Lograron recaudar unos 120 millones de dólares

Piratería somalí, un buen negocio que terminó irritando a todo el mundo

Actualmente permanecen retenidos por lo menos veinte barcos, con alrededor de 300 tripulantes. Aguardan el pago de los rescates.

Piratería somalí, un buen negocio que terminó irritando a todo el mundo

La fragata griega Psara atraviesa el canal de Suez, rumbo a Somalía, donde se unirá a otras fuerzas navales europeas para enfrentar a los piratas.

Foto: EFE

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AFP

Los piratas somalíes secuestraron en 2008 un centenar de barcos y cobraron rescates por unos 120 millones de dólares, en osadas operaciones llevadas a cabo con gran celeridad en las barbas mismas de la comunidad internacional, que decidió replicar.

Las presas van de buques mercantes a un superpetrolero de 330 metros de eslora, pasando por un velero de lujo y un buque cargado de armas y tanques, en un negocio que se convirtió en uno de los más florecientes de Somalia, un país del Cuerno del África en guerra civil desde 1991.

Los autores de los ataques, en su mayoría ex guardacostas y pescadores, actúan en lanchas rápidas y están armados con fusiles Kalashnikov y lanzacohetes.

La operación de abordaje dura apenas unos veinte minutos; una vez a bordo, los piratas se adueñan rápidamente del navío, gracias a los tripulantes tomados como rehenes.

Al menos 20 navíos y más de 300 tripulantes están actualmente retenidos, en espera del pago de rescates. El enviado especial de la ONU en Somalia, Ahmedu Uld Abdala, calcula que los piratas pudieron haber recaudado este año “unos 120 millones de dólares, con total impunidad”.

Esa suma podría aumentar considerablemente si los armadores sauditas del “Sirius Star”, un petrolero capturado con unas 300.000 toneladas de crudo y 25 tripulantes, obtienen el rescate de 25 millones de dólares que reclaman. Esa suma sería un récord en este tipo de crímenes.

También está en negociación la liberación del buque ucraniano “Faina”, cargado con 33 tanques de asalto T-72 de concepción soviética y 14.000 municiones, capturado con sus 20 tripulantes.

Aparte de representar una amenaza para la seguridad, la multiplicación de los ataques perturba al comercio internacional, dado que un 12% del comercio marítimo y 30% de los envíos petroleros transitan por el estrecho de Bab el Madeb, un cuello de botella entre el mar Rojo y el golfo de Adén.

En 2008, unos 30 cargueros -el doble que en 2007- fueron desviados de su derrotero, y muchos armadores prefieren ahora dar un largo rodeo y pasar por el Cabo de Buena Esperanza.

Reacción internacional

Ante esa situación, la comunidad internacional decidió dotarse de medios de réplica y reforzó su presencia militar en el golfo de Adén y el Océano Índico.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó además el martes una nueva resolución que autoriza durante un año la persecución de piratas en territorio somalí, aunque sin dar luz verde a bombardeos aéreos.

Navíos de guerra occidentales escoltaron a cargueros del Programa Mundial de Alimentos (PMA) con asistencia a 3,4 millones de somalíes.

La Otan envió por su lado una flotilla de cuatro barcos, antes del inicio, el 8 de diciembre, de la primera operación naval de la Unión Europea (UE).

Los piratas se presentan como “protectores” de las aguas territoriales somalíes contra la pesca ilegal y los desechos tóxicos y aseguran que la fuerza europea “no será tolerada”.

La misión de la UE debe patrullar una superficie de un millón de km2, pero la distribución del tráfico por corredores de navegación debe facilitarles la tarea.

Una intervención de esa fuerza consiguió esta semana rechazar un ataque contra un navío chino, salvando a sus 30 tripulantes.

Los piratas, para seguir con su negocio, prefieren atacar navíos aislados.

Algunas voces cuestionan sin embargo que el despliegue naval consiga poner fin a la piratería.

Para la Unión Africana (UA), el fenómeno se inscribe en un “deterioro de la situación” de Somalia y la solución sería “un redespliegue rápido de una fuerza de la ONU” en tierra, para acabar con la guerra civil.