Llegan cartas

Provincias en déficit

 

Juan José Sagardía.

Ciudad.

Señores directores: Nuestros diputados y senadores nacionales volvieron a otorgar para el 2009 los superpoderes al Poder Ejecutivo Nacional, por ende, esto restringe el acceso de partidas impositivas a las provincias, e implica que la Nación, arbitrariamente, resuelva a quién las distribuye.

En este estado de la democracia, las provincias aportan a la Nación, para que ésta utilice esos aportes en sus políticas de subsidios, mientras las provincias se hacen cargo de la educación, salud y seguridad y, algunas, de sus Cajas de Jubilaciones, que por la Constitución Nacional, son obligaciones del Estado nacional.

Esta reiterada actitud de los legisladores nacionales, de legislar para el Poder Ejecutivo Nacional, en lugar de hacerlo para las provincias, nos hacen llegar a una pobre conclusión: los legisladores nacionales no son votados por el país, los votan en cada provincia, o sea, su origen y esencia pertenecen a su provincia, y en representación de su jurisdicción, deben legislar para el país. La conclusión es que los legisladores, cuando se tratan problemas regionales que afectan los intereses de sus provincias de origen, hacen prevalecer su pertenencia política de concordancia con el Ejecutivo nacional, antes que el interés de su región. Por ello, ¿quién tiene la culpa de los déficits de las provincias? ¿El Poder Ejecutivo Nacional o los legisladores que representan a las provincias? Como dice el dicho criollo: ¿Quién tiene la culpa, el chancho o el que le da de comer?

También debemos reconocer que los legisladores actúan acorde con la actitud de los gobernadores, que nunca buscan un consenso con dichos legisladores para determinar estrategias políticas, sin mirar sus orígenes políticos partidarios. Tampoco los gobernadores buscan el enfrentamiento, por las políticas nacionales que afectan los intereses provinciales, y prefieren el amiguismo, para mendigar alguna ayuda que por derecho corresponde. Prevalece más el interés del partido político de pertenencia, que los intereses de la provincia que representan. Esto se llama: el mundo del revés.

Se podría hacer un comentario gracioso, que por su seriedad, puede ser para llorar. Cuando los legisladores aprueban los superpoderes cuya finalidad es perjudicar a las provincias, deberían también legislar que por dicho período, se cierren las gobernaciones y que se administre todo desde Capital Federal.

Una última reflexión, ¿para qué están los gobiernos provinciales?