Opinión: OPIN-42 Un desafío para Cobos

Por Gabriel C. Salvia (*)

Si el vicepresidente de la Nación, Julio César Cleto Cobos tiene liderazgo y valora la austeridad, entonces aún le espera un interesante desafío para implementar una profunda reforma del Estado, en el ámbito que la Constitución Nacional puso a su cargo: el Senado de la Nación.

De acuerdo a los datos que brinda el proyecto de ley de presupuesto 2009, esta dependencia legislativa suma una nómina de empleados 115% más alta que la Cámara de Diputados, desparramados en asistencia a los senadores, pero también en labores de intendencia, en el Museo, en labores de apoyo al Parlamento del Mercosur, como guías para visitantes y hasta 10 de ellos, como miembros de una orquesta.

Tamaño porcentaje de diferencia surge de dividir la cantidad de agentes permanentes y temporarios de ambas cámaras por la respectiva cantidad de miembros en cada una de ellas, 73 en el Senado -pues son 72 legisladores más el vicepresidente de la Nación- y 257 en Diputados. Así, la Cámara Alta que cuenta con 3.004 empleados, de los cuales 1.652 son permanentes y 1.352 son temporarios, tiene una relación de 41 trabajadores por cada miembro de la misma. Y en Diputados, donde hay 4.923 empleados (2.662 permanentes y 2.261 temporarios), la relación es de 19 agentes por cada legislador. En consecuencia, si se aplicara al Senado la misma relación de empleados por legislador que hay en la Cámara Baja, aquel tendría un excedente de 1.606 agentes.

En el caso puntual de los empleados temporarios, es decir aquellos que ingresan para trabajar con cada legislador y culminan sus funciones al finalizar aquél su mandato, surge que por cada senador hay 18,5 empleados, mientras que por cada diputado son mucho menos: 8,8. Es decir, en cuanto a la asignación de empleados que ingresan y se van con cada legislador, los senadores disponen de 710 empleados más que los diputados. Y si bien existe desde hace tiempo un programa de fortalecimiento institucional en el Senado, con el apoyo del BID, no menos cierto es que solamente durante la gestión de Daniel Scioli -vicepresidente de Néstor Kirchner- los empleados del Senado aumentaron en 352, reduciéndose 89 permanentes, mientras crecieron los temporarios en el número de 441.

A lo anterior, hay que sumarle otros datos interesantes que surgen de cruzar la información sobre la nómina de empleados permanentes, temporarios y contratados que brinda de manera muy transparente el sitio oficial de Internet del Senado de la Nación y que, en cambio, no lo hace hasta ahora la Cámara de Diputados. Por ejemplo, en cantidad de empleados por dependencia de la Cámara Alta, el Departamento Intendencia del Palacio ocupa a 104 personas, otras 73 están asignadas al Departamento Intendencia del Edificio Alfredo L. Palacios y 18 al Departamento Intendencia en la avenida Entre Ríos. En la Dirección Automotores hay 85 empleados, que equivalen a algo así como más de un chofer por cada senador y el vicepresidente de la Nación; el Bloque de la Unión Cívica Radical, con 7 integrantes, tiene 64 empleados y el senador que lidera el ranking con más cantidad de designaciones es el catamarqueño Ramón Saadi, del PJ, con un total de 36 colaboradores, sumados entre temporarios, permanentes y contratados. Además, la Cámara Alta suma 5 empleados en una Oficina de Senadores con mandato concluido de la Unión Cívica Radical, lo cual resulta algo contradictorio. Del cruce de empleados asignados a cada senador surgen por lo menos 21 casos de nepotismo, es decir, legisladores que han designado a familiares directos. La lista podría seguir, pues hay más de doscientas reparticiones en todo el Senado. En consecuencia, de existir voluntad política en aplicar el "lápiz rojo" para reducir la privilegiada burocracia legislativa en la Cámara Alta, entonces Julio Cobos tiene una gran oportunidad, al menos para intentarlo.

(*) Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal).