EDITORIAL

Nuevas acciones antisemitas

Una banda de ultraizquierda fue la responsable del ataque contra una concentración de argentinos practicantes de la religión judía que recordaban un nuevo aniversario de la fundación de Israel. Encapuchados y armados de palos y cachiporras atacaron a la gente. En otros tiempos, operativos de esta naturaleza los organizaban los tradicionales grupos de la derecha extrema, quienes en nombre de Hitler procedían a atacar a los judíos.

Los tiempos han cambiado y ahora estos procedimientos son implementados por grupos que dicen ser de izquierda. No es la primera vez que esto ocurre. Se sabe que desde hace tiempo existen coincidencias prácticas entre una derecha fascista y una izquierda fascista. El rechazo a la modernidad, el odio a los Estados Unidos y el apoyo a las corrientes representativas del islamo-fascismo los ha unido más allá de las tradicionales discrepancias históricas.

Si bien los organizadores del acto en homenaje a Israel han denunciado cierta ineficiencia por parte de los responsables de la seguridad, algunos de los provocadores han sido detenidos y es de desear que la Justicia actúe con todo rigor contra personajes violentos que operan enmascarados y atentan contra las ideas, la integridad y la vida de las personas.

Llama la atención que en un país donde se producen las manifestaciones públicas más diversas, los únicos que tienen problemas para expresarse sean los judíos. Lo sucedido el otro día no es nuevo. En otras ocasiones, grupos de provocadores intentaron perpetrar acciones parecidas. Todo esto sucede, además, en un país en el que se realizaron con absoluta impunidad atentados terroristas contra la Amia y la Embajada de Israel.

En estos días, simpatizantes de estas bandas manifestaron frente a la representación diplomática de Israel reclamando por la libertad de los detenidos y condenando al sionismo. Es curioso. El ataque a la comunidad judía es presentado por estos grupos como una crítica, no a los judíos sino al sionismo.

Como se sabe, el sionismo es una corriente política de Israel, representativa pero no exclusiva y mucho menos homogénea. Basta consultar a cualquier integrante de la colectividad judía en la Argentina para saber que lo que se presenta como una posición antisionista no es más que una coartada para expresar el antisemitismo en sus versiones más primarias y violentas. Es más, para quienes demonizan al sionismo como sinónimo de una política reaccionaria, expansionista y agresiva deberían saber que los portadores de estas políticas en Israel suelen ser los sectores religiosos ultraortodoxos y nacionalistas, la mayoría de ellos adversarios -cuando no enemigos- del sionismo. ¿Ejemplos? El asesino de Rabin o el demente que mató a palestinos en una mezquita, no eran sionistas.

Deliberaciones históricas al margen, habría que decir que un Estado democrático como el argentino no puede consentir estas manifestaciones provocadoras de bandas que, en nombre de causas bastardeadas, se dedican a practicar la violencia en sus versiones más salvajes.