ASOCIACIÓN CIVIL

La Rosa Azul reabre con nuevas propuestas

La entidad, que reúne a personas con capacidades diferentes, incorporó talleres de reciclado artesanal, teatro y cocina.

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL

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La asociación civil La Rosa Azul inició el año con nuevos proyectos. Creada en 2006 por un grupo de padres de chicos con capacidades diferentes, que veían impotentes cómo se cerraban ante sus hijos las puertas una vez finalizada la escolaridad, la institución transitó estos años, intentando dar un ámbito de crecimiento y estimulación a estas personas.

Para el presente ciclo, la entidad propone talleres de reciclado artesanal, teatro y cocina, entre otras actividades que se irán sumando con el transcurso de las semanas. Las puertas de la institución, ubicada en Cándido Pujato 2943, se abrirán de lunes a viernes de 8 a 12, para brindar cada día una actividad distinta a quienes allí concurran. Los encuentros comenzarán a desarrollarse a partir de abril.

ESPECIAL

“Los chicos que terminan la escuela se quedan en sus casas. No hacen nada. Y no podemos permitir esto. Esas situaciones los desvalorizan como personas y desgastan a las familias. Ellos tienen otras capacidades: debemos darles las posibilidades para que las canalicen”, sostuvo Adriana Penno de Pinatti, una de las integrantes de la entidad.

“Quisimos construir algo así, porque nos dimos cuenta de que, cada vez que nos reunimos, compartimos con otros papás lo que nos pasa, y eso nos hace muy bien”, explicó la mujer.

Las discapacidades que presentan los chicos son motrices, intelectuales, madurativas. El objetivo del taller es que ellos puedan elaborar productos o servicios para la sociedad y que eso les depare algún ingreso de dinero.

El nombre La Rosa Azul surgió a partir de un cuento de Mari Pepa, una docente del colegio La Salle, donde María Virginia, hija de Adriana, cursó sus estudios. Relata la historia de un jardinero orgulloso de su trabajo, que un día encontró, entre sus rosas de color té, una azul. “Se preguntaba: ¿dónde estaría su error? ¿Demasiado abono? ¿Algún producto en el agua? (...) Se sentía decepcionado, no sabía qué hacer con aquella rosa, era tan... diferente”.

Después de un tiempo, el jardinero comprendió que ya no le importaba que esa flor fuera de un color distinto a las demás. “Supo que la amaba porque, simplemente, era una de sus rosas; y el jardín, sin ella, no sería el mismo”.

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EL DATO

Informes

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