“Ángeles y demonios”

Salvando al Trono de Pedro

Ignacio Andrés Amarillo

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La secuela de “El código Da Vinci” (en los libros se ubicaba antes) propone un nuevo cruce entre religión, sociedades secretas, historia del arte y batallas por el poder. Pero esta vez, en lugar de ser una especie de “¿Dónde está Carmen Sandiego?” (¿alguien recuerda aquel legendario videojuego?) se trata de una búsqueda desenfrenada, minuto a minuto, por la milenaria Roma.

Tras la muerte del Papa, y durante la convocatoria del Colegio Cardenalicio, un contenedor de antimateria es robado del Cern, el laboratorio de partículas ubicado en Ginebra. Aparentemente, la antigua secta de los Illuminati (una sociedad secreta de base científica, que fuera devastada por la Iglesia en el siglo XVII), clama venganza y amenaza con usar el dispositivo para volar el Vaticano.

Las autoridades del pequeño Estado convocan a dos personajes de ciencia: la doctora Vittoria Vettra del Cern y el consabido especialista en simbología Robert Langdon, en complicadas relaciones con la Santa Sede por sus descubrimientos en el filme anterior y por sus recurrentes pedidos para entrar en el Archivo Vaticano para proseguir sus investigaciones.

Estos supuestos Illuminati han secuestrado a cuatro cardenales (los preferiti, aquellos con chances de ser elegidos para llevar el anillo del Pescador) y amenazan matarlos de a uno por hora. Los protagonistas se lanzan así en busca de “los altares de la ciencia”, tratando de salvar a los purpurados, y de la “iglesia de la Iluminación”, la antigua sede de la oculta cofradía, donde se supone que está alojado el mortal contenedor. Mientras tanto, la ciudad y el mundo (urbi et orbi, aclararía un Mariano Grondona de ocasión) miran atentamente la chimenea, a la espera de la fumata blanca...

Contar más sería pecado (nunca mejor usada la expresión, dado el carácter del filme). La trama del secreto es mucho más escueta aquí que en “El código Da Vinci” (saturado de ocultas referencias religiosas y artísticas), pero la ganancia cinematográfica está en que la acción se mueve casi en tiempo real durante buena parte de la película (la carrera por encontrar a cada uno de los papables secuestrados).

La pérdida está seguramente en ciertos giros argumentales que pretenden dar un gran vuelco a la historia, que terminan resultando un tanto inverosímiles (esos planes maestro que dependen de variables y presupuestos demasiado difusos...).

Detrás de la lente

El “colorado” Ron Howard hace valer aquí los millones de dólares de los que dispuso a la hora de filmar. Privado del acceso a muchos de los sitios históricos, reconstruyó digitalmente todos los escenarios, como la Capilla Sixtina, uno de los sitios fundamentales en la historia.

Por supuesto, toda la persecución y el enfrentamiento con el hassasin (el encargado de ejecutar el plan, y valga la palabra, de ejecutar a los religiosos) se da en medio de iglesias romanas y obras de Bernini y Rafael. En donde pudo, filmó escenarios naturales que ya eran impactantes antes de que exista el cine. Y se dio el gusto de mostrar puntillosamente lo que muchos hemos leído: todo el ritual de la elección papal, con los votos cocidos y quemados con hierba húmeda para hacer la fumata negra, por ejemplo.

El elenco

Tom Hanks no falla nunca: su romance con la cámara lo ha convertido en uno de los rostros favoritos de la taquilla. Es además un buen actor: aquí le basta un ligero temblor en los labios para mostrar el agnosticismo y la falta del don de la fe de Langdon, algo que parece vivir con cierta amargura...

Ayelet Zurer como la doctora Vetra y Stellan Skarsgård como el comandante Richter de la Guardia Suiza están a la altura de las circunstancias. Ewan McGregor se despega con su interpretación del complejo camarlengo Patrick McKenna: una figura clave en la historia, mucho más de lo que se ve a simple vista... Al legendario Armin Mueller-Stahl le alcanza con muy poco (algunas miradas, una ligera sonrisa) para darle profundidad al cardenal Strauss, gran elector del Colegio Cardenalicio.

En definitiva, “Ángeles y demonios” se constituye en un buen momento de entretenimiento, y en una clase de turismo y arte más divertida que los documentales del cable. Eso sí: seguramente no descubriremos ningún oculto secreto de las catacumbas vaticanas.

Salvando al Trono de Pedro

Los científicos Robert Langdon (Tom Hanks) y Vittoria Vetra (Ayelet Zurer) al rescate de cuatro cardenales secuestrados, mientras la multitud espera el humo blanco y el Habemus Papam.

Foto: EFE

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BUENA

“Ángeles y demonios”

“Angels & demons” (Estados Unidos, 2009, en italiano, latín e inglés). Dirección: Ron Howard. Guión: David Koepp y Akiva Goldsman sobre novela original de Dan Brown. Con Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer, Stellan Skarsgård, Armin Mueller-Stahl. Formato scope. SAM 13. Duración: 137’. Se exhibe en Cinemark.