EDITORIAL

Moyano y Kirchner,

sindicatos y política

Según los observadores, el acto político convocado por el gremialista Hugo Moyano el pasado 1º de mayo fue un éxito que sorprendió incluso a los opositores. En efecto, la convocatoria de público fue grande, lo cual revela -como muy bien lo señalan los cronistas- el despliegue de un gran aparato político-sindical, ya que no hay motivos para creer que la presencia festiva de las columnas de trabajadores se hayan constituido espontáneamente.

Tal como lo anunciara el propio Moyano en su discurso, los motivos de la convocatoria fueron gremiales y políticos. El gremial, estuvo relacionado con el reclamo por los fondos de las obras sociales, una reivindicación que los sindicalistas mantienen como bandera y que se realiza en nombre de los intereses de los trabajadores, aunque existen buenos motivos para creer que en realidad son dineros que contribuyen a fortalecer el poder de la estructura sindical y de sus dirigentes. Por eso, la ministra de Salud, Graciela Ocaña, ha resistido hasta ahora los embates de Moyano.

El otro reclamo fue estrictamente político: el apoyo de la CGT a la propuesta política de los Kirchner. Un solo detalle parece empalidecer esta generosa manifestación de solidaridad: Kirchner no estuvo en el acto y no porque no haya querido estar. Se dice que hasta último momento sus operadores realizaron febriles gestiones para que el denominado “ex presidente en ejercicio” hablara a la multitud o por lo menos estuviera en el palco principal. Nada de esto fue posible. Las órdenes de Moyano fueron estrictas: el acto es de apoyo a los Kirchner, pero ellos no deben estar.

La ausencia dio lugar a previsibles interpretaciones. Pareciera que Moyano y sus laderos no ignoran que en estos momentos Kirchner más que sumar, resta. Por otra parte, a nadie le debería llamar la atención que Moyano esté interesado en apoyar al oficialismo manteniendo la mayor independencia posible. Atendiendo a la tradición corporativa del sindicalismo criollo, no debería llamar la atención esta táctica de apoyar para ganar espacios, pero sin comprometerse demasiado.

Por lo pronto, Moyano reclamará además de mejoras salariales y los fondos de las obras sociales, cargos legislativos para sus seguidores. Por primera vez en muchos años, tal vez desde los tiempos de Lorenzo Miguel, los sindicalistas peronistas vuelven a ganar espacio institucional en la estructura oficial de la mano de un caudillo que se ha caracterizado por su voracidad de poder, los gestos prepotentes y su manifiesta cultura corporativa.

Hay razones para creer, por lo tanto, que Moyano ha anunciado el apoyo a los Kirchner con la intención de atribuirse la victoria si las elecciones le son favorables al oficialismo o el de impugnar con el mote de “mariscales de la derrota” a los Kirchner si los resultados del escrutinio le otorgan una victoria a la oposición. En todos los casos, lo que privilegiará será el poder sindical que una vez más vuelve a ser considerado la columna vertebral del sedicente movimiento nacional en sus versiones más ortodoxas.