Hoy es el día mundial de esta enfermedad inflamatoria crónica

Una buena sociedad entre médico y

paciente permite controlar el asma

“Puedes controlar tu asma” es el lema que este año repite la Iniciativa Global para Asma (Gina) para conmemorar esta fecha en todo el mundo. Si se establecen las estrategias adecuadas para tratar esta enfermedad crónica -entre las que se cuentan desarrollar una buena cooperación de los pacientes con sus médicos- los pacientes tendrán menos crisis.

 

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El Dr. Hugo Neffen, jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del hospital Alassia y miembro de Gina, sugirió a los pacientes consultar al médico y no acostumbrarse a vivir con la incapacidad.

Foto: Néstor Gallegos

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Mariana Rivera

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“Si tengo que dejar una recomendación a otras personas que tienen asma, como yo, es siempre estar bajo la supervisión de un médico, en el que uno tenga confianza, de manera de que cuando uno no se sienta bien pueda recurrir sin problemas”, opinó Silvia, de 45 años, abogada de profesión, quien padece asma “desde que tengo uso de razón, alrededor de los 5 ó 6 años”.

Y reforzó su consejo: “Esta confianza en el médico es un pilar básico del tratamiento y el otro es hacer los deberes: controlarse, tomar la medicación que te indica el médico y tratar de vivir con menos estrés, que ayuda a que nos sintamos mejor del asma y de otras enfermedades que están dando vuelta”.

Silvia es una de las casi 4 millones de argentinos que padece esta enfermedad inflamatoria crónica, de alta prevalencia, que afecta más frecuentemente a los niños que a los adultos. Tiene el recuerdo de niña de “pasar toda la noche casi sentada en la cama, con las almohadas levantadas, sin poder dormir, cuando tenía crisis de asma”, aunque advierte que “antes las crisis eran mucho más severas; los corticoides que me daban en ese momento demoraban en hacer su efecto y recién a las 12 horas de haberlos tomado empezaba a sentir el alivio”.

Sin embargo, puede darse cuenta de los avances conseguidos en los tratamientos con fármacos más eficaces -corticoides inhalatorios y broncodilatadores de larga duración, según la gravedad de la afección- por su propia experiencia de estos años pero también porque “tengo una nena de 13 años que también tiene asma y alergia y las crisis de ella, si bien tuvo una más fuerte que las mías (yo nunca tuve que estar internada y ella sí), se controlan mucho mejor con la medicación actual. Los trabajos de investigación clínica permitieron obtener nuevas drogas que te ayudan a tener una mejor calidad de vida”.

En este sentido, remarcó que “con usar el aerosol, tal cual me lo dice mi doctor (lo debo aspirar todos los días de mi vida, dos veces por día: un disparo a la mañana y otro a la noche) y mantenerme dentro de los parámetros, no tengo ningún problema. Siempre tenemos que tratar de controlar los factores de riesgo y podemos mantenernos bien también con la medicación. Antes era más difícil de controlar esta enfermedad”.

Y agregó: “La creencia popular es que los aerosoles tienen corticoides, que a la larga traen problemas, pero según me explica mi médico, los actuales están hechos con corticoides inhalatorios, que permiten utilizar dosis muy reducidas que no tienen los efectos secundarios de los corticoides orales u otras drogas que puedan agredir al organismo en otros aspectos. Por eso, utilizando las dosis recomendadas y controlados por el médico, son más los beneficios que tienen y nos ayudan a controlar el asma”.

Aprender y saber actuar

El Día Mundial del Asma -que se conmemora hoy- está auspiciado por la Iniciativa Global del Asma (Gina, por sus siglas en inglés) y apunta concientizar a la población en relación a las cargas que supone esta enfermedad en quien la padece y de la posibilidad de tenerla bajo control, llevando una vida salubable y sin limitaciones.

El lema para este año es “Puedes controlar tu asma”, que es el mismo que se propuso para el año pasado, porque traduce el resultado de establecer las estrategias adecuadas, entre las que se cuentan desarrollar una buena cooperación de los pacientes con sus médicos; identificar y reducir la exposición a los factores de riesgo; valorar, tratar y monitorizar el asma; y saber manejarse ante una crisis de asma.

Se considera que una persona tiene el asma controlada cuando no tiene síntomas de asma (silbidos, sensación de falta de aire, tos nocturna o al correr) puede dormir bien sin despertarse; no necesita medicación de rescate (broncodilatadores de corta duración); no tiene ningún ataque de asma; puede hacer todas las actividades deportivas y de tiempo libre que desee.

Para conseguir esto, el paciente con asma tiene que recibir un tratamiento personalizado por escrito; tomar la medicación prescripta por el médico; conocer y evitar los factores de riesgo que pueden desencadenar las crisis de asma; aprender a reconocer los síntomas de una crisis; y conocer lo que debe hacer cuando ésta se presenta.

Que no te paralice

“Por supuesto que hay que cuidarse y algo que no debe haber cambiado con el tiempo es el factor psicosomático. En determinadas personas, situaciones de estrés emocional les desencadena un episodio de asma. Por eso, uno tiene que tratar de no sobreproteger a los hijos o no estar tan pendientes, de que el miedo a tener crisis no se convierta en algo que lo paralice y no se anime a hacer cosas”, opinó Silvia.

Además, reconoció que “en mi época hacía deportes y en la adolescencia jugaba al hockey, aunque siempre tenía la precaución de hacerme un disparo de aerosol antes de entrar a un partido o empezar el entrenamiento porque sabía que me iba a agitar. Eso no me impedía hacer cosas. El asma generalmente evoluciona en la adolescencia: cuando dejé de tener crisis empecé a tener rinitis.Llegó la época de la universidad y hubo días en que tenía que faltar porque no paraba de estornudar. Ahí empecé a hacerme tratar por la rinitis, que también se puede controlar con medicación y vacunas”, concluyó.

Cabe recordar que, desde hace tres años, en nuestro país existe el denominado Test de Control del Asma (ACT), avalado por la Gina, aunque hay otras variantes en el mundo. Le permite al paciente saber si está controlado, parcialmente controlado o descontrolado respecto a su enfermedad, a partir de lo cual debe ponerse en contacto con el médico para saber qué hacer y ajustar el tratamiento para alcanzar el control.

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EL DATO

De difícil control

En nuestro país estamos iniciando un Registro de Asma de Difícil Control (ADC), en pacientes con diagnóstico de asma moderado a severo.

Esta iniciativa de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica apunta a proveer datos locales sobre el asma de difícil control y su epidemiología, además de favorecer la difusión de conocimientos, estrategias y metodologías diagnósticas que permitan un mejor manejo de estos subgrupos de asmáticos.

 

 

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IMPORTANTE

de alto impacto

Otro dato importante para tener en cuenta es que el asma controlado cuesta cuatro veces menos que el asma no controlado, según advirtió el Dr. Hugo Neffen. “Si podemos ahorrar recursos para el sistema de salud podremos destinarlos para la prevención. El 60% de los gastos directos por el asma se deben al manejo de las exacerbaciones, motivo por el cual si uno logra controlarlas se disminuyen los costos directos y se reducirá el impacto del asma en los presupuestos de salud”, planteó.

Por eso, remarcó que “el asma es una enfermedad de gran impacto debido a la alta prevalencia, el compromiso de la calidad de vida, los costos médicos directos y los costos sociales indirectos. Los principales costos directos del asma se asocian con la falta de control e involucran exacerbaciones con hospitalización, urgencias y visitas no programadas y existe una relación directa entre la gravedad de la enfermedad y los costos asociados. Por último, se necesitan estudios económicos sobre las diferentes estrategias de intervención en el asma, específicamente en el asma de difícil control, que puedan ayudar a aclarar los aspectos económicos de la salud relacionados con esa enfermedad”.

el paciente con asma tiene que recibir un tratamiento personalizado por escrito; tomar la medicación prescripta por el médico; conocer y evitar los factores de riesgo que pueden desencadenar las crisis de asma; aprender a reconocer los síntomas de una crisis; y conocer lo que debe hacer cuando ésta se presenta.

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ADEMÁS

Afecta al 10% de los argentinos

El Dr. Hugo Neffen, Jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del hospital de Niños Dr. Orlando Alassia, admitió que “el asma bronquial es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en todo el mundo (afecta a aproximadamente 300 millones de personas). Tiene alto impacto en la calidad de vida de los pacientes y representa para el sistema de salud una elevada carga económica”.

Por la fecha, comentó que “el mensaje para los pacientes es que no deben acostumbrarse a vivir con la incapacidad que produce el asma, que es una enfermedad controlable. Se debe tratar tanto el proceso inflamatorio con fármacos antiinflamatorios como con broncodilatadores cuando tienen el broncoespasmo. Además, la actividad física aeróbica es parte del tratamiento del asma”.

En este sentido, planteó que “muchos pacientes se acostumbran a convivir con la incapacidad y no hacen actividades que le hacen mal, pero no es que estén bien sino que se le fueron las crisis. Hablar de curación en esta enfermedad no es lo lógico; hay que decir que se controla, que puede haber un período asintomático pero después pueden volver los síntomas: tos, sibilancia, sensación de falta de aire. La historia natural de la enfermedad también nos muestra que el niño puede ser que padezca síntomas de asma hasta la adolescencia y luego entre en un período de calma, entre los 15 y 35 ó 40 años. Si con el tratamiento el paciente no tiene más crisis no significa que dejó de tener asma, ya que puede seguir teniendo dificultades para realizar las tareas habituales, para jugar al fútbol o para hacer un deporte”.

También recordó que “hay que tener en cuenta que hay muchos factores de riesgo para el desarrollo del asma (como el factor genético, enfermedades alérgicas previas, como rinitis o eccemas, la obesidad, exposición al humo de tabaco o a sensibilizantes ocupacionales) pero que la contaminación ambiental puede ser un factor que contribuya a que haya más visitas a salas de emergencia, pero no está demostrado que sea el factor causal. Además, el 80% de las personas que tienen asma padece también de rinitis. Esta patología es un factor de riesgo independiente para el desarrollo del asma, motivo por el cual es fundamental tratarla, es decir, ver qué pasa en sus vías aéreas superiores y tratar ambas patologías”.

En tanto, precisó que “afortunadamente sigue descendiendo la mortalidad por asma en la Argentina, si se comparan los datos de los últimos 25 años, desde 1980 a 2006. El principal factor identificable es el notable incremento de la prescripción de fármacos antiinflamatorios, específicamente los corticoides inhalatorios”.

Fuente: Dr. Hugo Neffen / Infografía: Ana Catella / EL LITORAL