Al margen de la crónica

Un cero para los Reyes

Ayer en La Plata -como para contrarrestar objeciones que venían desde varios lados-, con un enorme moño en el techo, el primer 0 kilómetro encontró a su dueño. Con cámaras de televisión, discursos a cargo de funcionarios de cuarto rango y brindis con gaseosa y rosca de Reyes, el circo se mostró en los noticieros nacionales. Las últimas novedades oficiales situaban ese acto dentro de 30 días pero se ve que hubo que acallar tanta duda.

Primero fueron los planes para que todos pudiesen tener su vivienda propia pagando una cuota equivalente a un alquiler medio. El pasado diciembre, después de saquear las arcas de la Anses, los estadistas que nos gobiernan, dispararon una frenética carrera de anuncios para no desacelerar, para acrecentar el crecimiento, incrementar las ventas, agilizar la economía, ayudar a paliar la crisis planetaria y más.

La presidenta, como un mago sacando conejos de su galera, publicitó desde el atril, lo conveniente que va a ser que todo habitante del suelo argentino pueda andar sobre cuatro ruedas. Cuestión que, como sucedió antes con los planes habitacionales, que para obtener un crédito, casi había que garantizarlo con una propiedad del solicitante; ahora la conveniencia del plan autos, radica en que por poco, es más caro que los que ya venden las concesionarias y para logralo, el solicitante, debe ganar más o menos un sueldo equivalente al precio total del auto elegido. Ironías al margen, suena bastante ridículo que alguien decida disponer, en estos momentos, del 30% de los ingresos familiares y, además, tener que cargar con los gastos de mantenimiento de un vehículo.

Como conclusión: la confusión. Al igual que la eliminación de la tablita de Machinea, estas novedades están pergeñadas para conquistar los favores de la clase media, que según las estadísticas, tiene cada vez menos integrantes. Además de una lupa para que puedan escribir con letras comprensibles, a los mentores que conducen nuestro destino, habría que darles una brújula para que puedan orientarse. Así como están dadas las cosas, todos tenemos la seguridad de no saber hacia dónde vamos y olemos el ya conocido tufillo de que, estas “medidas”, lejos de beneficiar a la gente, favorecen como de costumbre, a unos pocos aledaños al poder.