Tribuna política

Un año de desencanto

Marcelo Gastaldi (*)

Se sabe, nadie presta demasiada atención a las especulaciones contrafácticas, pero si los buenos tiempos hubieran llegado, los beneficiarios habríamos sido todos los ciudadanos de esta provincia porque, es justo decirlo, en diciembre de 2007 los vientos de cambio prometían atemperar, al menos, el agobiante verano santafesino.

Agotado un cuarto del mandato que tantas esperanzas concitó, se torna obligatorio repasar el saldo que deja el primer aniversario de un gobierno, el de los buenos tiempos, que ostensiblemente no pudo cumplir con las expectativas generadas en muchos años de campaña permanente.

El calendario invita a reflexionar, a ensayar balances, y también a reconstruir el devenir de un gobierno que sin argumentos sobre su tarea y sin ofrecer alternativas a futuro, se condena a sí mismo a hablar del pasado. ¿Qué habría pasado si el socialismo hubiera tenido alguna experiencia de gestión provincial? Hoy estaríamos condenados al silencio oficial.

Las tan mentadas transformaciones que no llegan dejan paso al desencanto. El artilugio fue agotando su propia efectividad y tanta reiteración aburre. Mirar hacia atrás y echar culpas de todo a los otros es un método que se utiliza para enmascarar la falta de gestión. Pero se nota.

En algún momento, la administración socialista debe haber entendido que el escenario provincial estaba resuelto. Hizo llegar el mensaje de los buenos tiempos, del pensar en celeste y blanco, a todo el país. Un ejemplo: se prolongó en forma voluntaria el ciclo lectivo. Se trató de mostrar al país cómo en la provincia del pretendido líder de la supuesta opción progresista se cumplía con la ley de los 180 días de clases. Fueron sólo 166.

Ya al inicio del ciclo lectivo operó la misma lógica: el deseado cambio tuvo una cara inesperada. El Estado apeló a la voluntad para cumplir con las promesas de campaña. Se insinuó que la voluntad del gobernador, sus ministros, algunos legisladores y el trabajo de padres y maestros podían reemplazar al Estado a la hora de pintar escuelas. Hubo fotos.

Quizás los santafesinos no supimos interpretar realmente qué significaban las transformaciones prometidas, pero lo cierto es que apenas iniciada la gestión, el oficialismo se despachó con aumentos en la tarifa de la EPE; le siguieron Aguas Santafesinas, y el envío a la Legislatura de un plan para aumentar los impuestos. No se conoce que el gobierno socialista haya presentado algo parecido a un plan de inversiones; ejecuta obras adjudicadas durante la gestión anterior; reclama viejas deudas en litigios con la administración central; no ajusta su elevado gasto.

Durante años, el socialismo criticó desde la oposición las políticas de seguridad, y siguió haciéndolo en la campaña de 2007. La ilusión colectiva no podía ser otra: el Frente Progresista, con tan claro diagnóstico, si le tocaba gobernar, lograría resultados contundentes y brindaría más seguridad a la ciudadanía. ¿Será necesario repasar los hechos cotidianos que documentan con creces los índices de delitos? ¿Hubo alguna piedra en el camino puesta por la oposición que le impidiera al gobierno de Hermes Binner llevar a cabo alguna idea que transforme la convivencia social y la haga más segura?

La preocupante laxitud de gestión que exhibe el socialismo se ve a las claras cuando se aborda la calidad institucional, pregonada durante la campaña proselitista como una verdadera batalla a librar. En doce meses, la calidad institucional no sólo no mejoró sino que deja un saldo preocupante:

- El Poder Ejecutivo no envió a la Legislatura los pliegos de las dos vacantes para completar los cinco miembros del Tribunal de Cuentas.

- El gobernador no designó al síndico general de la provincia, quien controla y audita al Poder Ejecutivo, organismos descentralizados y empresas, sociedades y otros entes públicos.

- El Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress), que controla calidad del servicio y tarifas está acéfalo desde hace un año.

- El contrato entre el agente financiero de la provincia y del Estado venció en junio pasado. La mayoría socialista en Diputados no aprobó la prórroga y la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Relación Contractual de Santa Fe con su Agente Financiero no fue convocada para analizar el pliego licitatorio.

Ya en agosto era obvio que los buenos tiempos no estaban pronosticados para el 2008 y hasta preveíamos el desarrollo del corto publicitario que nos invitaría a esperar el 2009.

Por estos días, el gobernador presentará el plan estratégico provincial, una suerte de carta del viajero socialista que pretenderá acercarnos al horizonte sin llegar nunca a encontrarlo.

¿Un año perdido? Tal vez. Un año, sin dudas, en el que la gestión socialista convivió permanentemente con el desencanto, se esté en condiciones de reconocerlo, o no.

(*) Diputado provincial (Partido Justicialista).

¿Será necesario repasar los hechos cotidianos que documentan con creces los índices de delitos?

Mirar hacia atrás y echar culpas de todo a los otros es un método que se utiliza para enmascarar la falta de gestión