Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe

“A Guadalupe venimos, movidos por el amor a nuestra Madre”

MONS. JOSÉ MARÍA ARANCEDO, arzobispo de Santa Fe

Cada año la Iglesia en Santa Fe tiene en Guadalupe un momento de encuentro y de renovación espiritual. Ello se vive y crece de modo providencial en torno de la histórica y venerada imagen de Nuestra Madre. Venimos a Ella con la confianza de hijos. Este mensaje lo recibimos de labios del mismo Jesús cuando le dijo, al pie de la cruz, “Mujer ahí tienes a tu hijo”. A esas palabras las conservamos como parte de nuestra herencia cristiana. Hoy venimos con gozo y gratitud a testimoniar su presencia de Madre en este lugar, donde nuestros mayores la percibieron, la veneraron y nos transmitieron esta devoción que hace a la historia y a la riqueza de la Iglesia santafesina.

Vivimos en Guadalupe un momento de encuentro porque esta Fiesta recrea en nosotros un sentido de pertenencia. Sólo se encuentran quienes tienen algo en común; reconocemos en este Santuario una referencia que nos une y convoca. Como en toda familia humana, nos dice Aparecida, “la Iglesia-Familia se genera en torno de una madre; ¿quién confiere “alma’ y ternura a la convivencia familiar? María, Madre de la Iglesia, además de modelo y paradigma de la humanidad, es artífice de comunión. Ella atrae multitudes a la comunión con Jesús y la Iglesia, como experimentamos a menudo en los santuarios marianos” (Ap. 268).

Encuentro con Jesucristo

Ese debe ser también para los peregrinos un día de profunda renovación espiritual. Esto significa e implica un volver a encontrarnos con Jesucristo. No se comienza a ser cristiano “por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da nuevos horizontes a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. No hay vida cristiana posible sin la presencia y el encuentro con Jesucristo. A Guadalupe venimos, movidos por el amor a nuestra Madre, a encontrarnos con Jesucristo. Este es el comienzo de una renovación espiritual, y este es el signo de una auténtica devoción a la Virgen.

Toda Santa Fe se prepara este fin de semana para recibir a los muchos peregrinos que vienen a saludar y agradecer a su Madre. Tratemos de ser un peregrino más que se acerca con la confianza de un hijo. La celebración mayor se realizará este domingo, a las 15, en la que participaremos de la procesión y la Santa Misa. Como obispo los espero para juntos testimoniar nuestra devoción y gratitud. Reciban mi bendición en el Señor Jesús y María, Nuestra Madre de Guadalupe.