2_LC.jpg

Con los cuerpos al sol

Si vamos a pasar el día a la playa, es ideal llevar lo que vayamos a consumir, para ingerir alimentos frescos.TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. LUIS CETRARO

El apetito disminuye con el calor y se hace grande la necesidad de consumir líquidos y alimentos que den sensación refrescante. Hortalizas, frutas y verduras de estación cumplen con amplitud ese requisito. En cambio, se deben evitar embutidos, helados y dulces, y aprovechar el mayor movimiento de paseos y caminatas en la arena para descontar calorías al tiempo que se disfruta del descanso.

Si se piensa estar el día completo, hay que tener en cuenta que, además del almuerzo, conviene llevar alimentos para la media mañana y la merienda, más aún si vamos con chicos. Una conservadora de temperatura de buen tamaño permitirá tener a salvo yogures, quesos y postres, y conservar frescas frutas y verduras.

Es importante elegir alimentos ricos en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes que, además de contener una cantidad elevada de agua, ayudan a conseguir un bronceado natural y duradero. Se pueden combinar con fideos, arroz, cuscús, legumbres o papas. La mezcla resulta un plato muy nutritivo y contundente. Para condimentar la ensalada, se aconseja llevar un recipiente aparte que tenga sal, aceite y vinagre en proporciones acostumbradas y se agregue en el momento conveniente.

OPCIONES FÁCILES Una receta fácil: lavar y secar distintos vegetales verdes como variedad de lechugas, rúcula, endibias y achicoria. Incorporar una pechuga de pollo hervida y cortada en cubos y unas fetas de queso light. Otra puede llevar tomates cherry, aros de cebolla morada, trozos de atún al natural, pepinos en cubos y ciboullette picada. Una opción más es paltas bañadas en jugo de limón, tomates cherry y palmitos con un toque de Ketchup.

Ananá fresco, melón y jamón crudo forman una combinación clásica y rica, aunque se deberá elegir un embutido que no esté tan salado.

Arroz hervido -previamente lavado para separar los granos-, zanahorias y remolachas crudas y ralladas, admiten unas tiras de lomito ahumado y aceitunas negras picadas.

La parte tierna de los espárragos, chauchas cortadas en tiras finas, rodajas de pimiento verde y tomate en cubos chicos sin semillas quedan muy bien con un trozo de carne fría del día anterior, pollo o jamón cocido.

Si se prefieren los sándwiches, los ingredientes para hacerlos bien pueden ser los que usamos para las ensaladas pero hay que extremar recaudos para evitar mayonesas, pescados y salsas. Deberán estar envueltos en bolsas selladas, papel aluminio o filmilla y, por supuesto, conservados en un lugar fresco -hay muchos modelos de conservadoras a buen precio- y a la sombra. Rodajas de pan tostado al que se le sumarán trocitos de jamón serrano y rodajas de tomate con aceite de oliva pueden resultar una opción sencilla y rica. Cebollas, tomates, pimientos y pepinos finamente cortados con un toque de albahaca fresca resultan un buen recurso para saciar el hambre del mediodía.

Las tartas de verdura son otro clásico y mejor si los vegetales están cocidos. Pero la regla de oro sigue siendo mantenerlas en lugares aptos ya que, en general, llevan ligues con crema y huevos que las hacen delicadas de conservar. Es mejor obviar las tortillas de todo tipo.

Por último, sandías, melones, duraznos, peras y ciruelas bien lavadas y frescas hacen la delicia de chicos y grande cuando llega la hora del postre.

LÍQUIDOS TODO EL DÍA

La deshidratación que producen las altas temperaturas puede acarrear bajas de presión, mareos o pérdida de conocimiento. Por eso y aunque los chapuzones en el agua sean frecuentes y no se sienta la necesidad de beber, hay que hacerlo de forma contínua. Lo mejor sigue siendo el agua, fresca o natural, no helada. También pueden ser tentadores jugos de frutas o de hortalizas recién hechos. Deben evitarse las gaseosas y los jugos artificiales con alto contenido de azúcar.

Luego de cada ingesta, lo mejor es descansar un rato a la sombra para facilitar la digestión. Los médicos aconsejan esperar unas dos horas antes de introducirse al agua. Por la noche y con la cena, compensar la dieta con huevos, carnes frescas y pescados, a fin de reponer fuerzas.

Sugerencias

1_LC.jpg

Antioxidantes

En la temporada estival es conveniente preparar alimentos ricos en antioxidantes que minimicen el efecto nocivo de los radicales libres.

Con alto contenido de betacaroteno y abundantes vitaminas A,B,C y E: zanahorias, tomates, perejil, damascos, calabaza, mango, verduras de hojas verdes (preferentemente crudas), choclo, cítricos, frutillas, brócoli, yema de huevo, kiwi. No solo protegen, sino que ayudan a reparar los daños que el sol produce.

Carnes blancas

Una dieta equilibrada deberá acompañarse con pescados como salmón, caballa, sardinas o atún, ricos en ácidos grasos que reparan las membranas celulares.

Además de éstos, los efectos de la oxidación pueden atenuarse consumiendo selenio que se encuentra en carnes, huevos y cereales.

Los sí y los no

Por último, es recomendable usar aceites vegetales, frutos secos, arroz integral y paltas.

Para cuidarnos, es mejor evitar el café, alcohol, gaseosas, las grasas, los productos con conservantes, embutidos, tabaco y harinas, y azúcar en exceso.