El seleccionado argentino le ganó a Panamá y dejó a todos contentos
La primera visita al interior quedó aprobada
Con poco fútbol pero con eficacia ofensiva, el equipo de Diego Maradona le regaló a Santa Fe un triunfo internacional. El público disfrutó mucho de la mega fiesta albiceleste en el estadio de Colón.
Ignacio Andreychuk
Ya no corren los tiempos en que ver a la selección argentina contra países desconocidos era sinónimo de goleada. Hoy, cualquiera se le anima a cualquiera. Está comprobado en las eliminatorias de todo el mundo. Sin embargo, no se puede pretender que el conjunto nacional exhiba un fútbol impactante si los factores son tan contundentes: una sola práctica fuerte con pelota y otro ensayo de carácter táctico. Así y todo, los elegidos de Maradona para este cruce internacional con Panamá dejaron una imagen aceptable en la cancha y su primera experiencia en el interior del país quedó aprobada.
Lo mejor de Argentina se dio en el complemento, cuando Montenegro hizo más de enganche, la presencia de Prediger en el mediocampo tuvo una mayor preponderancia que la del reemplazado Bernardello, Fuertes no logró su tan ansiado gol, pero participó más que Sand, y Blanco le inyectó al circuito de juego la serenidad y justeza que Salvio no alcanzó.
Esta base de jugadores que ayer salió al Cementerio de los Elefantes no será la que enfrente a Colombia y Ecuador por las Eliminatorias Sudamericanas. De todas maneras, Maradona apuesta a convocar futbolistas que tengan la mejor adaptación al sistema táctico que él busca lograr.
Con el planteo que se vio ante Panamá, algunas conclusiones pueden sacarse en limpio: la línea de tres en el fondo se convierte en cuatro con uno de los volantes centrales, que siempre está más retrasado que el otro: los volantes extremos van mucho al ataque y no son grandes relevos, por lo tanto puede ser una tentación atacar a la Argentina a espaldas de los carrileros; hay un enganche, siempre, porque si —en este caso— Montenegro se corre a un costado para entrar como mediapunta, De Federico es quien toma el balón la mayor cantidad de tiempo para alimentar a los delanteros, y lo mismo sucedió con Blanco en la segunda parte; adelante, Bergessio hace el desgaste y va al choque permanente para “romper” la defensa, mientras que el otro atacante aguarda con expectativa bien metido en el punto del penal.
Bajo el mandato maradoneano de tener la pelota y jugar por abajo, Argentina encontró ayer pocas soluciones. El primer gol fue aplauso para De Federico y su magistral manera de pegarle al balón, que lo ubicó al segundo palo, en la red lateral del arco panameño. En el segundo tanto, Bergessio midió un salto perfecto y cabeceó bárbaro para vencer al arquero visitante tras una salida desde el córner. Y el tercero, otra vez “Lavandina” gritó con la celeste y blanca a partir de otro pase (y van...) en cortada de Montenegro.
Partido aparte
El enganche elegido por Diego Maradona jugó pensando en Panamá y también en las Eliminatorias. El “Rolfi” Montenegro sabe que tiene un plus de parte del entrenador para los partidos venideros y su concentración ayer fue muy alta.
En varias acciones, el volante creativo simplificó el juego con algún taco hacia atrás o esas pausas que normalmente acostumbra a realizar un “librepensador”, como dirían los viejos comentaristas españoles. Montenegro interpretó en la etapa complementaria que el negocio estaba por el centro de la defensa panameña y por allí insistió con pases verticales para Bergessio y Fuertes.
El mejor
De los cuatro colonistas que ayer formaron parte de la selección local de Maradona, el más prolijo fue Sebastián Prediger. Incluso, al ingresar el volante central, el mediocampo argentino tuvo menos espacio entre el resto de las líneas.
Diego Pozo dudó un par de veces y, tal cual dijo al término del partido, “parece que el arco de la selección es más grande”. Alexis Ferrero se complementó bien con Caruzzo y Otamendi (otro que el DT miró con buenos ojos para lo que viene), pero padeció la falta de contención que proponía Salvio por su carril. Y Esteban Fuertes las tuvo ahí: primero, mano a mano y definición al cuerpo del arquero; la segunda, una serie de rebotes y balón regalado para la “bomba” del goleador, quien remató débil y rechazó un defensor panameño, aunque el 20 participó más que Sand.
En suma, todos los santafesinos se dieron el gustazo de ver a la selección nacional, de sentirlo cerca a Maradona, de gritar por los jugadores del fútbol local y de creer que estas visitas serán más reiteradas con el correr del tiempo.