Entre empresarios y funcionarios

Intenso debate sobre el traslado de los boliches

La propuesta del Municipio fue presentada ante los dueños de boliches y comerciantes del macrocentro. Hubo un diálogo fluido, donde surgieron varias dudas. Preocupación por el plazo y el dinero necesarios para la reubicación.

De la redacción de El Litoral

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El encuentro de ayer entre empresarios de la noche, comerciantes del macrocentro y autoridades municipales fue el primer paso del largo proceso que requerirá el proyecto del Ejecutivo local para sacar los boliches de la Recoleta santafesina. Ante la urgencia del gobierno municipal -que pretende que para junio de 2010 los locales bailables estén reubicados-, los empresarios priorizaron la necesidad de más tiempo, mejores condiciones y garantías.

“¿Quién nos garantiza que dentro de unos años venga otro gobierno y permita instalar boliches en la Recoleta?”, preguntó uno de los dueños de un local bailable. El secretario de gobierno, José Corral, argumentó que “si se logra un alto consenso y un orden que funcione bien, sería raro que otro gobierno afecte esta decisión”.

Corral señaló los “problemas de la actividad nocturna”, entre los que mencionó los “reclamos de vecinos y centros de salud por cuestiones de ruidos molestos e higiene”. Acompañado por los secretarios de Control, Cornelio Collins, y de Planeamiento Urbano, Eduardo Navarro, explicó que la idea es “lograr un alto consenso” y “encontrar normas de convivencia donde cada sector tenga sus intereses resguardados”.

Gastos y plazos

Dos temas que preocupan a los empresarios son la erogación para trasladar las confiterías bailables y los plazos de ejecución. “¡Es mucho dinero! ¿Cómo hacemos para conseguir un préstamo?”, se quejó un dueño de una discoteca. Los funcionarios sostuvieron que se prevé otorgar “beneficios para quienes trasladen su emprendimiento”. ¿Cuáles serían esos beneficios? “Todos los que podamos imaginar si trabajamos juntos”, aseguró Corral.

El plazo propuesto -para junio de 2010- para la reubicación de las confiterías fue puesto en duda por la mayoría. Corral reconoció que “se puede ser flexible con los plazos”. Los empresarios citaron el caso de Rosario, en el que los bolicheros contaron con cinco años para trasladar sus locales.

Otras preocupaciones

Se estima que el polo de entretenimiento sobre la Ruta 168 concentraría unas 11.000 personas y debería contar con lugar para unos 4.000 ó 5.000 vehículos. Los empresarios manifestaron su preocupación por las altas velocidades del tránsito de la Ruta 168. Corral explicó que existe una colectora para acceder a la futura zona de boliches y que, además, se piensa reforzar la vigilancia del lugar para que “los jóvenes no crucen la ruta saltando el guard rail”.

Asimismo expresaron sus dudas acerca de cuál sería la diferencia entre “molestar a los vecinos de Recoleta o a los de Gorriti o Alto Verde”. Navarro explicó que estas dos últimas zonas “son menos densamente pobladas”, con lo cual las molestias afectarían a menos cantidad de gente.

¿Terrenos inundables?

Otra de las dudas que surgió al calor del debate fue si los terrenos a la vera de la Ruta 168 eran inundables. Los funcionarios reconocieron que en esa zona “existe un riesgo hídrico mayor que en otros puntos de la ciudad”, pero aclararon que “es una cota alta”.

En relación a la intrusión que se hace de estas tierras por parte de personas que no tienen otro lugar donde vivir, Navarro aseguró que “la urbanización de la Ruta 168 es inevitable” y que “es una decisión de todos los ciudadanos si lo hacemos de manera planificada o espontánea”. En este sentido, explicó que “si esa zona se convierte en un polo de entretenimiento, desalentará el asentamiento de viviendas precarias y no tendremos que lamentar la pérdida de casas particulares si llegara a haber una inundación”.

Eduardo Baumgartner, dueño de Passage, señaló como positivo “el acercamiento un poco más franco con las autoridades”. “Vamos a acompañar la gestión porque queremos una ciudad más ordenada. Estamos de acuerdo con la propuesta, pero no en las formas”, aseguró.

El encuentro fue enriquecedor: los funcionarios pudieron corroborar cuáles son los puntos débiles del proyecto, sobre los cuales se deberá seguir trabajando para que la propuesta deje de ser una promesa y se convierta en una realidad.

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“Lo positivo fue que hubo un acercamiento franco con las autoridades”, aseguró uno de los dueños de un boliche.

Foto: Néstor Gallegos.

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EL DATO

Nueva ubicación

La propuesta -que ingresó al Concejo Municipal a través de un mensaje del Ejecutivo- habilita seis nuevas zonas para la radicación de confiterías bailables: el corredor de avenida Alem, desde Belgrano hasta el Puente Oroño; la avenida Gorriti; Aristóbulo del Valle, desde Gorriti al norte; los distritos de La Vuelta del Paraguayo y Alto Verde; y la Ruta 168, desde el viaducto Oroño hasta La Guardia.

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ADEMÁS

Reglas claras

Los bolicheros plantearon que antes de pensar en trasladar las discotecas, habría que ejercer “más controles”, ya que consideran que “los bares que funcionan como boliches son los responsables -al igual que los quioscos que venden bebidas alcohólicas a menores- de muchos de los problemas de la Recoleta”.

“El desorden más importante no lo ocasiona la discoteca, sino los quioscos, bares y comedores. Si las autoridades toman la decisión política y sinceran las habilitaciones, es decir que el quiosco funcione como tal y lo mismo con el comedor, va a mejorar en un 90% la Recoleta. Otra cuestión que repercutiría en el orden de la noche sería actualizar la normativa, cambiando las edades permitidas de ingreso a los boliches, los horarios y la capacidad”, explicó Eduardo Baungartner.

Por su parte, Collins remarcó que “se vienen realizando controles de manera minuciosa” y que “están en marcha varias clausuras” a locales que no cumplen la reglamentación. En este sentido, destacó la necesidad de “reglas claras” para que se pueda desarrollar la actividad nocturna sin inconvenientes y apuntó sus críticas a la normativa vigente, que permite habilitar locales como comedores con espectáculos bailables, que terminan convirtiéndose en una confitería.