En Villa Ocampo

Pesadilla con bandidos rurales

Cuatro individuos asaltaron a dos personas de 68 años en un campo. Rompieron teléfonos y dispararon contra uno de ellos. También redujeron a un vecino que llegó alertado por la situación y se enfrentaron a tiros con los hijos de los asaltados.

De la Redacción de El Litoral

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Fue días atrás en la zona rural de Villa Ocampo, Paraje Villa Adela, donde viven Froilán Grismado y Magdalena Quarín, ambos de 68 años de edad, quienes fueron sorprendidos por la presencia de cuatro delincuentes que ingresaron con armas de fuego exigiendo la entrega de dinero.

Los violentos delincuentes se habrían alzado con un suculento botín en efectivo, pero eso no frenó la violencia. Rompieron los teléfonos y le efectuaron un disparo a Don Grismado, quien quedó herido en el hombro izquierdo.

Alertado por la situación llegó un vecino del campo: Orlando Gauna, a quien también redujeron y con sogas los ataron en una habitación, aun cuando Grismado sufría las consecuencias del balazo.

Cuando los delincuentes se retiraban se encontraron con un Fiat Palio en el que ingresaban los hijos de Don Grismado: Dante y Ulises, quienes se enfrentaron a tiros con los delincuentes, con disparos de una escopeta que tenían en el coche.

En el enfrentamiento, Ulises recibió un balazo en el abdomen. En esa condición igual salió a perseguirlos por la Ruta Provincial 32 hasta que perdió de vista a los delincuentes y decidió acudir al Samco, donde recibió la primera atención. Luego lo derivaron al hospital Regional de Reconquista junto a sus padres, todos heridos.

La policía informó que apenas tomaron conocimiento realizaron un operativo cerrojo que no dio resultado positivo.

Segundo caso

Esa misma semana asaltaron a otro matrimonio de ancianos en la zona rural de Lanteri, también con violencia: los Cisera.

Raúl Cisera contó en la tarde de Radio General Obligado que a su madre tuvieron que operarla por la fractura que sufrió en su mano derecha y que ya le dieron el alta, aunque tiene para un buen tiempo de curaciones.

“En el campo vivían felices”, dijo como si fuera cosa del pasado. Todo cambió en la noche del sábado 6 de diciembre de 2008, cuando dos delincuentes a punta de cuchillo rompieron la puerta e ingresaron a la vivienda donde estaban mirando televisión Ángel Oscar Cisera, de 79 años, su esposa Francisca Quintana, 64 años, y su nietito, de apellido Speranza, de 8 años.

Uno de los delincuentes tenía el rostro cubierto con una media. Sospechan que es conocido de la familia, aunque hasta la noche de este martes no había nadie detenido. Hubo un arresto que luego quedó sin efecto.

Golpearon a los abuelos y los tiraron al piso golpeándolos. Fue cuando Francisca cayó mal y sufrió una grave fractura por la que debió ser intervenida quirúrgicamente.

Exigían dinero, convencidos que habían cobrado la jubilación ese fin de semana.

Amenazaban con matar a los abuelos y atormentaban al niño mientras les pasaban el cuchillo por el cuello, toda una tortura que se intensificaba a medida que los abuelos reiteraban una y mil veces que no tenían dinero en la casa, aunque reconocieron que habían cobrado.

Ambos fueron cortados, no el niño que finalmente escapó y corrió 500 metros hasta la casa de un vecino, a pedir auxilio.

Eso apuró el trámite de los delincuentes, que tomaron 10 pesos que tenía la señora en el bolso, mercadería de la heladera y un celular Nokia, con lo que huyeron.

Los autores de ambos asaltos en zona rural están aún impunes. Hasta la noche de este lunes nadie había sido detenido.