices, de algunos empresarios de obras públicas? ¿Por qué, entonces, la mira esta sólo sobre el productor? Ahora se les ha dado por "demonizar' los pooles de siembra, pero hay que ver cómo el productor se fue volcando a la soja", concluyó

La gran incógnita para muchos pasa por saber si aquellos productores que han obtenido entre 15 y 20 quintales por ha, ante esta nueva imposición, van a volver a producir. Y fuentes especializadas indican que entre 5 y 6 millones de hectáreas en el país están en esa situación.

Santa Fe, la primera

El doctor Víctor Trucco, presidente honorario de Aapresid y uno de los principales impulsores de la siembra directa y de la biotecnología, consultado por El Litoral, explica los orígenes del cultivo en la provincia y el motivo por el cual está tan adentrado su cultivo en el territorio. Para él fue una cuestión de los productores y no tanto de la influencia del gobierno nacional. Destaca también cómo el hombre de campo fue superando los problemas de labranza y cuidado del cultivo para llegar a los rindes de hoy en día.

"La soja tiene 5.000 años o más. Ya en el siglo XVIII se la hacía en Estados Unidos, luego de la Segunda Guerra Mundial se le comienza a dar la utilización actual. En la Argentina -precisa- los primeros registros, en los años 70/71 los encontramos en la zona de Arequito: 59.000 toneladas. En aquel momento se la consideraba un alimento con propiedades casi milagrosas", refiere Trucco.

En esa zona el cultivo obtiene muy buena rentabilidad. Hubo productores que dejaron de vivir en el campo y construyeron sus casas en Arequito y así se la empezó a difundir. "Pero había una plaga, la "chinche verde', que producía el "vaneo' de la soja y, entonces, el Inta de Marcos Juárez comenzó a investigar cómo controlarla", recuerda.

"Hubo que perfeccionar las prácticas de labranza, tener precauciones con los herbicidas y se degradaba el suelo porque consumía mucha materia orgánica. Se sembraba soja primero, y luego trigo y en aquellos días todavía se quemaban los rastrojos pero quedaban problemas de humedad en los suelos. Hasta que un grupo de personas se empieza a interesar en la siembra directa que ya se hacía en Estados Unidos y en Marcos Juárez se comenzaron a fabricar las primeras maquinarias específicas; algunas no funcionaron, otras sí"

Los cambios

Luego, con la incorporación de la siembra directa cambia todo y la gente sale a buscar campos en otros lugares como en el norte de Santa Fe, en Chaco, en Santiago del Estero. Se comienza a alquilar y empiezan a aparecer los contratistas de servicios.

"Con la siembra directa se podía mantener mejor la humedad de suelos en aquellos ubicados en lugares donde las lluvias no eran parejas. En esta época aparece también el glifosato para controlar las malezas antes de sembrar. Entonces, la siembra directa se complementa mucho con la soja y ésta se extiende. Luego en Brasil, se comienzan a desarrollar maquinarias para hacer siembra directa con el trigo", dice Trucco.

El especialista considera que la tercera etapa que se da para el desarrollo de esta oleaginosa es con la Soja RR, resistente al glifosato. Se le había introducido a la variedad una enzima a la que no le hacía nada el herbicida. "Fue una gran maravilla de la biotecnología. Ya para los años "95, había en el país 5 millones de hectáreas sembradas y más de 10 millones de toneladas", comenta.

A partir de ese momento se dan otros dos fenómenos: más superficie sembrada y más productividad por hectárea. "En 30 años, agrega Trucco, el incremento ha sido exponencial: desde las primeras 59.000 toneladas de Arequito hasta las 17 millones de hectáreas con 47 millones de toneladas que dejó la última cosecha nacional".

Trucco va más allá en su defensa. A los datos de la producción agrega el desarrollo de toda la cadena de valor de la soja y la construcción del polo aceitero más importante de Latinoamérica en nuestra provincia.

"La industria aceitera ve esta posibilidad de negocios y arma sus complejos, que a su vez dan lugar a los puertos privados. Sólo con un 3,5% menos de retención diferencial para la industria respecto de la exportación, se construyó el polo aceitero competitivo para el mundo", consigna con gran entusiasmo.

Trucco concluye con un debate que trasciende nuestras fronteras: el de la inversión versus contribución. "A mayor imposición tributaria, menos inversión productiva", sentencia.

A su juicio, por una serie de legislaciones vigentes, Santa Fe es la provincia donde la soja logra mayor productividad y a su vez se conservan mejor los suelos.

Teresa Pandolfo