CAÍDA EN LAS VENTAS Y ALTOS ALQUILERES

Preocupa a los comerciantes de calle San Martín el aumento de locales vacíos

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Los comerciantes quieren que San Martín no pierda su esplendor comercial por culpa de los alquileres.

Foto: Archivo El Litoral.

De acuerdo con un relevamiento, en los últimos meses quedaron vacíos alrededor de 50 locales en calle San Martín entre Crespo y General López. Los altos precios de los alquileres es la principal causa.

De la Redacción de El Litoral

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La crisis económica producto de situaciones no resueltas de la economía interna y los coletazos de la crisis internacional comenzaron a hacerse sentir en el comercio santafesino: las ventas cayeron, según cifras extraoficiales un 30 % nominal, y los precios de los alquileres se hicieron impagables para los pequeños y medianos comerciantes, luego de años de bonanza donde se convalidaron precios del Primer Mundo: por un pequeño local se llegó a pedir 17 mil pesos más IVA por mes.

“Tenemos que encontrar un mecanismo perdurable en el tiempo, que convenga a todos pensando en el bien común. Y en su definición debemos participar los distintos sectores que hacen a la actividad comercial y el Estado”, explicó a este diario Jorge Baremberg, presidente de la Asociación Amigos de calle San Martín y secretario del Centro Comercial de Santa Fe. “Los comerciantes inquilinos tienen que tener algún tipo de protección, porque de lo contrario es como volver a poner a David contra Goliat. Tenemos que generar los mecanismos para que haya oportunidad para todos”, enfatizó.

—¿A qué causas atribuyen que haya tantos locales desocupados en la peatonal San Martín, que es la calle comercial por excelencia de la ciudad?

—No sólo es la calle principal del comercio, sino que es la entrada a la ciudad para el visitante de paso y el turista, que lo primero que conoce de una ciudad son sus propuestas comerciales que, desde que existen, están en la calle peatonal. Cualquiera que quiera instalar un negocio, el primer lugar donde voy a intentarlo es allí. Es en el corazón de un centro comercial, con la fortaleza que tiene una peatonal, donde la gente discurre, pasea y viene a comprar.

—¿Por qué son más los que se van que los que vuelven a instalarse?

—No es que la gente no vuelve. Esta es una actitud sinérgica. Si todos los locales presentan una propuesta comercial atractiva para el público, esa es la principal fortaleza de una arteria. Y es una fortaleza que le hace bien a inquilinos y propietarios. A éstos últimos porque tienen demanda de comerciantes que quieren mostrar su oferta comercial sobre una calle que tiene el atractivo de tener el condimento fundamental, que necesita el comercio que es el cliente. Teniendo el cliente, uno puede proyectarse comercial y económicamente con su emprendimiento, que es lo lícito de toda actividad, como lo es la del propietario cobrar su renta porque por algo apuesta e invierte en su local. Pero también el inquilino apuesta por la peatonal. Lo que pasa es que cuando se avecinan situaciones particulares, como la crisis que estamos viviendo, hay que rediseñar la gestión y deben sentarse a charlar propietarios e inquilinos para tratar de llegar a un acuerdo y tener una actitud contemplativa. No puede ser el propietario un eterno ganador y el inquilino un eterno perdedor. Creo que lo virtuoso en el comercio es la sociedad entre el propietario y el inquilino, que hacen una propuesta comercial donde uno pone el inmueble y el otro su oferta comercial.

—Los alquileres quedaron muy altos, porque en épocas de bonanza se convalidaron precios de alquileres que eran excesivos.

—Y también creo que se cometió el error de pensar que las propiedades en Santa Fe costaban un precio por encima de lo razonable y había que sacarles una rentabilidad acorde. Pero no es lo mismo un mercado de 400 mil habitantes que uno de 13 millones como Buenos Aires y Capital Federal, o de 2 millones como los de Rosario, Mendoza y Córdoba, que tienen un potencial de compras muy importante producto de la densidad habitacional, ya sea la local como la transitoria como es el turismo. Y se han trasladado al mercado valores que impusieron algunas cadenas comerciales nacionales que desembarcaron en la ciudad, que tienen una facturación en escala distinta a la que tiene un comerciante pyme. No niego el libre juego de la oferta y la demanda. Tampoco queremos que los propietarios hagan beneficencia. Pero realmente se han distorsionado los precios de los alquileres.

—Ya hay alrededor 50 locales desalquilados y da la impresión de que la tendencia va a seguir.

—Lamentablemente sí, porque a medida que los contratos de alquiler vencen, y al no haber un diálogo con quienes deben ser los mediadores entre propietarios e inquilinos para alcanzar un punto de equilibrio, que son los agentes inmobiliarios, no quedan alternativas. A veces ocurrió que con el inquilino adentro del local no se alcanzó un acuerdo por el precio de los alquileres y ese local desalquilado después se alquiló a otro inquilino a un 50 % del precio que pagaba el inquilino anterior. Lo que no se entiende es por qué se sacrificó a un inquilino que llevaba muchos años en ese local, con una conducta de pago, con una propuesta comercial buena, que tenía posibilidades de continuar con su propio emprendimiento como comerciante, que además es de lo que vive su familia y la de sus empleados.

—Además del buen nombre como valor agregado del comercio.

—Seguro, y aparte una propuesta para la gente que sabe que si necesita tal artículo debe ir a ese comercio porque lo tiene. Desde un chupetón hasta un artículo del hogar sofisticado, todos deben tener una fuerte oferta comercial. Todos tienen que convivir en una peatonal. Lo que hace fuerte a la peatonal es la oferta comercial, que cuando la gente necesite adquirir un bien sabe que allí lo encuentra. Entonces, creo que es un círculo virtuoso para todos, donde el propietario en base a la inversión que hizo de un inmueble tiene derecho a una renta y el inquilino tiene derecho a vender bien a partir de una propuesta comercial.

—¿Se habló del tema en el Centro Comercial?

—Siempre. Incluso se tuvo la intención de armar una cámara de comerciantes inquilinos para poder tener una entidad y una identidad, para poder hacer viable el diálogo con las cámaras inmobiliarias.

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ADEMÁS

Burbujas

—¿Con el precio de los alquileres se armó una burbuja?

—Así como se armó una burbuja en el sistema financiero mundial, salvando las distancias. Hubo papeles en Wall Street que valían millones de dólares y cuando se sinceró la realidad sólo tenían el valor del papel. Creo que lamentablemente sucede lo mismo con las propiedades.

—Pasa que las burbujas terminan reventando...

—Es así. Se van tan arriba que terminan explotando. Por ahí es más sensato desinflarlas, estar con los pies en tierra que arriba de una burbuja, que algún día puede llegar a ser un globo aerostático. Por eso creo que es sensato sentarse a conversar, teniendo en cuenta la realidad que se vive medida con el termómetro de la economía real. Que a un sector le vaya bien no quiere decir que todos están en esa situación.

—Sería bueno aprovechar estos tiempos de crisis para definir algún mecanismo que determine el precio de los alquileres, que sea justo para todos, para que cuando se retome el círculo virtuoso no vuelva a pasar lo mismo.

—El ser humano busca salir de las crisis por una cuestión de supervivencia personal, porque no puede vivir toda su vida en crisis. Tiene una lógica y desde allí busca salir. Para resolver esta situación vamos a tener que apelar a la memoria y a la buena voluntad de todos los que estamos en el negocio, desde propietarios a inquilinos, porque a veces la codicia exacerbada no es buena consejera y terminamos haciendo un buen negocio sólo a corto plazo. Y creo que debemos apostar a que nos vaya bien a todos y para eso tenemos que tomar decisiones de mediano y largo plazo, que nos permitan convivir y desarrollarnos.

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EL DATO

Impuestos

Empresas importadoras de cámaras y materiales de fotografía digital expresaron su preocupación por un proyecto de ley elaborado por el Poder Ejecutivo, para incrementar los impuestos internos a ese tipo de productos. En un comunicado, las empresas señalan que los importadores “generan en la Argentina 40,5 millones millones de dólares en ingresos fiscales que podrían verse afectados”. Agregaron que el proyecto, de aprobarse, “derivará en la imposición de impuestos internos y un incremento del precio de un 25 por ciento para el consumidor final”.