En la escuela 352 Francisco Candioti
Un espacio recreativo para los chicos de Colonia San José
Con el esfuerzo de docentes, alumnos y padres, se empezó a construir un ámbito en el que los niños de esta zona rural puedan disfrutar del juego.
De la redacción de El Litoral
Tener una plaza cerca, jugar en un tobogán y dar vueltas en calesita es algo muy común para los chicos de la ciudad; y algo extraordinario para los niños de la zona rural. Lamentablemente, “el derecho a jugar no es para todos igual”.
Ante esta realidad, un grupo de docentes de la escuela 352 Francisco Candioti de Colonia San José, ubicado a aproximadamente 20 kilómetros de la capital provincial, decidió trabajar para llevar adelante el proyecto “Juguemos al solcito”. Una iniciativa que dio a luz cuando celebraron los 123 años de esta institución educativa y los propios chicos -por medio de dibujos- expresaron que deseaban tener un lugar de juegos, con tobogán, subibaja y hamacas.
Algunos docentes se hicieron eco de este pedido y con la ayuda de padres y alumnos comenzaron a construir este espacio que está destinado a los casi 70 chicos que asisten a los niveles Inicial y Primario.
Guadalupe Cafaro, docente del Nivel Inicial y responsable de llevar adelante esta propuesta, comentó: “Con este proyecto se busca que los alumnos tengan un lugar recreativo, donde además puedan desarrollar otras actividades que estén vinculadas con las Ciencias Naturales y las artes de plásticas”.
De esta manera, “estamos defendiendo el “derecho al juego’ que es uno de los derechos que tiene el niño y que en las zonas rurales no resulta fácil cumplirlo porque no existen muchas posibilidades ni espacios -plazas, clubes, por ejemplos- para que ellos puedan jugar”, destacó la directora de este establecimiento, Carolina Marelli.
Por esta razón, “desde la escuela -lugar privilegiado de socialización de los alumnos- debemos proponerle estos espacios; y esto sólo lo podemos hacer si unimos los esfuerzos y la colaboración de los padres y maestros que se han involucrado en esta iniciativa”, agregaron las docentes.
Una propuesta que se logra concretar en la medida que “todos hacen un trabajo de hormiga para darle una respuesta a las necesidades que los mismos chicos han planteado”.
Solidaridad y compromiso
Como esta institución educativa cuenta con escasos recursos, Guadalupe hizo una carta, convocando a todos los vecinos de la colonia y al presidente comunal para que colaboren con esta propuesta recreativa. “Y por suerte, recibimos donaciones de los empresarios de la zona que siempre nos apoyan y obtuvimos otros fondos de las rifas que organizamos”.
Como esta escuela no cuenta con un personal destinado al mantenimiento del parque y del jardín que hay en el terreno, las mismas madres son las que se encargan de realizar estas tareas.
Estela, Susana y Mariana, mamás de Florencia, Agustina y Camila, respectivamente cortan el césped y pintan los juegos. Ellas están muy contentas de que los alumnos de esta escuela “puedan acceder a estos juegos” y tengan la oportunidad de disfrutar de “un espacio recreativo que no tienen en otro lugar del pueblo”, remarcaron.
Para el 28 de mayo -fecha en la que se celebra el Día de los Jardines de Infantes- quieren terminar de construir este ámbito recreativo que “sólo se puede concretar en la medida que cuentan con la colaboración de todo el personal y de la gente de la colonia”, destacó Marelli.
Por eso, de forma diaria, “estamos motivando a que predomine el espíritu de colaboración y el trabajo en equipo porque pensamos que esto es lo único que sustenta la educación”, concluyó la directora de este establecimiento educativo.