Los adictos cibernéticos chinos

Guillem Martínez Pujol

(EFE)

Cuatro millones de personas son adictas a Internet y diez millones son potenciales enfermos en China, el país de mayor población en la red con 300 millones de internautas. Así afirma Tao Ran, el director de la Base de Crecimiento Psicológico para Adolescentes Chinos, un hospital militar en el distrito pequinés de Daxing.

Semanas atrás, Pekín añadió la adicción a Internet a la lista de “desórdenes clínicos”, con el alcoholismo y la ludopatía. Otras cifras son todavía más pesimistas, como las de la consultora estadounidense InterActiveCorp, según la cual el 42% de lo internautas chinos se consideran “adictos”, mientras sólo lo hacen un 18 por ciento de los navegantes estadounidenses. Tao define como adicto a la persona que pasa en Internet por ocio más de seis horas de promedio durante un período de tres meses.

“La disciplina militar les ayuda mucho. Antes estos chicos dormían de día y jugaban de noche, y ahora les hemos reajustado las horas de sueño, de comida y de estudio”, explica. Nada de Internet, nada de teléfonos móviles ni de contactos con el exterior. El aislamiento dura los tres meses que se alarga el tratamiento. “En el primer mes, el adicto presenta resistencia y ganas de huir. En el segundo se acostumbra al ambiente y en el tercero es cuando la cura surte efecto”, resume Tao, quien desarrolló el manual de diagnóstico que China usa para tratar la enfermedad.

Para Tao, el problema está en el control y el reproche. “Antes de los diez años todos los niños están hiperprotegidos, los padres deciden todo por ellos y eso hace que pierdan su propio carácter y su capacidad de creación. Los padres quieren el niño perfecto y cuando los niños crecen, quieren huir de la sociedad a través del mundo virtual”.