Opinión: OPIN-03
Mesa de café
El impuesto inmobiliario

José está furioso. Tiene la boleta del impuesto inmobiliario en la mano y la agita como si fuera una bandera. ÄSoy jubilado. Pagaba veinte pesos y ahora me la llevaron a noventa. Son unos bárbaros. Éstos son los mismos que dijeron que venían a gobernar a favor de la gente. Para lo único que se acuerdan de nosotros es para meternos las manos en los bolsillos. Carlos Aurelio Martínez, volvé... Te perdonamos... -dice casi sonriendo.

ÄLa verdad es que a los muchachos se les ha ido la mano -interviene Marcial, quien recuerda que pagaba sesenta pesos y ahora le llevaron el impuesto a más de 200 pesos.

ÄUn gobierno, para gobernar, tiene que cobrar impuestos -apunta Abel.

ÄCuando nosotros los peronistas cobramos impuestos a los patrones del campo, somos confiscadores; ahora, cuando lo cobran ustedes, son progresistas -contesta José.

ÄHace más de 16 años que no se toca el impuesto inmobiliario -enfatiza Abel-. Los intendentes peronistas fueron siempre unos irresponsables en este tema. Irresponsables y demagogos. No tocaban las tasas porque, total, la plata la sacaban de otro lado. Además, la tasa se actualiza entre otras cosas por la inflación que existe, inflación que la ha creado el gobierno nacional, y no Barletta.

ÄUstedes nunca son responsables de nada -responde José.

ÄYo comparto la idea de Abel de que un gobierno tiene derecho a cobrar las tasas -digo-, siempre y cuando sean razonables y equitativas; y que esa plata se administre con eficiencia.

ÄNada de eso ocurre en este caso -reacciona José- Las tasas son confiscatorias. Nos sacan la plata del bolsillo y la ciudad está hecha una calamidad.

ÄLa ciudad está hecha una calamidad porque así la dejaron ustedes -puntualiza Abel-. Nosotros hace seis meses que llegamos y estamos tratando de acomodar un poco el enchastre que hicieron durante un cuarto de siglo. Actualizar el precio de las tasas es una de las decisiones que hemos tomado para disponer de recursos y hacer una buena administración municipal.

ÄEntiendo Abel lo que decís -señala Marcial-, pero me parece que deberían haber optado por una solución más gradualista. Ustedes pretenden arreglar la recaudación de la mañana a la noche. Yo, por ejemplo, vivo bien, pero está claro que es un cimbronazo para el bolsillo pasar de pagar 40 ó 50 pesos, a más de 200. Mientras tanto, en la esquina de casa, los baches parecen lagunas y los focos de la cuadra están sin luz.

ÄLo que yo creo -digo- es que el gobierno decidió dar este paso sabiendo que iba a pagar un costo, pero lo dio porque necesitaba hacerlo y porque sabe que, si no lo hace ahora, después no lo hace más.

ÄAdemás -agrega Abel- se hizo una evaluación zona por zona. Los más pobres pagan menos; los más ricos pagan más, como debe ser en cualquier ciudad moderna del mundo.

ÄYo no sé cómo habrán hecho estas evaluaciones. Lo que sé es que yo soy un seco y me cobran como si fuera un millonario. Y no soy el único.

ÄAdmitamos que las tasas estaban por el suelo -digo-, que había gente que pagaba veinte pesos por su casa. En general, estaban por debajo del precio del cable o de cualquier otro consumo.

ÄTodo muy lindo, pero a mí me parece que se les fue la mano. Además, sospecho que con la plata que van a recaudar no van a hacer nada diferente de lo que están haciendo.

ÄNo comparto -concluye Abel.

Erdosain