INCIDENTES EN LA PREVIA DEL CLÁSICO

Batalla entre hinchas de Central

y Newell’s en pleno centro rosarino

Después de que fracasaran las negociaciones que promovió el gobierno provincial, hinchas de Newell’s se manifestaron en la sede administrativa de Central, donde se enfrentaron con simpatizantes canallas. Se produjeron destrozos en los comercios y hubo 8 detenidos.

Corresponsalía Rosario

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Seis días antes del clásico entre Newell’s y Rosario Central, hinchas de los dos clubes libraron una batalla campal en pleno centro rosarino, donde las cicatrices de los enfrentamientos con piedras y palos quedaron a flor de piel en los negocios ubicados en las inmediaciones de la sede canalla, en Mitre y Córdoba, cuyas vidrieras quedaron destrozadas. Surgieron fuertes cuestionamientos al accionar policial, que no impidió los incidentes.

Los enfrentamientos entre las dos hinchadas comenzaron poco antes de las 19, cuando un grupo de hinchas “autoconvocados” de Newell’s se manifestó hasta la sede que Rosario Central posee en el centro de la ciudad. La marcha, de la que participaron unos 400 simpatizantes, había sido convocada durante los días previos para repudiar la decisión del club que preside Horacio Usandizaga, que dispuso cederle a la parcialidad leprosa 3.500 populares y 400 plateas para el clásico que se disputará el próximo domingo en el Gigante de Arroyito. Los hinchas de Newell’s reclamaban una mayor cantidad de entradas, pero el ex intendente de Rosario se mantuvo firme en su decisión.

Decisión

Los ánimos de los hinchas de Newell’s se calentaron aún más después de que Usandizaga ratificara su decisión, tras una reunión que se realizó ayer a la tarde en la sede de la gobernación de Rosario, donde el secretario de Seguridad, Carlos Iparraguirre; el presidente de Newell’s, Guillermo Llorente, y autoridades municipales y policiales trataron de avanzar hacia un acuerdo que dejara conforme a las dos parcialidades. Pero la reunión fracasó, porque Usandizaga se mantuvo firme en su postura. “A mí me votaron los socios de Rosario Central y debo defender los intereses del club”, aseguró el Vasco tras el cónclave.

Usandizaga explicó que Rosario Central “cumple con lo que dispuso la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), que el mínimo destinado para la hinchada visitante es de 2.000 localidades. Nosotros le estamos dando a Newell’s 3.500”. El club del Parque de la Independencia reclama unos 8.000 tickets para su hinchada. Esa cantidad le dieron a los leprosos en el clásico anterior que se jugó en la cancha de Central.

A media tarde, el grupo denominado “autoconvocados” de Newell’s, que tuvo una gran participación durante el proceso electoral que terminó con la derrota de Eduardo López, se reunió en el centro rosarino, y después de que la reunión en gobernación fracasara decidió ir a manifestar su bronca a la sede de Rosario Central, ubicada en Mitre y Córdoba.

Desde hacía varios días que los hinchas leprosos habían prometido marchar a la sede administrativa de Central. A nadie tomó por sorpresa esta situación, salvo a la policía que se vio desbordada cuando se hicieron presentes en el lugar un grupo de hinchas canallas, que se trasladaron hasta el microcentro rosarino a “defender” la sede administrativa del club. El jefe de la Unidad Regional II, Osvaldo Toledo, destinó 40 efectivos para custodiar las oficinas del club.

A las 19.30 se trenzaron en una batalla campal hinchas de Central y Newell’s. La policía había cerrado con unos cercos, similares a los que se usan de contención en las inmediaciones de los estadios de fútbol, las dos calles de ingreso a la sede canalla. Pero el operativo se vio desbordado. Incluso, los móviles de los canales de TV que transmitían en vivo quedaron en el medio de la trifulca. Los piedrazas que impactaron en varios locales que se encuentran en calle Mitre destrozaron una decena de locales comerciales y bares. Según informó el jefe de Orden Público de la Unidad Regional II, Miguel Ángel Bordieu, 36 simpatizantes fueron detenidos por los hechos de violencia.

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El enfrentamiento entre las dos hinchadas comenzó poco antes de las 19 y los destrozos se extendieron por la zona cercana a la sede “canalla”.

Foto: Télam

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“Rosario Central cumple con lo que dispuso la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), que el mínimo destinado para la hinchada visitante es de 2.000 localidades. Nosotros le estamos dando a Newell’s 3.500”.

Horacio Usandizaga,

presidente de Rosario Central.

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ADEMÁS

Algo falló

El secretario de Seguridad de la provincia, Carlos Iparraguirre, señaló esta mañana que “evidentemente cuando uno ve las consecuencias percibe que algo falló” del operativo de seguridad que se había montado en las adyacencias de la sede de Central. “Si aquí no actuamos todos con márgenes de racionalidad, es muy difícil dar garantías de seguridad” para el partido del fin de semana, dijo el funcionario. “Hoy nos van a hacer un informe. Estábamos reunidos en la sede de Gobierno. El jefe de Unidad Regional (Osvaldo Toledo) estaba allí y se había montado un operativo de vallado sobre la sede de Central. Evidentemente cuando uno ve las consecuencias, algo falló. Pero las explicaciones fueron que desencadenados los hechos la respuesta de la policía fue rápida”, sostuvo Iparraguirre.

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análisis

Metiendo el dedo en la llaga

Enrique Cruz (h)

El “Vasco” Usandizaga es un tipo al que muchas cosas del ambiente del fútbol no lo deben sorprender, por su vasta experiencia en la política. Y también por su forma de ser. Pero ha cometido un par de exabruptos que, cuanto menos, resultaron bravos.

El año pasado dijo, en una cena de una filial, que “si los jugadores no nos salvan del descenso, los voy a matar a todos...”. La repercusión y las consecuencias de esa repercusión fueron terribles. Tuvo que retractarse ante el plantel.

El domingo se debe jugar el clásico rosarino. Pasional como el que más, tiene —este enfrentamiento entre Newell’s y Central— una historia de partidos suspendidos, de incidentes gravísimos y de víctimas que escribieron varias páginas negras separadas de lo deportivo.

Usandizaga decidió apartarse del camino de la prudencia y resolvió darle, como club organizador (o local) nada más que 3.500 populares y 400 plateas a la hinchada de Newell’s. Y agregó: “Antes de dejar a 6.000 hinchas de Central afuera para darles el lugar a los de Newell’s, me voy”, dijo el “Vasco”. Es una declaración con fuerte contenido demagógico, que habrá caído bien en la gente de Central, pero no es lo aconsejable para este tipo de circunstancias: ¿el resultado?, la barbarie que vivió Rosario ayer en pleno centro de la ciudad. Una locura.

Los dirigentes han sido hinchas de su club, pero en el momento de ocupar un cargo tienen que priorizar otras cuestiones que están emparentadas con el sentido y el interés común. Como hincha, el “Vasco” dijo “... los voy a matar a todos estos h... de p...”, hablando de sus propios jugadores; y como hincha, se hizo el “malo” y generó una batalla campal metiendo el dedo en la llaga de una herida tremenda, que desde hace muchísimo tiempo tiene abierta el clásico rosarino por esas interminables páginas de violencia escritas.