El municipio peruano, ubicado a 175 kilómetros de Lima, aloja la más grande fundición metalúrgica del país, que a diario lanza al aire micropartículas de plomo, sulfuro, cadmio, arsénicos y otros componentes tóxicos. La necesidad de sus habitantes impide que prenda el discurso ecologista. La empresa que opera la fundición asegura que está haciendo todo lo posible para evitar la contaminación.
Siderúrgica de Brasil instala una nueva planta en Santa Fe La firma Gerdau comunicó su inversión a la presidenta. Son U$S 524 millones de dólares en dos etapas; el emprendimiento dará trabajo a 3 mil personas cuando esté en plena actividad.