En un antiguo convento dominico

Estudiantes mexicanos rescatan frescos coloniales del siglo XVI

Los jóvenes trabajaron durante cuatro años para devolverle la vida a mil metros cuadrados de frescos coloniales que estaban ocultos por hollín y grafitis, en un ámbito cubierto de escombros, que durante la Revolución Mexicana se utilizó como cuartel militar.

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Minuciosidad. Maestros y alumnos de la Escuela Nacional de Conservación estuvieron aplicados durante cuatro años a devolver su luminosidad original, a los frescos del siglo XVI, que se encontraban en pésimo estado.Foto: Agencia EFE

 

Miguel Pena Sánchez

Agencia EFE

Cuatro años de dedicación por parte de estudiantes y maestros en Restauración, de México, han logrado devolver el color a mil metros cuadrados de frescos coloniales del siglo XVI, cubiertos por grafitis, hollín, y rodeados de escombros.

El escenario de esta recuperación ha sido el convento dominico de San Juan Bautista, ubicado en las faldas del volcán Popocatépetl, en la localidad de Tetela del Volcán, de 17.000 habitantes y distante unas tres horas de la capital mexicana.

“Hubo una escuela que derruyeron y luego utilizaron el lugar como basurero. Estaba todo lleno de escombros y basura. Sacamos 130 camiones con basura”, recuerda Jaime Cama, de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (Encrym) y responsable del proyecto.

A esto se unió que los vecinos del lugar habían cubierto de pinturas algunas partes de los muros, mientras que otras estaban ennegrecidas, ya que durante la Revolución Mexicana (1910-1917) el edificio se utilizó como cuartel.

Las acciones para revertir el deterioro de este sitio comenzaron en 2004, a cargo de una veintena de estudiantes de la Escuela de Conservación, que trabajaron en el convento durante dos semanas.

A partir de ese momento, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah) asumió el proyecto y cada año otorga una cantidad variable de fondos para la restauración.

La labor de quienes aquí trabajan, en su mayoría estudiantes de la Escuela, consiste en reconstruir las partes de los frescos que lo permitan, basándose en los vestigios de los muros y fotografías tomadas en 1964 y 1975.

“Usamos una técnica llamada rigattino, que se trata de pintar las zonas reconstruidas con rayitas, para que quien lo vea sepa que eso es una recreación”, explicó Valeria Villalbazo, una de las estudiantes que participa en la restauración.

Jaime Cama se congratula de los resultados obtenidos: “Creo que hemos rescatado, de lo que era una ruina, una obra que puede ser muy importante para el mundo novohispano”.

En su opinión, los frescos del convento de San Juan Bautista, pintados en la segunda mitad del siglo XVI, según se estima, suponen un caso excepcional dentro del arte de ese momento.

“Esto no es indígena. Estamos acostumbrados a que la pintura del siglo XVI es para convertir a la nueva religión. (...) Aquí no vamos a ver eso. Hay apóstoles, acompañantes de Cristo y personas importantes para la Orden”, precisó.

“Esto era, más bien, un lugar de recogimiento de los frailes. Yo creo que venir de España a Tetela del Volcán en el siglo XVI no debía de ser fácil. Este tipo de decoraciones les recordaba porqué estaban en esto, cuáles eran los orígenes de su fe”, añadió.

El profesor considera que en el convento vivían de forma permanente cuatro frailes, lo que le hace suponer que el edificio servía además de posada para los peregrinos que viajaban a las ciudades de Oaxaca o Puebla, dadas sus dimensiones.

Pese a su satisfacción por lo logrado hasta ahora, hay una espina que permanece clavada en el promotor del proyecto: el desinterés de los vecinos.

“No todas las comunidades están convencidas de que su patrimonio es importante”, dijo el restaurador, en referencia a los habitantes de Tetela del Volcán.

 

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Las obras

El antiguo convento de San Juan Bautista de Tetela del Volcán, originalmente un curato secular, fue cedido a la orden de los dominicos en 1562. En 1581, el convento fue terminado bajo la supervisión de Fray Juan de la Cruz , distinguido constructor dominico. La construcción del claustro alto data del siglo XVII.

Sin menoscabo de los valores arquitectónicos del ex convento, la pintura mural del claustro bajo -ahora restaurada- es uno de sus componentes más notables. Allí, los temas pictóricos son: representaciones de los doce apóstoles, de los fundadores de órdenes religiosas y de dominicos venerados, todos ellos pintados en los machones de la arcada. En los muros perimetrales, se conservan representaciones de “La Visitación”, de “El Bautismo”, cuatro santas mártires, etc.

Las representaciones, seguramente realizadas por pintores españoles y copiadas de grabados europeos, pueden clasificarse estilísticamente como renacentistas, enmarcadas por elementos ornamentales platerescos. El resultado plástico logrado es de gran calidad.

En la celda del claustro alto, se ha conservado parcialmente una muy interesante pintura mural cuyo tema es la Virgen del Rosario. A diferencia de las pinturas de proporciones y composición renacentistas de los personajes del claustro bajo, esta imagen de la Virgen está rodeada de pequeñas figuras, también realizadas con buen dibujo, que integran distintas escenas ordenadas en una composición narrativa y simbólica.