El ministro Cuenca confesó su enojo

Se fugaron siete presos de la Alcaidía policial rosarina

El jefe de la Policía Juan Hek dijo que “es muy llamativo” que se produzca una evasión de ese lugar. Cinco agentes fueron pasados a disponibilidad y la Justicia los investiga por supuesto “facilitamiento de evasión”.

Germán de los Santos

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Corresponsalía Rosario

“Es muy llamativo todo lo que ocurrió”, consideró hoy a la mañana el jefe de la Policía de la provincia, Juan Hek, sobre la fuga de siete presos que se produjo el sábado pasado de la Alcaidía de la Unidad Regional II. El titular de la Policía santafesina confirmó a El Litoral que cinco efectivos policiales -entre ellos un comisario- que estaban de guardia en el momento de la fuga fueron pasados a disponibilidad, y el juez de Instrucción Nº 2, Juan José Alarcón inició una investigación contra los uniformados por “facilitamiento de evasión”. Es la primera vez, según Hek, que se produce una fuga de la Alcaidía, un lugar del que es imposible escapar sin la complicidad de los guardias.

El ministro de Seguridad, Daniel Cuenca, confesó que se “enojó mucho” cuando se enteró de la fuga de los siete presos. “La fuga se ha ido preparando desde hace tiempo y ha tenido un grado de colaboración” con efectivos de la Alcaidía, afirmó el funcionario.

Según la información oficial distribuida por el Ministerio de Seguridad, a las 19.40 del sábado ingresó una llamada telefónica al 911 en la que un vecino denunció que cuatro hombres habían saltado el muro de la Jefatura de la UR II que da a la calle Julio Mark.

Según informaron los voceros, se realizó un control de los pabellones de la Alcaidía, y en el sector B notaron que faltaban los detenidos Manuel Brandán, César Fassaroli, Francisco Romero, Luis Bordón, Sebastián Rodríguez, Ezequiel Brites y Pablo Colovato. Todos estos detenidos y procesados por robo calificado, aunque ninguno tiene condena firme.

Barrotes cortados

En la inspección que realizaron agentes de la Alcaidía detectaron no sólo que siete presos se habían fugado sino también que la reja de la planta alta del pabellón B “tenía dos barrotes cortados, por lo que quedaba un agujero de 30 centímetros de alto por 40 de ancho. Por allí, según presumen, se fugaron los reclusos.

Durante la noche, la policía detuvo a tres de los siete evadidos. Brandán fue detenido a unos pocos metros de la garita Nº1 de la Alcaidía, donde estaba escondido entre los yuyos. En un depósito que está sobre calle Julio Mark apresaron a Fassaroli y a Romero, quienes portaban dos hojas de sierra de unos 15 centímetros de largo.

Después de pedir explicaciones a los policías a cargo de la guardia y de la custodia de los presos, el jefe de la Unidad Regional II, Osvaldo Toledo, decidió pasar a disponibilidad a cinco uniformados, entre los que se encuentran el comisario Jorge Ernesto Rodas y el subcomisario Cristian Rubén Moya.

Hek sostuvo a este diario que “se presume que los presos limaron o cortaron barrotes de 20 centímetros de espesor y por un agujero huyeron. Es muy llamativo que en un lugar como la Alcaidía se produzca una fuga de este tipo”.

 

Policía asesinado

Fuentes del Ministerio de Seguridad advirtieron que “este hecho (la fuga de siete presos) no está relacionado” con cierto malestar que hay en la fuerza después del asesinato de Emanuel Del Mastro, quien fue acribillado en una casa de citas el jueves a la medianoche.

El agente de 26 años, oriundo de Roldán, se encontraba cumpliendo tareas de seguridad en el burdel; aunque el jefe de policía Juan Hek desmintió que estuviera como adicional. Ese lugar no está habilitado y allí se realizan actividades ilegales como el ejercicio de la prostitución.

El mismo sábado, cuando se produjo la fuga de los siete presos, Hek y Toledo relevaron de sus cargos al comisario de la seccional 1a. Claudio Albornoz y al titular de la Inspección 1a. Nelson Inneco. Del Mastro se desempeñaba desde hace tres meses en esa comisaría, que tenía jurisdicción sobre el burdel que custodiaba Del Mastro, ubicado en pleno microcentro rosarino. Lo que se trata de dilucidar en un sumario administrativo que se abrió en la URII es si estos jefes policiales tenían conocimiento o participaban indirectamente de la recaudación de la casa de citas.