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Evitó hablar de los abusos sexuales de los sacerdotes
Benedicto reclamó a los jóvenes del mundo que cuiden el planeta
En el muelle de Barangaroo, Benedicto XVI aborda la embarcación que lo llevaría a recorrer la bahía de Sydney. Rodeado por un inmenso aparato de seguridad, miles de peregrinos lo acompañaron en su paseo. Foto: Agencia EFE.

En su primera participación en la Jornada Mundial de la Juventud que se realiza en Sydney (Australia), el Papa también previno a su multitudinario auditorio contra la "degradación sexual" y el "insaciable consumo" que agota los recursos naturales. Miles de peregrinos lo acompañaron durante su paseo acuático por la bahía de Sidney.

El Papa Benedicto XVI pidió hoy a los jóvenes del mundo que cuiden el planeta y les previno contra la "degradación sexual" en un multitudinario acto en la ciudad australiana de Sydney, donde se celebra la Jornada Mundial de la Juventud.

Benedicto XVI les advirtió contra "un insaciable consumo" que deja "cicatrices en nuestra tierra" y que degrada no sólo la naturaleza, sino también al ser humano "a través del alcohol, las drogas, la exaltación de la violencia y la degradación sexual".

Así comenzó así el Papa su primer día oficial en Australia, donde previamente alabó la "valentía" de las autoridades del país por haber reconocido las injusticias perpetradas contra los aborígenes.

El, por su parte, no ha pedido de momento el perdón que muchos australianos esperan escuchar por los abusos sexuales cometidos en ese país por miembros de la Iglesia Católica.

Joseph Ratzinger comenzó los actos protocolarios con una ceremonia de bienvenida en la Casa del Gobernador, donde fue recibido por el primer ministro del país, Kevin Rudd.

En sus palabras de agradecimiento, Benedicto XVI ya habló de la protección del medio ambiente, uno de los asuntos que, según adelantó el pasado sábado, serán centro de su atención durante la Jornada Mundial de la Juventud.

las visitas y entrevistas de rigor con los políticos locales y después de almorzar en privado, el Pontífice vivió los momentos más populares, cuando cambió su tradicional "papamóvil" por un barco para dar un paseo por la bahía de Sydney.

El barco, en el que viajaban unos 500 jóvenes y decenas de religiosos, entre ellos varios cardenales, fue escoltado durante los 45 minutos de travesía por seis helicópteros, decenas de policías en motos de agua y lanchas rápidas, y numerosos católicos que viajaban a su alrededor en un centenar de embarcaciones. Joseph Ratzinger comenzó en la proa del barco pero, según fue avanzando el paseo, se refugió en el interior para protegerse del clima fresco del invierno australiano.

Al llegar al muelle de Barangaroo, decenas de miles de jóvenes recibieron a su líder espiritual con una impresionante puesta en escena, que incluyó cánticos y danzas tradicionales aborígenes.

Cuando descendió del barco, los jóvenes estallaron en gritos de vivas y otras muestras de alegría, mientras por los altavoces se les animaba a cantar "Benedetto, Benedetto" (su nombre en italiano).

Una vez en el muelle, volvió a su tradicional "papamóvil" con el que se desplazó a un gigantesco escenario montado para la ocasión.

Fue entonces cuando les alentó a cuidar el planeta, les previno contra el relativismo y el consumismo, para después invitarles a evangelizar el mundo.

Exhortación

"Estamos descubriendo que hay cicatrices que marcan la cara de nuestra Tierra, como la erosión, la deforestación, el expolio de los recursos minerales y de los océanos para combustible a un insaciable consumo", les dijo.

Una degradación que se produce no sólo en el planeta sino también en el ser humano "a través del alcohol, las drogas y la exaltación de la violencia y la degradación sexual, a menudo presentada como un entretenimiento en la televisión y en Internet".

Benedicto XVI ahondó en esa cuestión cuando dijo: "me pregunto si puede uno estar cara a cara con alguien que ha sufrido abusos sexuales y explicarle que esas tragedias, en el mundo virtual, son consideradas como un mero entretenimiento".

También incluyó en el discurso las posiciones tradicionales de la Iglesia Católica acerca de la oposición a la interrupción voluntaria del embarazo, cuando comentó "cómo puede haberse convertido en un lugar de violencia el más maravilloso y sagrado lugar humano, el vientre de la mujer".

El líder religioso señaló que todos esos problemas, como el medioambiente o la marginación, y otras preocupaciones, como la justicia y la paz, solamente pueden ser comprendidos a través de "la dignidad concedida por Dios" a los seres humanos.

Al terminar el discurso los jóvenes volvieron a aclamar a Benedicto XVI, que salió del muelle en el "papamóvil" y se retiró a descansar hasta mañana, cuando participará en un Vía Crucis, entre otros actos.

Un asunto espinoso

El primer ministro australiano, Kevin Rudd, afirmó, al recibir al papa Benedicto XVI en Australia, que respetará la decisión del pontífice sobre si pide perdón o no a las víctimas de abusos sexuales por sacerdotes católicos.

"Su santidad es bienvenido como apóstol de la paz en una época en que una voz por la paz es muy necesaria para todos. También es bienvenido como la voz de los pobres del mundo", manifestó el primer ministro al dar la bienvenida al Papa.

Antes de recibir al pontífice, el primer ministro explicó, a través de la televisión privada Sky News, que el gobierno no opinaría sobre si Benedicto XVI tratará o no tratará el asunto de los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia.

"Como todos los australianos, tengo muchas ganas de saber qué es lo que nos va a decir el Papa, pero una disculpa es asunto de la Iglesia y respeto las decisiones tome", manifestó el líder australiano.

El líder de la Iglesia Católica en Australia, el arzobispo de Sydney, cardenal George Pell, ha reiterado en varias ocasiones que el Papa pediría perdón por los abusos sexuales cometidos por miembros de su Iglesia, tal como hizo en Estados Unidos este año.

Sin embargo, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo anoche que el Papa no se ha comprometido a hacerlo.

Lombardi sugirió que el Pontífice podría manifestarse sobre estos hechos a través de una "declaración" escrita y no hacer referencia alguna a los abusos sexuales en sus discursos orales.

En opinión del primer ministro australiano, la disculpa ofrecida por el Papa a las víctimas estadounidenses de abusos sexuales produjo un gran "bienestar y alivio".

"Pero no voy a quedarme ante la Iglesia para darles lecciones públicas sobre cómo deberían comportarse", concluyó.

Mientras tanto, está prevista la llegada hoy a Australia de los padres de dos niñas que fueron violadas repetidamente por un cura en Melbourne con la intención de celebrar una audiencia con el Papa, que todavía no ha sido confirmada por las autoridades eclesiásticas.

De las dos hijas del matrimonio, Emma se suicidó a principios del presente año a los 26 años, mientras que Katherine, que sufría alcoholismo, tuvo un accidente en 1999 que le dejó una grave minusvalía física y mental.

Por otra parte, la Iglesia en Australia creó recientemente una comisión independiente investigar las acusaciones contra el cardenal George Pell por encubrir a otro sacerdote, Terence Goodall, acusado de abusos sexuales cometidos hace 25 años.

En Madrid

La próxima edición de la Jornada Mundial de la Juventud, organizada por la Iglesia Católica, se celebrará en Madrid. Desde Sydney, donde se celebra esta reunión, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo hoy que el Papa "estará muy cerca de los jóvenes españoles" en la próxima edición. Estas palabras se suman a los rumores que en los últimos días señalan a la capital española como sede de esta cita internacional con los jóvenes del Papa, que se espera que anuncie la próxima sede el domingo, al término de la misa que cerrará la reunión australiana. Un diario alemán apunta también que la periodicidad del encuentro, que se celebra cada tres años, podría reducirse a dos de cara a la cita madrileña, para hacerlo coincidir con la celebración del Año Santo Jacobeo, lo que permitiría al Papa acercarse a Santiago de Compostela. Benedicto XVI visitó España en 2006 con motivo del quinto Encuentro Mundial de las Familias que acogió la ciudad de Valencia.

Antonio Lafuente (EFE)