Tres años después

Sin culpables por la muerte del “Chico de las pelotitas”

De la Redacción de El Litoral

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“Hace tres años desde la muerte de mi hijo Pablo Quinteros, y todavía no se hizo justicia; nada fue aclarado, ni quién, ni por qué”, escribió Silvia Quinteros, la mamá de Pablito, un joven de 23 años que padecía una discapacidad mental y falleció a causa de un fuerte golpe en la cabeza.

El cuerpo inerte de la víctima apareció en una calle interna del Jardín Botánico Ingeniero Parodi. Fue el miércoles 21 de junio de 2006, en horas del mediodía. Lo trasladaron aún con vida al hospital Cullen, donde murió alrededor de las tres de la tarde.

A Pablo lo conocía mucha gente, porque pasaba muchas horas en el puesto de revistas de la avenida Gorriti, cerca de su casa, y viajaba habitualmente en colectivos de la Línea 18 con dirección al centro. Charlaba con los choferes e incluso con los pasajeros ocasionales que hacían el mismo recorrido.

A pesar de sus 23 años, siempre se lo veía jugando con dos pelotitas con un gesto infantil, que denotaba una marcada diferencia con los demás jóvenes de su edad. Se lo conocía como el “Chico de las pelotitas” y despertaba cierta compasión en quienes lo trataban con asiduidad.

El primer día de invierno de 2006 llevaba una banderita de Argentina, dado que por entonces se disputaba el mundial de fútbol de Alemania. La misma apareció cerca del cuerpo, junto a las pelotitas, a metros de un trozo de madera ensangrentado, con el que se presume habría sido golpeado.

Falso culpable

En un primer momento hubo dos personas detenidas, pero recuperaron la libertad a la brevedad. Casi dos meses después, el 15 de septiembre, un adolescente de 15 años se presentó en la subcomisaría 11a. con su padre y confesó el crimen. Sin embargo, el trabajo de una Junta Médica ordenada por la jueza de Menores, Ana María Elvira, encontró contradicciones y hechos poco claros que le indicaron que el chico mentía.

“Todo quedó en un misterioso suspenso, llegaron a mí montones de teorías y nombres de posibles culpables, pero sin testimonios ni pruebas para poder accionar judicialmente”, continuó Silvia en una carta dirigida a los medios de comunicación.

En todo este tiempo, la mujer denunció en cuatro ocasiones a un hombre al que ella apunta como culpable, pero debido a la falta de pruebas las acusaciones no prosperaron.

Acompañada por vecinos de la avenida Gorriti realizó dos marchas para pedir celeridad en la investigación. En una le pidió al entonces intendente, Martín Balbarrey, “que venga a dar la cara” y se preguntó “por qué no se hacen responsables si lo mataron ahí adentro”, en referencia al predio municipal. En la otra contó que el juez de la causa se comprometió “a hacer todo lo posible”. Tres años después, los resultados están a la vista.

También dijo que “despertó sospechas cierta actitud de los empleados del Jardín Botánico, que no aportaron datos sobre lo ocurrido el día del crimen”, aludiendo a la sección noroeste de la Dirección de Espacios Verdes.

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La mamá de la víctima pidió que se profundicen algunas líneas de investigación.

Foto: Alejandro Villar

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“Pablito” tenía 23 años y padecía un retraso mental que lo hacía más vulnerable.

Foto: Gentileza familia Quinteros